Capítulo 3 Tú mismo te lo buscaste

La familia Barton, con una historia tan intrincada y extensa como un árbol de banyán, mantenía una posición de indiscutible prestigio en Bridta, destacándose entre las cuatro familias principales.

Lanny Barton, el líder, había experimentado su dosis de sufrimiento. La muerte prematura de su primera esposa lo dejó con dos hijos, uno de los cuales falleció trágicamente, dejando solo a Kieran Barton, su único hijo sobreviviente de ese matrimonio, bajo su cuidado hasta que se volvió a casar. Kieran era el medio hermano de Collin.

"¿De verdad estás usando a Kieran para chantajearme?" El tono de Collin seguía carente de emoción, pero la atmósfera se volvió notablemente tensa.

Cuando vio una oportunidad, los rasgos de Josh se torcieron en una sonrisa maliciosa. Extendió la mano, intentando darle una palmada casual en el hombro a Collin.

Su mano estaba casi sobre el oscuro abrigo gris de Collin.

En un movimiento rápido, casi imperceptible, la reacción de Collin envió a Josh volando por el aire, estrellándose contra una mesa de mármol adornada con botellas de licor.

El sonido de cristales rompiéndose llenó la habitación, y el fuerte aroma del alcohol derramado impregnaba el aire.

Todos en la sala quedaron atónitos por la repentina y contundente acción de Collin. Para cuando los invitados recuperaron la compostura, Collin ya estaba de pie, ya no oculto por las sombras, y los rasgos impresionantes de Collin eran ahora completamente visibles.

Gimiendo de dolor, Josh luchaba en el suelo, intentando levantarse. Pero al mirar hacia arriba, Collin se alzaba más grande en su visión.

Un agudo grito de agonía resonó por la habitación, el aire teñido con el olor a carne quemada.

No estaba claro qué había hecho Collin, pero era evidente que el cigarrillo que había estado fumando ahora estaba presionado contra el párpado de Josh.

"Hace tiempo que no manejo personalmente a alguien," comentó Collin con indiferencia.

Tiró el cigarrillo y metió la mano en el bolsillo de su pantalón de traje. "Esto es culpa tuya por mencionar el nombre de mi hermano. Tú te lo buscaste. ¿Esto le satisface, Sr. Wallace?" Dominado por el dolor y el miedo, Josh permaneció en silencio, incapaz de responder.

Solo entonces Josh se dio cuenta de la gravedad de su error. Los rumores del regreso de Collin habían alertado a Kieran. Kieran había arreglado rápidamente el matrimonio de su único hijo con la heredera de la familia Hewitt. Este movimiento fue una estrategia para asegurar su posición dentro de la familia.

Sin embargo, Josh seguía desconcertado por un aspecto. No podía entender por qué su persecución de una mujer había provocado a Collin.

Se preguntaba si era porque Lena era la exnovia del sobrino de Collin.

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Lena entendía la situación mucho mejor que Josh.

Salió de la sala privada con Collin y caminaron por el tranquilo pasillo. Un miembro del personal ya había llamado el ascensor para ellos.

Luego, Collin entró en el ascensor con paso decidido.

Lena se detuvo en la puerta del ascensor, dudando en avanzar.

Collin, dentro del ascensor, se volvió para mirarla. Sus ojos se encontraron brevemente. Lena desvió rápidamente la mirada cuando Collin la invitó a entrar. "Entra," dijo.

Después de vacilar brevemente, ella entró en el ascensor.

Pronto, las puertas se cerraron y el ascensor comenzó su descenso.

"Sr. Barton," comenzó Lena, su voz ligeramente temblorosa.

Para ella, la habitación con Josh había sido una experiencia aterradora. Estar en el ascensor con Collin no era mucho alivio. Ninguna opción le parecía buena.

Lena trató de estabilizar su voz y se pellizcó la palma. "Gracias por su ayuda esta noche," dijo.

"No hay necesidad de agradecimientos," respondió Collin sucintamente.

Lena logró esbozar una sonrisa forzada. Pensó que la conversación había terminado, pero luego Collin habló de nuevo. "Una botella de licor por diez millones. ¿Cuál sería tu precio por una noche?"

El ascensor llegó a la planta baja. Las puertas se abrieron con un timbre. Lena, sorprendida por su pregunta, se volvió para enfrentarlo. Su rostro perdió color rápidamente al mirarlo a los ojos.