Renace como una mujer deslumbrante
img img Renace como una mujer deslumbrante img Capítulo 2 El regreso
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Capítulo 14 Un nuevo primer lugar img
Capítulo 15 : Un encuentro fortuito img
Capítulo 16 Una vieja amiga img
Capítulo 17 : Pintor discapacitado img
Capítulo 18 : Sombras en la suite img
Capítulo 19 : Experiencia en el laboratorio img
Capítulo 20 : Una tarjeta, una invitación img
Capítulo 21 : Amigos preocupados img
Capítulo 22 : Exigir una disculpa img
Capítulo 23 : El duelo de los hackers img
Capítulo 24 : Nace una leyenda img
Capítulo 25 : El rostro revelado img
Capítulo 26 : Una deuda pendiente img
Capítulo 27 La eliminatoria de matemáticas img
Capítulo 28 : Un proyecto revolucionario img
Capítulo 29 Un cielo estrellado img
Capítulo 30 Comprar una casa img
Capítulo 31 : Invitados inesperados img
Capítulo 32 Un regalo de Austin img
Capítulo 33 : El centro de todas las miradas img
Capítulo 34 La marcha del imperio img
Capítulo 35 Lazos rotos img
Capítulo 36 Un nuevo comienzo img
Capítulo 37 : El Anuncio img
Capítulo 38 : La primera nevada en Esabury img
Capítulo 39 : Su sueño img
Capítulo 40 El Momento Final img
Capítulo 41 Nuevos campeones img
Capítulo 42 : La era holográfica img
Capítulo 43 Esquí img
Capítulo 44 Ember Game img
Capítulo 45 : Juego Estelar img
Capítulo 46 : La perfección, otra vez img
Capítulo 47 : La Inauguración img
Capítulo 48 El sabor del éxito img
Capítulo 49: Diente por diente img
Capítulo 50 El peso de la evidencia img
Capítulo 51 : La verdadera artífice img
Capítulo 52 : Una asesora especial img
Capítulo 53 : La fuerza de una genio img
Capítulo 54 Un mundo pequeño img
Capítulo 55 : 30 + 10 img
Capítulo 56 : Emberly de Bluabert img
Capítulo 57 : La lista definitiva img
Capítulo 58 : La medalla de oro img
Capítulo 59 Lluvia de ofertas img
Capítulo 60 Un triunfo viral img
Capítulo 61 : No es de su incumbencia img
Capítulo 62 Se acerca el Año Nuevo img
Capítulo 63 Casa Embrujada img
Capítulo 64 : Feliz Navidad img
Capítulo 65 : El padrastro de Molly img
Capítulo 66 La última gota img
Capítulo 67 : Un rostro conocido img
Capítulo 68 Diez años, como mínimo img
Capítulo 69 : Libre al fin img
Capítulo 70 : El tío Bernie img
Capítulo 71 Monte Highland img
Capítulo 72 : Un acertijo y un reencuentro img
Capítulo 73 El valor de una rosa img
Capítulo 74 Una nueva esperanza img
Capítulo 75 : Ares img
Capítulo 76 : El desafío de Ares img
Capítulo 77 : Un talento indomable img
Capítulo 78 Carver Jensen img
Capítulo 79 ** img
Capítulo 80 Agujas de oro img
Capítulo 81 : Un discípulo inesperado img
Capítulo 82 La prueba de fuego img
Capítulo 83 : Se harán a un lado img
Capítulo 84 La verdadera jefa img
Capítulo 85 Tendencia img
Capítulo 86 Princesa Serena img
Capítulo 87 : Una oferta difícil de rechazar img
Capítulo 88 ** img
Capítulo 89 : La princesa ha llegado img
Capítulo 90 La joya de la corona img
Capítulo 91 : Un debate encendido img
Capítulo 92 La revelación img
Capítulo 93 Vientos de calumnia img
Capítulo 94 : Lo espero con ansias img
Capítulo 95 : La hija impostora img
Capítulo 96 Una prueba superada img
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Capítulo 2 El regreso

Era una mañana soleada en Bluabert.

En el gran salón de la mansión Hammond, la familia entera conversaba sobre el regreso de Emberly. Felicia mantenía la cabeza gacha, con un aire desolado. Había permanecido en silencio todo el tiempo. Su madre, Sylvia Hammond, lo notó y sintió una punzada en el corazón. Le dolía ver a Felicia tan triste, a pesar de que al final resultara que no las unía ningún lazo de sangre.

"Licia, no estés triste. Emberly será tu hermana, y nuestro amor por ti no va a cambiar. Sigues siendo nuestra hija", le dijo Sylvia, tomándole la mano.

"Lo sé, mamá. No estoy molesta por esto. Siendo Emberly su hija biológica, no pienso competir con ella. Me siento muy afortunada por haber crecido con el amor y el cuidado de ustedes durante estos dieciséis años. No se preocupen por mí". Las lágrimas asomaron a sus ojos, acentuando su aspecto desconsolado.

Sus consideradas palabras reconfortaron a sus padres.

"Querido, es hora de que te vayas a trabajar. Licia, Travis, ustedes a la escuela. Yo iré a recoger a Emmie. Aunque ese hombre dijo que no quería nuestro dinero, no puedo evitar pensar que podría cambiar de opinión e intentar chantajearnos. Llevaré algo de efectivo, por si ese miserable cambia de parecer", concluyó Sylvia, pronunciando la última frase con evidente desdén.

Su esposo, Darian Hammond, asintió, murmuró una breve respuesta y salió tras ponerse el abrigo.

Al oír la mención de su padre biológico, un destello de repugnancia brilló en los ojos llorosos de Felicia. Detestaba la idea de ser hija de un campesino indigente y no permitiría que nadie le arrebatara la vida opulenta que había conocido por dieciséis años. Para ella, Emberly no era más que una advenediza que no entendía cómo funcionaba el mundo. Estaba lista para luchar con uñas y dientes contra esa intrusa en cuanto se presentara la más mínima oportunidad. Felicia apretó los puños al pensar en ello.

"Mamá, ¿puedo ir contigo? Como ustedes aún no la conocen, el primer encuentro podría ser incómodo. Yo tengo su misma edad, quizá nos sea más fácil conectar. ¿Qué te parece?".

A Sylvia le pareció una excelente idea, así que aceptó de inmediato. Llamó a la escuela de Felicia para justificar su ausencia y luego partieron en compañía del mayordomo.

Travis Hammond, el otro hijo del matrimonio, no participó en la conversación. Siempre había sido más calmado y perspicaz que los chicos de su edad. Sentía lástima por su supuesta hermana menor, Emberly, pero se sentía mucho más cercano a Felicia, la única hermana que había conocido desde que nació. Decidió ir a la escuela como de costumbre, en lugar de ofrecerse a acompañarlas.

Más adelante, se arrepentiría profundamente de la decisión que tomó ese día.

En el pueblo de Warlington, la noticia de que Emberly no era la hija biológica de Xavier se había extendido como la pólvora. Los aldeanos no tardaron en enterarse de que sus verdaderos padres venían a buscarla y de que los Hammond de Bluabert eran una familia inmensamente rica. Comentaban la increíble suerte de Emberly y lo despreciable que era la verdadera hija de Xavier, aquella que se negaba a cederle su lugar a la auténtica heredera.

Varias mujeres chismorreaban bajo un gran árbol en el centro del pueblo, absortas en sus cotilleos, cuando un lujoso y reluciente automóvil comenzó a acercarse.

Sylvia estaba de pésimo humor. Le habían dicho que era un pueblo, pero no imaginó que fuera un lugar tan remoto. El automóvil saltaba con cada bache del camino, sacudiendo a sus ocupantes. Sylvia no dejaba de maldecir en voz baja.

El mal camino terminaba a poca distancia de la casa de Xavier. Sylvia, Felicia y el mayordomo tuvieron que bajar del automóvil y caminar el resto del trayecto por un sendero lodoso que no tardó en manchar sus impecables zapatos. "¡Dios santo! Ese tal Xavier ni siquiera se ha molestado en salir a recibirnos", murmuró Sylvia entre dientes. "Y pensar que mi pobre hija fue criada por un hombre tan inculto y vulgar".

A pesar de su molestia, se sintió un poco mejor cuando Felicia le tomó la mano. Se sintió satisfecha de haber criado a una hija tan refinada y educada.

Xavier llevaba un buen rato esperando en la puerta. Se suponía que debía salir a su encuentro, pero no había podido moverse de la casa. Peter se había ido a la escuela y no tenía con quién dejar a Emberly, que estaba enferma. Cuando vio a tres figuras lujosamente vestidas que se acercaban por el sendero, corrió a su encuentro.

El humor de Sylvia era pésimo. Apenas puso un pie en la casa, sintió una oleada de náuseas. El lugar era peor de lo que había imaginado. No sabía mucho sobre cómo había vivido su hija durante dieciséis años, pero al ver el estado deplorable de la vivienda, se sintió aliviada de que su preciada Licia no hubiese crecido allí. Quizá el destino mismo había provocado el intercambio de las bebés. No era un pensamiento justo, pero no pudo evitarlo.

"Por favor, tomen asiento. Les traeré un poco de agua", dijo Xavier, visiblemente incómodo ante la mueca de asco con la que Sylvia inspeccionaba cada rincón.

"No se moleste. No tardaremos", replicó Sylvia con frialdad.

Xavier se quedó atónito.

"¿Tan pronto? Es que... Emmie está enferma. ¿Por qué no descansan un momento?".

"¿Qué? ¿Enferma? ¿Y usted cómo lo permitió?", estalló Sylvia. "¡Está claro que no ha cuidado bien de mi hija, mientras nosotros criábamos a la suya como se debe! ¡Solo mírela a ella!".

"Señora, no es lo que usted piensa", se apresuró a explicar Xavier, agitando las manos. "Emmie volvió corriendo a casa en cuanto se enteró de la noticia, y estaba lloviendo a cántaros... De todos modos, se resfrió por eso. Yo...".

"Ahórrese las excusas, señor", lo interrumpió Sylvia con brusquedad. "No vamos a esperar. Solo entréguenosla. ¡Recibirá el mejor tratamiento en cuanto lleguemos a la mansión!". La mirada de Xavier se ensombreció, pero asintió en silencio.

"Papá, ¿quiénes son? ¿De qué hablan?". Durante la discusión, Emberly había salido de su cuarto y estaba de pie en el umbral. Tenía el rostro pálido por la fiebre, pero aun así se veía hermosa.

Felicia se giró para mirarla y un destello de celos y resentimiento brilló en sus ojos. Esperaba encontrar a una joven de aspecto demacrado, pero se llevó una desagradable sorpresa al descubrir que Emberly era realmente hermosa. Era evidente que había heredado la belleza de Sylvia, su madre biológica.

"¡Emmie, aquí estás! ¡Soy tu madre!", exclamó Sylvia, dando un paso al frente antes de que Xavier pudiera presentarlas. Le tomó la mano y añadió: "Eres idéntica a mí, ¿no te parece?".

Emberly le dedicó una sonrisa educada pero distante y retiró la mano con suavidad. Luego, buscó la mirada de Xavier, como pidiendo confirmación.

"Sí, ella es tu... madre. Y ella es tu hermana, Felicia", dijo Xavier apresuradamente. "A partir de ahora, ellas son tu familia. Han venido a llevarte a casa".

Que Emberly buscara la confirmación de Xavier dejó a Sylvia ligeramente insatisfecha, pero no lo demostró. Al fin y al cabo, era su primer encuentro.

"En ese caso, voy a empacar mis cosas. Por favor, esperen un momento". Emberly se dio la vuelta y regresó a su habitación.

Su rápida aceptación los tomó a todos por sorpresa. Esperaban que hiciera una escena, considerando que prácticamente la estaban arrancando de su hogar.

La irritación de Felicia crecía por momentos. ¿Qué podía tener que empacar? Seguramente solo baratijas viejas y gastadas. No había necesidad de llevarse nada de eso; todo su guardarropa sería reemplazado en cuanto llegaran a la mansión.

Pocos minutos después, Emberly salió con una pequeña maleta. Habiendo crecido en una familia humilde, apenas tenía posesiones. En la maleta solo llevaba dos cambios de ropa y un montón de libros de texto.

"Papá, recuerda tu promesa. Cuídate mucho y cuida también a Peter. Vendré a visitarlos seguido. ¡Los quiero!".

"Lo tendré en cuenta. Cuando llegues a tu nuevo hogar, intenta llevarte bien con tu nueva familia. Estudia mucho en tu nueva escuela. Algún día, Peter y yo iremos a visitarte. Cuídate, Emmie. Te quiero... Y a ti también, Licia...". La voz de Xavier se quebró. Sus dos hijas se marchaban. Se dio la vuelta, con los ojos llenos de lágrimas.

De pronto, Sylvia le hizo una seña al mayordomo. Este comprendió de inmediato, se acercó a Xavier y le tendió una tarjeta de crédito. "Tenga, señor. Es un pequeño obsequio de parte del señor y la señora Hammond, como agradecimiento por haber criado a la señorita Emberly".

Xavier negó con la cabeza enérgicamente. "Emmie es mi hija. Criarla es mi deber. Ya les dije que no quiero ni un centavo de ustedes. Solo les pido que traten bien a Emmie y... a Licia".

"No se preocupe. Ahora ambas son mis hijas y no les faltará de nada. Mi esposo y yo nos encargaremos de darles la mejor educación y todo lo que necesiten. Y ya que no quiere el dinero, le agradeceríamos que no interfiera en la vida de las niñas. Después de todo, nosotros somos los padres biológicos de Emberly. En cuanto a Felicia, si ella quiere venir a verlo, no se lo impediremos", dijo Sylvia con firmeza.

Ya había conseguido lo que buscaba, así que no deseaba seguir hablando con Xavier ni permanecer allí un segundo más. Conocía a Felicia como la palma de su mano y estaba segura de que no le daría la espalda a la familia que la había criado durante dieciséis años.

"Está bien", dijo Xavier, forzando una sonrisa.

Emberly actuó como si no hubiera oído una sola palabra. Se adelantó, abrazó a Xavier y le dijo: "Papá, cuídate mucho y cuida también de Peter. Volveré".

Una vez más, el comportamiento de Emberly molestó a Sylvia. Sintió como una bofetada que su hija biológica le mostrara tanto afecto a ese hombre mientras apenas reparaba en su presencia. Concluyó que a Emberly le faltaban modales por haberse criado en un pueblo tan atrasado. Ya se encargaría de disciplinarla cuando volvieran a la ciudad.

Antes de subir al automóvil, Emberly se despidió con la mano de Xavier. Él se quedó inmóvil, mirando fijamente el auto hasta que desapareció en la distancia.

Emberly no miró atrás. Sabía que esta era solo una separación temporal. Una vez que se vengara de los Hammond por lo que le habían hecho en su vida pasada, regresaría con su verdadera familia, a su juicio.

Durante el viaje, Felicia intentó hablar con Emberly en varias ocasiones, pero se contuvo al verla descansar con los ojos cerrados. Se limitó a observarla en silencio, con la mirada fija en su hermoso y pálido rostro.

Llegaron a su destino casi al anochecer. La mansión estaba ubicada en la zona más opulenta de Bluabert, un vecindario donde todos sus residentes eran ricos, poderosos, o ambas cosas. Felicia miró de reojo a Emberly. Seguramente era la primera vez que la chica de pueblo veía semejantes mansiones. Debía de estar completamente asombrada.

Al bajar del automóvil, Emberly alzó la vista hacia el imponente edificio que se erigía frente a ella. En su rostro no había sorpresa, ni asombro, ni timidez. Simplemente sonrió y murmuró para sí misma: "He vuelto de nuevo".

            
            

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