Renacida: Mi Venganza Dulce
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Capítulo 1

"Sofía, se acabó. Me caso con tu hermana."

La voz de Mateo era fría, sin rastro de los diez años que habíamos pasado juntos. Estábamos en el lujoso departamento que compartíamos, el mismo que yo había decorado con la ilusión de que sería nuestro nido de amor para siempre.

A su lado, mi hermana Camila lo sostenía del brazo, con una sonrisa triunfante apenas disimulada. Llevaba un vestido caro, uno de mi última colección, que seguramente Mateo le había comprado.

"Hermanita, no te pongas así" , dijo Camila, con esa voz dulce y falsa que usaba para sus millones de seguidores en redes sociales. "Mateo y yo nos enamoramos. Son cosas que pasan. Deberías estar feliz por nosotros."

Feliz. Querían que estuviera feliz. Miré a Mateo, el hombre al que le había entregado mi juventud y mi corazón, el hombre por el que había trabajado sin descanso para apoyar su carrera empresarial. Luego miré a mi hermana, la niña a la que había criado y protegido después de la muerte de nuestros padres.

Sentí un vacío helado en el pecho, pero en la superficie, mi rostro permaneció tranquilo.

Asentí lentamente. "Entiendo."

Mi calma los sorprendió. Esperaban lágrimas, gritos, una escena. Mateo frunció el ceño, confundido.

"¿Eso es todo?" , preguntó. "¿No vas a decir nada más?"

"¿Qué más hay que decir?" , respondí, mi voz sonaba extrañamente ajena, como si perteneciera a otra persona. "Te felicito. Espero que sean muy felices."

Camila sonrió, ahora abiertamente. "Sabía que lo entenderías, Sofía. Siempre has sido la más razonable."

Mateo, sin embargo, no parecía satisfecho. Se acercó a mí, su tono volviéndose condescendiente. "Mira, sé que esto es difícil. Pero seamos prácticos. El departamento está a mi nombre, así que tendrás que mudarte. Te daré una semana."

Luego, sacó una tarjeta de crédito de su cartera y la deslizó sobre la mesa de centro de mármol.

"Toma. Para que no digas que te dejo en la calle. Cómprate algo bonito. Consideralo una compensación."

Miré la tarjeta de platino. Una compensación. Diez años de mi vida, mi amor, mi lealtad... todo reducido al límite de una tarjeta de crédito.

Por dentro, una risa amarga y silenciosa comenzó a burbujear. Qué estúpido. Qué predecible. Pensaba que podía comprar mi silencio, mi dignidad.

Levanté la vista y lo miré directamente a los ojos. "No la necesito. Tengo mi propio dinero."

"Como quieras" , dijo él, encogiéndose de hombros, molesto por mi falta de gratitud. "Solo intento hacer las cosas fáciles."

"No te preocupes por mí" , le aseguré. "Estaré bien."

Me di la vuelta y caminé hacia mi habitación, sintiendo sus miradas confundidas en mi espalda. Cerré la puerta y me apoyé en ella, y fue entonces cuando el temblor comenzó. Pero no era de tristeza. Era de una furia helada.

Porque esto ya había pasado.

En mi vida anterior, yo había llorado. Había suplicado. Le había preguntado a Mateo por qué, qué había hecho mal. Le había gritado a Camila, la había llamado traidora.

Mi dolor solo les dio más poder. Me pintaron como una loca, una exnovia controladora y desequilibrada. Usaron mi desesperación en mi contra, publicando "preocupados" mensajes en redes sociales sobre mi "frágil estado mental" . Mi reputación como diseñadora de moda, construida con tanto esfuerzo, se hizo añicos.

Esta vez, no cometería el mismo error. Esta vez, yo tenía el control.

Ellos no lo sabían, pero me habían dado una segunda oportunidad. Y no la iba a desperdiciar. La venganza no era suficiente. Iba a recuperar todo lo que me quitaron, y más. Iba a destruirlos con la misma frialdad con la que ellos habían destrozado mi vida.

Esta vez, la villana de la historia sería yo. Y me iba a encantar.

            
            

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