Y como era de esperarse, al rato Cathryn apareció en el jardín seguida de un buen de gente.
"¡No puede ser! Harlee siempre es tan correcta. Tenemos que demostrar que es inocente. ¿Cómo se le ocurriría andar con hombres desconocidos?".
Cathryn ponía cara de no creer lo que veía y salía apurada a defenderme, pero en su voz se notaba una excitación que no podía ocultar.
Todos, guiados por Cathryn, me vieron desarreglada y en compañía de cuatro maleantes.
En mi cara todavía se me notaban los colores y el susto de la reyerta.
A los ojos de mi madre adoptiva Elliana Foster, yo acababa de verme a escondidas con esos hombres. Mi cara de susto, mis ganas de esconderme y esa chamarra de hombre que no era mía y mucho menos de Kaiden, todo era prueba suficiente.
"Harlee, ¿y esto?".
Elliana me arrancó la chamarra y la tiró al piso como si fuera basura.
"¡Has manchado el honor de nuestra familia!".
Elliana temblaba de coraje, con unos ojos llenos de un desprecio como nunca.
Era la primera vez que mi madre me daba una bofetada tan fuerte.
La mano me volteó la cabeza de golpe. "Mamá...".
"No me llames mamá. ¡Yo no tengo una hija tan sinvergüenza! ¡Y ahora que estás lisiada, en lugar de calmarte, te pones a hacer tus cochinadas hasta en el hospital!".
Elliana me miró con una frialdad que helaba, como si fuera un trasto viejo.
Jared le echó un ojo a la chamarra y luego a mí, con la voz más fría que el hielo. "Harlee, me das mucho asco".
Kaiden me veía con repugnancia, abrazando a Cathryn que fingía un susto enorme.
Mi padre adoptivo, Benton Foster, se me acercó despacio, con la cara llena de asco y desprecio. "Harlee, ya que te dedicaste a dañar y avergonzar a la familia, te borramos del árbol familiar y te vas para siempre".
Dicho esto, se volteó y se fue sin el menor remordimiento.
Bajé la cabeza, ¿y todavía qué esperaba? Mi corazón cayó en un pozo helado.
"¡Ay! ¿Qué es esto?". Cathryn se tapó la boca, sacando una navajita de entre la chamarra de Roderick.
Cathryn agarró la navaja, pestañeando con cara de inocente hacia Elliana, con voz dulce pero temblorosa: "Mamá... mi hermana no solo hizo algo malo, ¡hasta escondió algo tan peligroso...".
Ladeó la cabeza como angelito que no sabe cómo castigar al niño malo, alzando un poco la navaja.
"¿Puedo... castigarla por ti? Nomás un poquito, para que aprenda la lección y no vuelva a hacerlo, ¿sí?".
Parecía tan inocente al decirlo, pero sus palabras eran tan venenosas.
Elliana asintió, y a Cathryn se le iluminó la cara, acercando la navaja a mi mejilla, lista para rajarme.