La Sombra de la Envidia
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Capítulo 1

El sonido de llantas rechinando sobre el asfalto mojado fue lo último que escuché con claridad, luego vino un golpe sordo y un dolor agudo que me atravesó el cuerpo entero antes de que todo se volviera negro.

Mi último pensamiento fue para Javier, mi novio, el hombre con el que acababa de compartir nuestra felicidad en redes sociales apenas unas horas antes.

La imagen de su sonrisa se mezcló con la cara de mi mejor amiga, Daniela, gritándome por teléfono.

"¡Sofía, eres una tonta! ¿No te das cuenta de que Javier solo juega contigo? ¡Te está engañando!"

Recuerdo sus palabras como si las estuviera escuchando ahora mismo, su voz cargada de una falsa preocupación que en ese momento me pareció genuina.

En mi vida anterior, yo era ingenua, confiaba ciegamente en la amistad que creía tener con Daniela, una amistad que habíamos construido desde la infancia.

Ese día, después de publicar una foto de Javier y yo, sonriendo y anunciando nuestro noviazgo, ella me llamó, su voz era un torbellino de pánico y urgencia.

Me envió un video, una grabación borrosa donde se veía a un hombre que se parecía a Javier entrando a un hotel con otra mujer, y me juró que los había visto con sus propios ojos.

Mi mundo se derrumbó, el corazón se me hizo pedazos y, sin siquiera hablar con Javier, sin darle la oportunidad de explicarse, terminé con él.

Lo bloqueé de todas partes, me ahogué en mi propio dolor y en la traición que sentía, una traición orquestada por la persona en la que más confiaba.

Días después, cuando el dolor se había asentado un poco, intenté entender qué había pasado, pero ya era tarde.

Daniela, al ver que su plan no funcionaba como esperaba, que Javier ni siquiera la volteaba a ver a ella, se llenó de una ira que nunca antes le había visto.

Me enfrentó en la calle, sus ojos inyectados en sangre, su rostro descompuesto por el odio.

"Si no es mío, no será de nadie, ¡y tú me lo quitaste!"

Eso fue lo último que me gritó antes de subirse a su coche y pisar el acelerador a fondo, apuntando directamente hacia mí.

No tuve tiempo de reaccionar.

El impacto me lanzó por los aires y, mientras yacía en el suelo, viendo cómo mi vida se escapaba, vi su coche alejarse a toda velocidad, dejándome morir sola en el pavimento frío.

La traición, el dolor, el arrepentimiento... todo se mezcló en un último suspiro.

Y entonces... desperté.

Estaba en mi cama, el sol de la mañana entraba por la ventana y el sonido de los pájaros llenaba el aire.

Mi corazón latía con una fuerza descontrolada, mi cuerpo estaba intacto, sin un solo rasguño.

Miré a mi lado y ahí estaba él, Javier, durmiendo pacíficamente, su rostro sereno, ajeno a la pesadilla que yo acababa de revivir.

Tomé mi celular de la mesita de noche, mis manos temblaban.

La pantalla se iluminó y ahí estaba, la publicación que había sido el detonante de todo: nuestra foto, con cientos de "me gusta" y comentarios de felicitación.

La fecha era la misma.

Era el día del anuncio, el día en que todo comenzó a ir mal.

Una segunda oportunidad.

El universo, por alguna razón que no entendía, me había dado una segunda oportunidad.

Una ola de alivio me inundó, seguida de inmediato por una furia helada.

Esta vez no sería la tonta ingenua.

Esta vez, protegería lo que era mío.

No permitiría que las mentiras de Daniela destruyeran mi felicidad.

No le daría la oportunidad.

Miré a Javier, el hombre que amaba, el hombre por el que había muerto.

Una determinación de acero se forjó en mi interior.

Esta vez, las cosas serían diferentes.

Esta vez, yo tomaría el control.

            
            

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