Capítulo 7 ¿Llevarla a conocer a su familia

A la mujer se le ensombreció la expresión de inmediato. Según sabía, ¡el abuelo de Emilia le había dejado nada menos que el veinticinco por ciento de las acciones! ¡Una enorme cantidad!

¡Un veinticinco por ciento! Si Kian poseía esas acciones, los Hewitt estarían condenados.

No, ¡debían urdir un plan para recuperar esas acciones!

"¿Qué dijo Kian exactamente?"

Corbin le contó toda la historia y luego preguntó: "Sis, ¿qué hacemos con el carro? ¿Lo llevamos a un taller?".

Briana se tomó un momento para pensar antes de proponer: "¿Por qué no lo llevas a tu taller de autos personalizados? ¡Llévalo allí y haz que Emilia lo recoja en persona!".

"¿Y qué hay de la familia Gilbert?".

"Por favor, ¿de qué te preocupas? ¿Crees que los Gilbert nos atacarían por Emilia? Aunque Kian la quiera, su familia no lo aprobará. ¡Tú solo sigue mis instrucciones!".

Con eso, colgó de golpe.

Luego, se volvió hacia Jayson, su tercer hijo, y ordenó: "Encárgate de arruinar la reputación de Emilia. Soborna a algunos directores con los que haya trabajado y haz que filtren algún escándalo sobre ella. Te aseguro que a la familia Gilbert no le gustará una mujer con mala fama. ¡Cuando esté acabada, volverá rogándome de rodillas!".

Las acciones ya estaban en manos de Kian, por lo que solo les quedaba una opción: forzar a Emilia a declarar que él la había presionado para firmar el contrato de transferencia, y que no lo hizo voluntariamente.

Para lograrlo, la familia Hewitt necesitaba que la familia Gilbert desheredaran a Emilia primero. Keira, que había escuchado la conversación con Corbin, se aferró al brazo de su madre con una expresión de resentimiento, molesta por el vínculo entre Emilia y Kian.

"Mamá, si Emilia ya entregó las acciones, ¿por qué molestarse en traerla de vuelta?".

Briana le dio una palmada afectuosa en la mano.

"Ay, Keira, eres demasiado dulce. La quiero de vuelta para usarla como moneda de cambio; es la única forma de recuperar esas acciones. Y en cuanto a Kian, por favor, ¿de verdad crees que una simple pueblerina es lo suficientemente buena para un hombre como él? No te preocupes, cariño. ¡Haré que sea él quien te suplique de rodillas casarse contigo!".

El resentimiento en el rostro de Keira se transformó rápidamente en timidez.

"Mamá, si es por el bien de la familia, estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario".

El Porsche Cayenne se deslizaba sin esfuerzo por la carretera.

Afuera, la ciudad bullía de vida, pero dentro del vehículo, el ambiente se sentía tan frío y desolado como el inframundo.

"Um..., respecto a lo que pasó antes..., gracias" -Emilia rompió el silencio de forma incómoda.

Kian se llevó una mano a la frente, cerrando los ojos perezosamente. En respuesta a sus palabras, emitió un "mm" evasivo, sin mostrar ningún deseo de prolongar la conversación.

La incomodidad en el aire se intensificó.

Emilia no pudo evitar refunfuñar en sus pensamientos.

¿Qué le pasaba?

¿Le resultaba tan difícil pronunciar unas cuantas palabras más?

Sintiendo quizás su frustración, Kian abrió los ojos de golpe.

Sus ojos se encontraron inesperadamente y Emilia rápidamente esbozó una sonrisa y dijo: "Acabo de conseguir un lugar nuevo, totalmente amueblado. Estoy lista para mudarme. ¿Podrías llevarme a...?".

"Mi familia quiere conocerte".

Esas cinco palabras destrozaron por completo la atmósfera que Emilia intentaba crear.

Se quedó en silencio; esas palabras la tomaron por sorpresa.

"¿Conocerme... a mí?".

¿Este hombre estaba loco?

¿Llevarla a conocer a la familia Gilbert?

De repente, una idea descabellada cruzó su mente.

¿Y si todo el asunto del matrimonio era solo una farsa para complacer a su familia?

¿Podrían ser ciertos los rumores que corrían por ahí? ¿Kian, el heredero de los Gilbert, padecía algún problema íntimo, como impotencia... o le gustaban los hombres?

¿Era eso... real?

Su mirada se desvió instintivamente hacia su zona íntima.

"No necesitas mirar ahí" -su voz rompió el silencio. Emilia se recompuso rápidamente y respondió con cara seria: "Lo siento".

En los ojos de Kian había un rastro de burla. "Deja de divagar. Concéntrate en tu papel de actriz secundaria malvada. Si no logras que mi familia te deteste lo suficiente como para mantenerse alejados, tendrás que hacer visitas semanales a la Mansión Gilbert. Tú decides".

Sentenció, antes de volver a cerrar los ojos. Casualmente agarró una manta cercana para cubrirse la parte inferior del cuerpo, ocultando eficazmente su zona íntima.

Emilia no pudo evitar poner los ojos en blanco.

Solo había sido una rápida ojeada por curiosidad profesional, pero ahora parecía que de verdad estuviera interesada en sus partes.