Capítulo 6 El rastro de una desconocida

Adrian percibió el cambio en la expresión de Elyse, pero no le dio importancia y continuó devorando la pasta.

Debía admitir que el plato estaba delicioso, tanto que terminó la enorme porción en apenas unos cuantos bocados.

"¡Oye!", bufó Elyse, frustrada. "¿Ni siquiera me dejaste un bocado?". "Voy a tener que añadir otra condición", anunció mientras extendía la mano. "Los gastos de la casa se dividirán por la mitad. Además, como te comiste todo el plato de espaguetis, tendrás que pagarme quince dólares".

Adrian la observó un instante, atónito. "Estás obsesionada con el dinero, ¿verdad?".

Elyse no pareció ofenderse; simplemente se encogió de hombros. "Solo el dinero me da la seguridad que necesito para salir adelante".

Él frunció el ceño ante su respuesta displicente. Supuso que algo grave debió haberle ocurrido para que pensara de esa manera.

Elyse continuó, sin darle tiempo a reflexionar sobre su pasado. "¿Ves esa habitación pequeña del fondo?", señaló hacia el fondo. "Ahí es donde te quedarás a partir de ahora".

Adrian miró en esa dirección: era un cuarto diminuto en el que apenas cabía una cama.

Justo en ese momento, recibió un mensaje de Grayson.

"Creo que será mejor que nos quedemos en mi departamento", dijo con calma.

"¿Tu departamento?", repitió Elyse, entrecerrando los ojos con desconfianza. "Pero creí que no tenías dónde vivir".

"Que no tenga una casa propia ni muchos ahorros no significa que no pueda alquilar un departamento, ¿o sí?", replicó Adrian. "Aun así, puedo permitirme un departamento de tres habitaciones".

"Bueno, ¿y qué esperas? ¡Vamos para allá ahora mismo!".

"¿Qué? Yo...", Adrian se quedó perplejo una vez más.

Esperaba que Elyse se negara, pues creía que a las mujeres les gustaba hacerse las difíciles al principio.

Estaba preparado para tener que convencerla, pero ella ya estaba tomando su mochila, lista para irse.

Aquella mujer era, sin duda, una anomalía.

Adrian respiró hondo, completamente desconcertado. A diferencia de todas las mujeres que había conocido, Elyse era increíblemente directa, lo que la hacía realmente especial.

Pero eso no hizo más que reforzar su decisión de ocultarle su verdadera identidad, al menos por ahora.

Por lo poco que la conocía, estaba seguro de que armaría un escándalo en cuanto se enterara de su fortuna multimillonaria.

Los Departamentos Maple estaban a quince minutos en auto de la casa de Elyse.

Para no levantar sospechas, Adrian le había ordenado a Grayson que consiguiera un Santana sencillo.

En cuanto se acomodó en el asiento del conductor, sintió una profunda incomodidad. Acostumbrado a los autos de lujo, cada centímetro de aquel vehículo le resultaba molesto.

Por suerte, el trayecto no fue muy largo. Pronto llegaron a los Departamentos Maple.

Elyse se quedó desconcertada al ver el edificio. Adrian no era más que un simple oficinista, ¿o no? ¿Cómo podía costearse una propiedad en una zona tan cotizada?

Pero sus dudas se disiparon en cuanto entró y vio la distribución del departamento. Era espacioso y estaba bien diseñado. Le encantó.

A su lado, Adrian permaneció impasible. El departamento era insignificante en comparación con su enorme mansión. Si era sincero, el lugar ni siquiera le gustaba.

Su teléfono sonó. Era Grayson otra vez.

"Señor Lambert, tengo noticias sobre la persona que me pidió que investigara".

El semblante de Adrian se ensombreció de inmediato. "¿Dónde está?", preguntó con urgencia. "¡Dímelo ahora mismo!".

Años atrás, cuando Adrian acababa de asumir el liderazgo de la familia Lambert, la situación era inestable. Alguien lo había drogado para tenderle una trampa y provocar un escándalo.

Por suerte, logró escapar antes de que ocurriera algo irreversible. Sin embargo, en su huida se cruzó con una desconocida y, bajo el efecto del afrodisíaco, terminó pasando la noche con ella.

Tenía toda la intención de hacerse responsable, pero cuando despertó, ella ya no estaba.

Durante los años siguientes, Adrian movilizó todos sus contactos y recursos para buscarla, pero jamás encontró una pista sólida. Después de todo, había estado drogado y apenas recordaba el rostro de la mujer.

Lo único que permanecía grabado en su memoria eran sus ojos, increíblemente claros.

Ahora que por fin recibía noticias, se sintió abrumado por la emoción.

"¿Sucede algo?", preguntó Elyse, confundida al ver lo emocionado que se había puesto de repente.

"Revisa el departamento para que te vayas familiarizando. ¡Tengo algo muy importante que atender!". Adrian le lanzó las llaves y se marchó antes de que ella pudiera decir una palabra más.