Capítulo 2 Es negro

¿Qué? ¿La señora Hussain?

Kimberly levantó la vista, sorprendida.

Vio un rostro apuesto pero familiar. Sus cejas oscuras y bien definidas y su mirada fría le daban un aspecto imponente. Su nariz prominente acentuaba sus rasgos, y sus labios se curvaban en una media sonrisa. No era otro que su esposo, Charlie Hussain.

Kimberly deseó con todas sus fuerzas fingir que no lo conocía. Mejor aún, deseó que la tierra se la tragara.

Pero Charlie ya se había acercado, tomado su mano y colocado cerca de su cinturón.

Kimberly intentó retirarse, pero el agarre de Charlie se tensó.

"Adelante. Ábrelo tú misma si tienes curiosidad."

Su voz era impasible, tan fría como su porte.

"No, he cambiado de opinión."

Kimberly empezaba a entrar en pánico. No esperaba que al elegir a alguien al azar, terminaría justo con su esposo.

¿Cómo podría suceder tal coincidencia?

"¿No?" El desdén de Charlie era inconfundible. "¿No te interesa el mío? ¿Buscando el de otro hombre?"

Había un claro rastro de ira en sus palabras finales.

En ese momento, apretó más la mano de Kimberly y la colocó sobre la hebilla de su cinturón.

Kimberly frunció un poco el ceño, su expresión era de angustia. "No, solo perdí un juego", dijo, suavizando su voz. "Es solo una penitencia."

Con esas palabras, miró a Millie y a los demás en el reservado.

Charlie les lanzó una mirada fría también.

¿Su esposa estaba en el bar para ver la ropa interior de otro hombre?

¿Estaba intentando humillarlo mientras él estaba de viaje de negocios?

"¿Penitencia?" Charlie dijo, con un tono de burla. "Eso es bastante interesante."

Luego soltó la mano de Kimberly y le susurró: "Para que lo sepas. Es negro."

Su aliento cálido en su oído le provocó un escalofrío.

El corazón de Kimberly se aceleró.

Nunca había sido tan íntimo con ella antes.

Más allá de un breve intercambio de palabras el día de su registro matrimonial, él se había ido a un viaje de negocios al extranjero poco después, dejándolos con apenas comunicación.

Si no fuera por su encuentro fortuito hoy...

Al notar la mirada desconcertada de Kimberly, Charlie le ofreció una sonrisa. Le apartó suavemente el cabello y le dijo en un tono bajo y seductor, "Tengo cosas que manejar. Una vez que regrese, tendrás una vista más cercana."

Con eso, retiró su mano de su hombro, enderezó su rostro y se adentró más en el bar.

Kimberly se detuvo un momento, las luces tenues del bar jugando con las sombras, oscureciendo su rostro y emociones.

Regresó a su asiento, tomó su martini y lo bebió de un solo trago.

Todos quedaron boquiabiertos.

Millie se aclaró la garganta y preguntó: "¿Qué te dijo ese tipo? Pareces asustada."

"No llevaba ropa interior." Kimberly se mordió el labio, dejando su vaso con un poco de fuerza, su voz subiendo ligeramente.

"¿En serio? ¿Viste algo que te dejó pasmada?"

"¡De ninguna manera! ¡Ja-ja! Estoy tentada a echar un vistazo yo misma."

"Siéntete libre de comprobarlo. Necesito un poco de aire." Mientras la conversación seguía a su alrededor, Kimberly se levantó y le dio un golpecito a Millie en el hombro. "Llámame cuando vayas a salir."

Fuera del bar, la brisa fresca le acariciaba las mejillas, calmando el rubor.

Caminó por la calle, perdida en sus pensamientos.

De repente, un coche se detuvo a su lado.

La ventana se bajó gradualmente.

Charlie, con una expresión neutra, dijo fríamente: "Sube al coche. "