Capítulo 6 Te irás sin nada

Isaac se alejó lentamente de Caitlin, pero no antes de darle un beso prolongado en la comisura de los labios. Con un movimiento casual, arregló el cuello de su blusa, cubriendo la piel delicada que acababa de revelar.

Quizás fue ese momento fugaz de indulgencia lo que lo puso de buen humor. Unos minutos después, habló nuevamente. "Voy a organizar el mejor equipo médico para tu madre. No necesitas preocuparte por el dinero. Yo me encargo de todos los gastos."

Estaba convencido de que Caitlin estaba exagerando debido a la condición de su madre y los gastos que conlleva. Desde su punto de vista, el dinero nunca fue un problema; tenía más que suficiente.

Así que, aunque una parte de él todavía se preguntaba si ella se había acercado por razones egoístas, dejarla nunca fue algo que considerara seriamente.

Para él, Caitlin era la esposa ideal: elegante, discreta, y sin causar problemas. Hacía que el hogar se sintiera tranquilo, dándole espacio para volcar toda su energía en dirigir Mason Group.

En su mente, era un intercambio justo. Ella dependía de él para todo lo económico, y él disfrutaba de la comodidad de su presencia silenciosa.

Mientras él estaba perdido en sus pensamientos, Caitlin ya había alisado las arrugas de la ropa que él acababa de desordenar.

Giró la cabeza, evitando su mirada y sin decir nada. El delicado contorno de su rostro sostenía una silenciosa rebeldía a la que él no estaba acostumbrado.

Isaac la miró por un momento, una extraña oleada de frustración se apoderó de él. Esta no era la Caitlin que conocía.

Siempre había sido callada y obediente, nunca lo desafiaba. Cualquier cosa que él pidiera, por más irracional que fuera, ella asentía y seguía adelante. Pero ahora, ese silencio se sentía como un muro entre ellos, y por primera vez, ella lo estaba excluyendo.

Después de una breve pausa, añadió, "Ya hablé con Robert. Si necesitas dinero, no hay necesidad de explicar, simplemente usa mi cuenta directamente."

Los dedos de Caitlin temblaron, y las lágrimas casi brotaron en sus ojos.

Pero lo que sentía no era gratitud. Era una profunda y dolorosa tristeza por sí misma.

En los dos años que había estado casada con Isaac, había caminado con cuidado alrededor de él, siempre temerosa de molestarlo. Cada vez que pedía dinero, sentía como si estuviera tragándose su orgullo, perdiendo su dignidad.

Dos años habían pasado, y solo ahora parecía preocuparse por sus emociones.

Pero ahora, era demasiado tarde.

La barrera entre ellos no era solo Emmalyn; era una avalancha de malentendidos, chismes y críticas de quienes los rodeaban.

Ahora, Caitlin se encontraba sin fuerzas para continuar este matrimonio.

Sacudió la cabeza, lenta pero firmemente. "No será necesario."

Isaac entendió inmediatamente lo que ella quería decir.

Seguía decidida a divorciarse, tan desesperada por cortar lazos con él que ni siquiera aceptaría el más pequeño favor.

Su expresión se oscureció mientras la frustración burbujeaba. "Caitlin, no olvides que tenemos un acuerdo prenupcial. Una vez que te divorcies de mí, te irás con nada. Absolutamente nada."

"Lo sé," dijo en voz baja. "Pero Isaac, no me importa. No quiero nada, solo el divorcio."

Su calma solo alimentó más su ira.

No podía entenderlo. No era del tipo que persigue a las mujeres, mucho menos que se esfuerza por ganarlas de nuevo.

Y hasta donde él sabía, Caitlin nunca había sufrido durante su matrimonio. Había vivido cómodamente, sin tocar la adversidad. Si realmente se iba, ¿cómo podría costear el tratamiento de su madre? ¿Quién asumiría la carga de toda su familia?

Para él, era obvio: esto tenía que ser un farol. No había manera de que se fuera así. Solo estaba tratando de llamar su atención.

Justo entonces, su teléfono sonó. Era su madre, Felice Mason.

"Isaac," dijo cálidamente. "Tu abuelo preguntó por ti otra vez hoy. Si no estás muy ocupado, ¿por qué no la traes a la casa para cenar alguna vez?"

Considerando la tensión entre él y Caitlin, respondió brevemente, "Estoy ocupado estos días. Tal vez la próxima vez."

Terminó la llamada sin esperar una respuesta.

Cuando volvió la mirada hacia Caitlin, ella estaba inclinada sobre su maleta, apresuradamente metiendo algo en un compartimento oculto cerca del fondo.

Los ojos de Isaac se entrecerraron. Parecía algún tipo de documento. Y por el destello que captó, parecía familiar, como un informe médico.

Su voz cortó el aire. "Caitlin, ¿qué estás escondiendo? Muéstramelo."

Sus dedos se congelaron en medio del movimiento, y una ola de frío recorrió su cuerpo, calando hasta los huesos.