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Ava entró y salió de la consciencia en la segunda ambulancia.
Cuando finalmente volvió en sí, estaba en una habitación de hospital. Un hospital diferente de donde probablemente habían llevado a Ethan y a Chloe.
Tenía el brazo enyesado. Le dolía la cabeza con un latido sordo y persistente.
Una enfermera estaba comprobando sus constantes vitales.
-¿Se siente mejor, querida?
-¿Dónde... dónde están Ethan Reed y Chloe Vance? -preguntó Ava, con la voz ronca.
-Los llevaron al City General -dijo la enfermera-. El señor Reed insistió. Dijo que su especialista estaba allí.
Por supuesto.
Más tarde, llegó Maya, con el rostro contraído por la preocupación y la furia.
-¡Ava! ¡Dios mío, estás bien? Vine en cuanto me enteré.
-Brazo roto. Conmoción cerebral. Sobreviviré -dijo Ava-. ¿Y ellos?
-Chloe tiene una fractura de tibia, al parecer. Ethan tiene algunos moratones y un «empeoramiento de sus síntomas de amnesia», según el cotilleo que ya ha empezado a difundir -dijo Maya, poniendo los ojos en blanco-. Está haciendo el papel de héroe preocupado.
Ava cerró los ojos. No le sorprendía.
Debió de quedarse dormida, porque cuando volvió a abrirlos, oyó voces fuera de su habitación.
La voz de Ethan. Y la de Chloe. Debían de haberles dado el alta o haberlos trasladado.
-...toda una campeona -decía Ethan, con la voz chorreando falsa compasión-. Estaba tan preocupado por ti, nena.
-Fuiste tan valiente, Ethan -arrulló Chloe-. Cuidando de mí así.
-Es que... todo esto de la amnesia, es una pesadilla -suspiró Ethan dramáticamente-. Y ahora Ava también está herida. Me siento fatal. Debería ir a verla.
-No, nena -dijo Chloe rápidamente-. Necesitas descansar. Y sinceramente, seguro que está bien. Es fuerte. Tú mismo lo dijiste. Además, ni siquiera te recuerda, ¿verdad? Podría alterarla más verte.
Una pausa.
-Probablemente tienes razón -dijo Ethan-. Es solo que... ojalá pudiera recordarla. Parecía tan... familiar en la galería. Solo por un segundo.
Mentiras. Todo mentiras. Estaba sentando las bases para su «milagrosa recuperación».
Ava sintió una nueva oleada de náuseas.
Cuando la enfermera volvió a entrar, Ava preguntó:
-¿Dejó el señor Reed alguna instrucción? ¿Sobre mi atención?
La enfermera pareció incómoda.
-Bueno, él... dijo que no estaba seguro de cuál era su situación con el seguro, dada su... condición. Dijo que no podía autorizar nada.
Ava la miró fijamente. La estaba dejando tirada económicamente, incluso por esto.
-Mi amiga Maya está aquí -dijo Ava, con voz fría-. Ella se encargará.
Maya, que había salido a por un café, regresó y se hizo cargo, con una expresión de furia contenida cuando Ava le contó lo que Ethan había hecho.
El hospital finalmente confirmó que el propio seguro de Ava estaba activo y era suficiente.
Ethan ni siquiera se había molestado en comprobarlo. Simplemente asumió que podía dejarla en la estacada.
Su teléfono, que Maya había recuperado del accidente, vibró.
Otra foto del número de Chloe.
Chloe en una cama de hospital, Ethan cogiéndole la mano, mirándola con amor.
Pie de foto: «Mi héroe <3»
Ava casi se rio. La audacia era casi impresionante.
Bloqueó el número.
Unos días después, Ava recibió el alta, con el brazo en cabestrillo y la cabeza todavía dolorida.
Maya la llevó de vuelta al apartamento de Ava. El apartamento que una vez había compartido con Ethan.
Se sentía ajeno. Frío.
Estaba sentada en el sofá, bebiendo té con cuidado, cuando llamaron a la puerta.
Era Ethan.
Parecía arrepentido, con un pequeño ramo de claveles baratos en la mano.
-¿Ava? ¿Puedo pasar? He oído que habías vuelto.
Ava se limitó a mirarlo.
-Yo... quería ver cómo estabas. Y pedirte perdón. Por todo. El accidente... que no me acordara...
Entró sin ser invitado.
Vio a un viejo amigo de la universidad de Ava, Liam, que había pasado a traerle sopa. Liam estaba sentado en el sillón, con aspecto preocupado.
Los ojos de Ethan se entrecerraron casi imperceptiblemente.
-Oh -dijo Ethan, su tono cambiando-. Tienes compañía.
Un destello de algo posesivo en sus ojos. La misma mirada que había tenido en la galería.
-Liam, este es Ethan -dijo Ava, con voz plana-. Ethan, Liam.
-Encantado de conocerte -dijo Liam, levantándose para estrechar la mano de Ethan.
El apretón de manos de Ethan fue un poco demasiado firme.
-Entonces, tú y Ava sois... ¿viejos amigos?
-Sí, de hace mucho tiempo -dijo Liam con facilidad.
-Qué bien -dijo Ethan, pero su sonrisa no llegó a sus ojos. Miró de Liam a Ava, y luego de vuelta.
El aire crepitaba con una tensión tácita.
Ava se levantó, haciendo una mueca de dolor al apoyarse en su brazo bueno.
-Ethan, te agradezco que hayas pasado, pero estoy muy cansada -dijo-. Liam ya se iba.
Lo acompañó a la puerta.
-Ava -dijo Ethan, su voz baja, urgente-. Tenemos que hablar. Sobre nosotros. Estoy empezando a... creo que estoy empezando a recordar cosas.
Ava se encontró con su mirada, la suya propia indescifrable.
-No hay nada de qué hablar, Ethan -dijo-. Tomaste tu decisión en el lugar del accidente. Dejaste claro a quién priorizas.
Abrió la puerta de par en par.
-Adiós.
Ethan pareció atónito. Abrió la boca y luego la cerró.
Finalmente se dio la vuelta y se fue, con los claveles baratos todavía en la mano.
Ava cerró la puerta, apoyándose en ella por un momento.
Estaba perdiendo el control. Y no le gustaba.
Bien.