Capítulo 4 Nada del otro mundo

Presa del pánico, Devin soltó al instante el brazo de Linsey. Forzó una sonrisa que pretendía ser encantadora y, como disculpa, inclinó la cabeza ante Bryson.

"Señor Higgins, todo esto es un malentendido", se apresuró a explicar Devin. "¡Solo le estaba jugando una broma a la señorita Wheeler!".

La mirada de Bryson era glacial. "Lárgate", ordenó sin más.

Sin dudarlo un segundo, Devin huyó despavorido.

Bryson se volvió hacia Linsey. Ella permanecía inmóvil, con los ojos enrojecidos y desorbitados, como un animal paralizado por el terror.

Los botones superiores de su blusa estaban desabrochados, dejando al descubierto las marcas que él mismo le había dejado la noche anterior. Marcas que contrastaban con la blancura de su piel, evidencia de una pasión desenfrenada.

Las imágenes de la noche anterior asaltaron la mente de Bryson, y sintió la boca extrañamente seca.

Linsey tenía un encanto innegable, capaz de despertar los instintos más primarios de cualquier hombre.

Sin embargo, al percatarse del rumbo de sus pensamientos, su expresión se endureció. "¡Cúbrete!", ordenó.

Sobresaltada y avergonzada al ver su pecho semidescubierto, Linsey se abrochó la blusa a toda prisa.

Estaba a salvo, pero en seguida la asaltó otra preocupación. Se preguntó si Bryson la habría escuchado presentarse como su esposa.

Linsey lo observó con cautela, tratando de descifrar su expresión, pero el rostro de Bryson permanecía impasible. Creyendo que no la había oído, soltó un suspiro de alivio casi imperceptible.

Pero su alivio fue efímero, pues la voz de Bryson, cargada de sarcasmo, rompió el silencio. "¿Tan pronto buscando al siguiente? Veo que no eres muy selectiva".

Linsey frunció el ceño, preguntándose si él se estaba equivocando otra vez.

Con una paciencia forzada, aclaró: "Se equivoca. Devin es un cliente de mi firma. Jamás imaginé que intentaría algo tan bajo".

Nunca se le habría ocurrido que él recurriera a una táctica tan despreciable como drogarla para intentar aprovecharse de ella.

Bryson se limitó a dedicarle una mirada fría y dijo con sorna: "Si te pasan estas cosas, por algo será. Debería reflexionar sobre su conducta en lugar de usar su apariencia para escalar posiciones. La próxima vez podría no tener tanta suerte".

La gratitud que Linsey había sentido por su ayuda se desvaneció al instante.

"¡Qué insolente es usted!", espetó. "Recuerde que soy la única que puede resolver los casos de su empresa. La próxima vez que me necesite, quizá no esté tan dispuesta a ayudarlo".

Dicho esto, le dio la espalda y se marchó, furiosa.

Bryson la observó alejarse con una mueca de desdén, preguntándose si una mujer que haría cualquier cosa por dinero podría ser realmente tan capaz.

Justo en ese momento, sonó su teléfono. Era Asher. Bryson respondió, y su amigo fue directo al grano: "Bryson, ¿cómo te fue con Linsey?".

Bryson soltó un bufido. "No muy bien. No vuelvas a presentarme a una mujer de esa calaña".

La confusión en la voz de Asher era palpable. "¿Hubo algún malentendido?".

La combinación del recuerdo de su intimidad con Linsey y el reciente incidente con Devin provocó en Bryson una extraña irritación.

Recuperó la compostura y respondió con frialdad: "Ninguno. Simplemente no creo que sea mejor que mi equipo de abogados".

Asher salió en defensa de Linsey sin titubear. "Es una de las mejores abogadas de la Firma de Abogados Paramountcy. Es excelente en lo que hace. Quizá no lo veas ahora, pero lo entenderás cuando trabajes con ella".

Bryson enarcó una ceja. Sabía que Asher se refería al ámbito profesional, pero la mente de Bryson derivó hacia otro terreno. En cierto modo, él ya había trabajado con ella.

El recuerdo de su piel suave y la imagen de Linsey en su cama la noche anterior lo tensaron.

Carraspeó y, con la voz un tono más grave, respondió: "No es nada del otro mundo".