Capítulo 7 ¿De verdad son mis papás

El año pasado, Mabel se había metido en un concurso de música y, para hacerse famosa, pagó a escondidas para que le pusieran letra a una melodía que Elyse había compuesto.

Y aunque no ganó el primer lugar, sí consiguió la fama que quería y le ofrecieron trabajos.

Cuando Elyse descubrió que le habían plagiado su música, ya era demasiado tarde. No solo perdió la oportunidad de registrar la obra como suya, sino que, encima, Glenda intentó obligarla a volver a casa para componerle más canciones a Mabel.

Elyse le contó todo a Theo, esperando que la consolara, pero él solo dijo que estaba exagerando y la acusó de egoísta por no pensar en su hermana. Eso la hizo sentirse fatal. ¿De verdad estaba siendo tan egoísta?

Toda su vida, sus padres le habían cumplido cada capricho a Mabel. Si Mabel quería el cuarto de Elyse, ella tenía que irse. Si compraban regalos y a Mabel le gustaban los dos, se los quedaba sin problema, dejándola a Elyse sin nada. Y si Mabel reprobaba en la escuela, de alguna manera siempre era culpa de Elyse por no haberle ayudado a estudiar.

Por eso, cuando Mabel decidió que quería ser una "cantante talentosa" y necesitaba música original, sus padres esperaban que Elyse la apoyara sin chistar. Con el tiempo, Elyse entendió el favoritismo descarado de su familia. Todo el cariño era para Mabel. Parecía que ella solo existía para cumplir los sueños de su hermana.

Pero ella también tenía sus propios sueños. Soñaba con ser violinista, con tocar en escenarios cada vez más grandes.

-¡Por favor, deme otra oportunidad! -le suplicó, inclinándose con sinceridad.

Al verla tan decidida, Wanda tomó el formulario de inscripción. -Voy a confiar en ti una vez más. No me vayas a fallar.

-¡Gracias, señorita Hopkins!

Elyse se sintió profundamente conmovida. Recordó cómo Wanda ya antes había intentado convencerla de no dejar pasar la oportunidad.

En ese entonces, había sido demasiado cobarde, se había dejado manipular por sus papás y al final se echó para atrás, decepcionando mucho a Wanda.

Pero esta vez, Elyse estaba decidida a luchar por su sueño.

Después de despedirse de Wanda, salió de la oficina y le entró una llamada de Lanny.

-¡¿Qué demonios hiciste?! ¿Por qué Theo canceló el negocio con mi empresa? -la voz furiosa de su padre retumbó en el celular. Aun así, Elyse sintió una calma que un año atrás no habría tenido.

-Me dejó plantada en la boda, así que corté con él -dijo sin más.

-¡Estúpida! ¡Te vienes para la casa ahora mismo! -gritó Lanny antes de colgar.

Elyse ya se esperaba la llamada de su padre y el interrogatorio que vendría después.

A él solo le importaban el poder y los negocios. Si ella hubiera estado con un tipo cualquiera, le habría exigido que lo dejara. Aceptaba a Theo solo por los beneficios que la familia Ward le podía traer a su empresa.

La llamada no era para nada más que para obligarla a pedirle perdón a Theo, pero Elyse se mantuvo firme. Ya le había dado un día a su boda, no pensaba pedir permiso de nuevo. Ahora que estaba inscrita en la gira, tenía que ponerse a practicar en serio.

...

A las seis de la tarde, Elyse llegó sin prisa a la casa de sus padres.

Al entrar, se encontró a Lanny y a Glenda sentados en el sillón. Mabel le extendió la mano con un gesto de falsa amabilidad, pero Elyse la esquivó y siguió de largo hasta la sala.

-¿Para qué querían que viniera? -preguntó sin rodeos.

-¡Mira nomás lo que hiciste! Sí, te dejó en la boda, ¿y qué? ¿Era para tanto escándalo? ¿Por qué tenías que cortar con él? ¿Sabes cuánto dinero perdí por tu culpa? -Lanny golpeó la mesa con el puño.

-Me dejó por otra, me humilló delante de todos. ¿Y dices que él no tuvo la culpa? -replicó Elyse.

-Así son los hombres. Fue tu culpa por no saber retenerlo. Ahora vas y arreglas las cosas. Haz que te perdone -insistió Lanny.

Sus palabras le desgarraron lo poco que le quedaba de esperanza.

Cerró los ojos por un momento, respiró hondo y los volvió a abrir, con determinación. -No voy a ir a verlo. Lo nuestro se acabó. Además, no soy su única hija.

Su mirada se desvió hacia Mabel, cuyos ojos brillaban de expectación.

-¡Idiota! -gritó Lanny, y le soltó una bofetada.

La cabeza de Elyse giró por la fuerza del golpe. Apretó la mandíbula, aguantando el dolor en silencio.

Lanny, furioso de solo pensar en los millones que había perdido, se enfureció aún más al ver su mirada desafiante. Agarró un palo, listo para volver a golpearla.

Glenda intervino rápidamente, haciéndose la madre preocupada.

-La verdad es que sí fue culpa de Theo. Él llamó después para explicar que tuvo que atender algo urgente, por eso te dejó en el altar, Elyse. No quería avergonzarte así. Recuerda que para los hombres, su carrera es primero. Incluso prometió organizar otra boda. Ya se disculpó, ¿por qué eres tan necia?

Elyse miró a Glenda, incrédula.

-Ayer, cuando se fue de la boda, tú y papá me echaron la culpa y se largaron. Ni se les ocurrió defenderme.

Con las lágrimas corriéndole por la cara, gritó, incapaz de contenerse:

-¡Papá! ¡Mamá! ¿De verdad son mis papás? ¡Nunca les ha importado cómo me siento! ¿Y solo quieren que lo perdone? ¡No pueden ser mis verdaderos padres! ¡No siento nada de cariño de su parte!