Capítulo 7 Encuentro en el hospital

La ventanilla trasera se bajó, revelando la mitad del rostro pálido de Katelyn, con una leve marca de bofetada aún visible.

"Señorita Gill, ¿recién sale del trabajo?", dijo Katelyn. "¿Quiere que el chofer de Vicente la lleve a casa?".

Sin darle tiempo a responder, ella añadió, "Dejé mi bolso en la oficina de él. Él estaba muy cansado para salir, así que le pidió al chofer que me trajera de vuelta para recogerlo".

Qué explicación tan convenientemente vaga.

Por desgracia para Katelyn, Catalina conocía a Vicente lo suficiente como para entender que su resistencia podía mantenerla despierta toda la noche; definitivamente no se quedaba en casa porque estuviera cansado.

Catalina la miró como si fuera un payaso, con una sonrisa burlona dibujándose en sus labios.

Katelyn luchó por mantener la calma: su expresión no cambió, pero sus manos, apoyadas en su regazo, se apretaron en puños.

En ese momento, el chofer bajó del auto, rodeó la parte delantera y se acercó a Catalina.

La saludó con un gesto de cabeza y dijo: "Señorita Gill, el auto anterior se averió. Este es el auto nuevo del señor Murphy. Me retrasé al recogerlo. Por favor, suba. Subiré a buscar las cosas de la señorita Todd y luego la llevaré de vuelta a Villa Maple".

Al oír esto, Catalina se sorprendió un poco.

Había pensado que el hecho de que el chofer no la recogiera era cosa de Vicente.

Rápidamente negó con la cabeza y, con el rostro recuperando su habitual sonrisa cortés, le dijo al conductor: "No hace falta, Carl. Usted vaya a buscar las cosas. Yo tomaré un taxi".

Al oír esto, Carl corrió inmediatamente hacia la carretera, llamó a un taxi y le abrió la puerta a Catalina.

Katelyn observó todo el intercambio por el espejo retrovisor, apenas capaz de ocultar su furia.

¡Así que Catalina era realmente la amante de Vicente!

¿Por qué, después de trece largos años, todavía no podía deshacerse de ella?

El taxi se dirigió hacia Villa Maple, pero a mitad de camino giró de repente y finalmente llevó a Catalina al hospital privado más grande de Sacford: Hospital de Salud Sacford.

Hospital de Salud Sacford era un centro de alta gama que combinaba atención médica y rehabilitación, similar a una clínica privada con servicios de lujo.

Dos años antes, Catalina había trasladado a su hermano, Nolan, a este hospital y alquiló un lugar cercano para su madre, Emily.

Catalina había concertado una cita con el médico unos días antes para hablar de la cirugía de Nolan hoy.

Primero fue a la sala a visitar a su hermano.

No se quedó mucho tiempo antes de rechazar la oferta de Emily de acompañarla y se dirigió sola a la sala de reuniones donde el médico le había dicho que se reunieran.

La sala de reuniones quedaba al otro lado del hospital.

Para llegar a tiempo, decidió tomar un atajo a través del departamento médico.

Inesperadamente, al llegar al edificio médico, vislumbró una figura familiar al fondo del pasillo.

¡Era Katelyn!

El corazón de Catalina se encogió.

Tras el accidente de hacía años, todos pensaban que su hermano estaba más allá de toda salvación.

Durante años, ella y su madre habían mantenido el secreto, sin dejar que nadie de la Familia Todd supiera que Nolan seguía con vida.

Si Katelyn descubría el secreto de su hermano, su madre, Miranda, sin duda les causaría problemas.

Aunque no tenían pruebas, Catalina y su madre estaban convencidas de que el accidente de Nolan no había sido un mero contratiempo.

Miranda, en su afán de riqueza y estatus, no había tenido reparos en atacar a un niño de cinco años. ¿Qué no haría?

Catalina apretó con fuerza su bolso y siguió resueltamente en la dirección en que Katelyn había desaparecido.

Necesitaba averiguar por qué Katelyn estaba en ese hospital y si sabía el secreto de su hermano.

Catalina mantuvo una distancia prudente, observando cómo Katelyn entraba en una de las salas.

Para averiguar quién estaba dentro, se acercó, intentando escuchar a escondidas a través de la puerta.

"¿Cómo te sientes? ¿Aún te duele la cabeza?", preguntó Katelyn a Vicente, que estaba sentado en la cama del hospital.

Esa misma mañana, él la había llevado al hospital para un chequeo por un esguince. Cuando se iba, de repente se sintió mareado y casi se cae.

Fue solo después de escuchar la explicación del chofer al médico que se enteró de que Vicente no la había recogido en el aeropuerto porque había tenido un accidente.

Katelyn creía que Vicente había tenido el accidente por su culpa y que había retrasado su tratamiento para atenderla, dejándola conmovida y culpable a la vez. Por eso se había quedado en el hospital para cuidarlo.

Vicente, adivinando que Katelyn había malinterpretado, no se molestó en explicar.

En respuesta a su preocupación, respondió en voz baja: "Estoy bien".

Justo cuando terminaba de hablar, se oyó una voz desde fuera de la puerta: "Señorita, ¿piensa entrar?".

Una enfermera entró entonces, y no había rastro de nadie más fuera.

Curiosa, Katelyn preguntó: "¿Quién estaba ahí fuera?".

La enfermera respondió con sinceridad: "No lo sé. Solo una mujer muy guapa".

Al oír la palabra 'guapa', Katelyn frunció ligeramente el ceño.

A su lado, Vicente entrecerró los ojos, pensativo.

Catalina se escondió rápidamente en un cuarto de almacenamiento cercano.

Apoyada contra la puerta, su mente repetía la voz que acababa de oír.

Aunque breve, estaba segura de que era la voz de Vicente.

Así que la persona en esa sala era Vicente, y estaba enfermo, ¿y ella, su asistente ejecutiva, no lo sabía?

Frunció ligeramente el ceño, mirando su reloj repetidamente. Después de esperar cinco minutos completos, se dio la vuelta y abrió la puerta.

Una figura alta bloqueaba la entrada.

Al levantar la vista, ¿quién más podía ser sino Vicente?