Capítulo 5 Al escuchar su nombre

Al darse cuenta de su error, Tatiana perdió toda la compostura y cayó de rodillas. "Señor Phillips, le juro que no tenía idea de quién era usted. Actué sin pensar y de verdad lo lamento. Por favor, perdóneme por mi estupidez".

Domingo apenas le dirigió una mirada. Se volvió hacia el director y le dijo con voz fría y resuelta: "Sabes lo que tienes que hacer. Encárgate de eso".

No esperó una respuesta. Se dio media vuelta y salió, haciéndole una seña a Khloé para que lo siguiera.

Sin perder un instante, Khloé tomó a Kaitlin del brazo. "Domingo, de verdad necesito volver a clases antes de que suene la campana. La señora Watson se arriesgó por mí, ¡incluso la abofetearon! ¿Puedes asegurarte de que llegue bien al hospital?".

Él se detuvo y observó por un momento la mejilla amoratada de Kaitlin. "Claro".

Khloé, visiblemente aliviada, se apresuró a volver a su salón.

Ya en el asiento trasero del Maybach, Kaitlin se removía inquieta antes de atreverse a hablar. "Señor Phillips, puedo tomar un taxi. No es necesario que se tome esta molestia".

Él mantuvo la vista fija en el camino. "Dije que la ayudaría, y hablaba en serio".

Tras una pausa, ella suspiró suavemente y cedió. "Entonces... gracias. De verdad se lo agradezco".

Él la observó por el espejo retrovisor. "Señora Watson, usted se arriesgó para proteger a Khloé. Si alguna vez necesita algo, no dude en pedírmelo". Él sabía que las personas siempre actúan por interés; a veces, incluso dentro de las familias, había segundas intenciones.

Aquella maestra se había arriesgado por su hermana, así que, mientras no pidiera algo descabellado, él estaba dispuesto a devolverle el favor.

Pero ella negó con la cabeza, con un dejo de molestia en su expresión. "Soy la maestra de Khloé. Cuidarla es mi deber. Haría lo mismo por cualquiera de mis alumnos, sinceramente".

Por un instante, apretó el volante con más fuerza, pero disimuló su reacción casi al instante. Cuando respondió, había un matiz de genuina impresión en su voz: "Señora Watson, con ese nivel de dedicación, usted debería enseñar en un lugar mucho mejor que este".

Ella le sostuvo la mirada, inmutable. "Me hice maestra para ayudar a los niños a crecer y aprender, sin importar los desafíos que encuentre en el camino". Había algo suave, pero a la vez inquebrantable, en su tono.

Ahora lo entendía todo. Con razón Khloé hablaba tanto de ella, e incluso insistía en que él debía casarse con su maestra.

Una leve e inesperada sonrisa se dibujó en su rostro, y una extraña sensación se instaló en su pecho. "Khloé tiene suerte de tenerla como maestra, señora Watson".

Poco después, se detuvieron frente al hospital.

Ella le dio las gracias y entró a registrarse.

Él decidió esperarla en el pasillo, recargado contra la pared.

Minutos más tarde, un médico revisó una ficha y llamó en voz alta: "Kaitlin Watson".

Debido al bullicio de la sala de espera, ella no lo escuchó la primera vez.

Así que el médico volvió a llamar, esta vez con más fuerza: "¡Kaitlin Watson!".

Al oír ese nombre, Domingo se tensó por completo.