Capítulo 9 ¿Dónde está Rhett

Con reticencia, Rhett dejó su taza a un lado y subió las escaleras.

Al entrar, encontró a Natalia supervisando la disposición de su nueva habitación. Su expresión se agrió al notar su presencia y se dejó caer dramáticamente sobre el sofá.

Despidiendo a los sirvientes, Rhett se unió a ella en el sofá, colocando suavemente su brazo alrededor de ella. "¿Todavía estás molesta?"

"¡Por supuesto que sí! ¡Me han despojado de la mansión que tanto amaba!"

Estaba visiblemente afligida, habiendo elegido cuidadosamente ese pintoresco lugar en la montaña, solo para que se lo arrebataran tan abruptamente.

Rhett intentó calmarla, colocando sus manos sobre sus hombros. "Hay un nuevo proyecto en Osemery. He elegido un lugar allí para nosotros..."

"¡Eso no es lo que quiero!" replicó Natalia, su voz llena de ira. "¡Quiero mi mansión!"

Rhett adoptó una expresión seria. "Ya he declarado que esa propiedad pertenece a Sienna. ¿Debería retractarme de mi palabra?"

La ira de Natalia se suavizó al percibir su creciente impaciencia. "Conversa con Sienna. Ella es comprensiva. ¿Quizás cambiarla por otro regalo? Es de buen corazón y no guardará rencor."

"Sienna podría ser comprensiva, pero Julian es otra historia," respondió Rhett, su expresión volviéndose sombría. "Mencionó la mansión deliberadamente; está claro que es consciente de nuestra situación y lo está usando en mi contra."

La miró fijamente. "Incluso si recuperamos la mansión, ¿te sentirías segura viviendo allí?"

"Yo..." Natalia titubeó, insegura.

En Plinas, desafiar a Julian era impensable.

En un momento de exasperación, soltó: "¡Si tan solo Sienna ya no estuviera!"

Los ojos de Rhett se entrecerraron bruscamente. "¿Qué acabas de decir?"

Dándose cuenta de su desliz, Natalia rápidamente suavizó su tono, aferrándose a su brazo. "Solo bromeaba, mi amor. No te lo tomes a pecho."

"Pareces cansada. ¿Por qué no descansas un poco?" dijo Rhett mientras comenzaba a levantarse, pero la repentina exclamación de Natalia lo detuvo.

"¿Qué pasa?" preguntó con preocupación.

Ella hizo una mueca, sujetándose el estómago. "Siento una molestia aquí. ¿Puedes quedarte conmigo un rato?"

Al notar su incomodidad, la actitud de Rhett se suavizó. Se quitó la chaqueta y se acostó junto a ella, pensando que Sienna podría manejarse un poco más en la capilla.

Mientras tanto, en la capilla, Sienna se encontraba sola, sin su silla de ruedas ni su bolso.

Lentamente, se arrastró por el frío suelo hacia la puerta, llamando desesperadamente.

"¡Rhett! ¡Rhett! ¡Déjame salir!"

La distancia desde la sala de estar hasta la capilla era larga, pero el silencio de la casa debería haber amplificado su voz.

Sin embargo... no llegó respuesta alguna.

El frío del suelo era punzante, helando a Sienna hasta los huesos.

Sus ojos se fijaron en un encendedor olvidado en el suelo, y se arrastró hacia él con una determinación sombría.

Las llamas envolvieron rápidamente la capilla cuando lo encendió, y la estridente alarma de incendio pronto resonó por toda la mansión.

Los sirvientes irrumpieron en la habitación, sus gritos llenando el aire mientras se apresuraban a extinguir las llamas. En medio del caos, alguien descubrió a Sienna tendida inconsciente y rápidamente la sacaron.

"Sienna, ¿estás bien?"

La voz familiar pertenecía a Nolan Wells, el hermano menor de Rhett.

Mientras la movían, los pulmones de Sienna se llenaron de humo, causándole una tos violenta.

Nolan la colocó en la sala de estar, preguntando ansiosamente, "Sienna, ¿puedes oírme? ¿Estás bien?"

Reuniendo apenas fuerzas, Sienna logró asentir débilmente. "Estoy... solo un poco conmocionada."

Lágrimas corrían por su rostro, sus pestañas húmedas y pegadas, dándole un aspecto lastimoso.

"¿Por qué estabas sola en la capilla? ¿Dónde está Rhett? ¿Nadie te cuidaba?"

Con voz débil, Sienna respondió, "Ivy insistió en una sesión de oración especial."

Al darse cuenta de que la puerta de la capilla había sido cerrada con llave, Nolan dedujo que probablemente era obra de su abuela.

"¿No se suponía que Rhett te defendiera?"

Una débil y triste sonrisa cruzó los labios de Sienna, su rostro mostrando signos de colapso.

Nolan estudió su rostro, movido a consolarla y casi extendió la mano para secar sus lágrimas, pero se detuvo. "¿No te ha estado cuidando, verdad?"

Justo entonces, la voz tensa de Rhett rompió la tensión. "¿Qué está pasando aquí?"