Capítulo 4 ¿Con quién estás casada

Mientras Elyse bajaba las escaleras hacia la entrada de la villa, Driscoll se le acercó con preocupación. "Es bastante tarde. ¿A dónde vas? ¿Quieres que te pida un auto?".

"No, gracias. Volveré pronto".

Driscoll la vio alejarse antes de dirigirse al estudio.

Elyse, tras aceptar reunirse con Theo, llamó a un taxi y no tardó en estar en camino.

Quince minutos más tarde, entró en una cafetería y enseguida notó a Theo, que estaba de buen humor, ocupado texteando. Un destello de sarcasmo se asomó en su mirada mientras la chica se acercaba y se sentaba frente a él.

Theo levantó la vista y su expresión se tornó agria. "¿Por qué llegaste tan tarde? ¿Tienes idea de cuánto tiempo llevo esperando?".

Mirándolo de frente, Elyse sintió un frío. Habían estado juntos durante mucho tiempo, pero él siempre se mostraba dominante con ella, lo que contrastaba marcadamente con su comportamiento con Kaelyn.

Ella lo había amado, creyendo que podría soportarlo todo, pero solo hasta hoy se dio cuenta de lo insensata que había sido.

Si no se amaba a sí misma, ¿cómo podía esperar que alguien más la amara?

"Si no quieres esperar, puedes irte", soltó Elyse con frialdad.

Theo, sorprendido por su respuesta, se molestó visiblemente más. "Estás resentida por lo que pasó en la boda, ¿verdad? Entiendo por qué estás molesta, ¿pero no puedes ser un poco más comprensiva y razonable? Me fui porque Kaelyn estaba en una situación desesperada: estaba deprimida y pensando en suicidarse".

"Puedes ir con quien quieras. No necesitas explicarme nada, ya no me importa". A Elyse le parecieron bastante divertidas sus palabras.

Theo no podía creer que ella se mostrara tan indiferente. Habían estado juntos durante tres años y todo el mundo sabía lo profundamente que lo amaba.

Pensó que su supuesta indiferencia era simplemente producto de su enojo, pero estaba seguro de que podría resolverlo fácilmente. Bastaban unas cuantas palabras dulces y ella volvería a sus brazos.

"No es gran cosa. Regresé contigo después de arreglarlo todo, ¿no? Visitaré a tus padres pronto y podremos empezar a planear la boda de nuevo", dijo Theo.

"No hace falta".

"¿Qué?".

"No habrá boda". El rostro de Elyse carecía de emoción. "Se acabó".

"¿Por qué sigues molesta? Me fui de la boda, pero regresé por ti. ¿No puedes perdonarme?". Theo frunció el ceño.

"¿Perdonarte? ¿Perdonarte por abandonarme por otra mujer?". Elyse golpeó la mesa con la palma de la mano. "¿Tienes idea de todo lo que he pasado desde que te fuiste? Tu familia me ha estado llamando de todo, ¡a pesar de que fuiste tú quien me dejó en el altar solo por otra mujer!".

"¡Elyse Lloyd!", gritó Theo furioso. "Lo que digan los demás es asunto suyo. ¿Acaso nuestra relación de tres años no es lo suficientemente fuerte como para que confíes en mí?".

"Tres años, y sin embargo nunca olvidaste a tu ex", respondió la mujer, con el rostro lleno de decepción. "Creí que estaríamos juntos para siempre, pero parece que tres años fueron nuestro límite. Se acabó, Theo. Está claro que no somos el uno para el otro".

Mientras hablaba, sacó un anillo de su bolso y lo dejó sobre la mesa, el mismo que él había usado para pedirle matrimonio.

Recordó la felicidad que sintió aquel día, ahora eclipsada por su desesperación actual.

Elyse le dirigió a Theo una última mirada, cerrando mentalmente el capítulo de sus tres años de relación. Agarró su bolso y se fue sin mirar atrás.

Theo se quedó estupefacto. ¿Acaso Elyse lo estaba dejando? Siempre la consideró una tonta, cuya familia dependía de la suya. ¿Cómo podía irse así como así?

Humillado, la persiguió, la tomó del hombro y le dijo con firmeza: "¡No tienes derecho a terminar conmigo! Recuerda que el negocio de tu padre depende de mí. Sin mí, tu familia no tiene nada. ¡Vuelve conmigo y nos casaremos en unos días para compensar lo de hoy!".

"¡Suéltame!". Elyse se defendió con ferocidad y gritó con una mezcla de desafío y frustración: "¡Estoy casada! ¡Deja de acosarme!".

"¡Y qué si estás casada! Siempre serás mía".

Después de soltar eso, se quedó helado y preguntó con incredulidad: "¿Qué acabas de decir? ¿Estás casada? ¿Con quién?".

Mientras él estaba momentáneamente atónito, Elyse se liberó de su agarre. No esperaba que, al darse la vuelta, se encontraría con su esposo sentado en silencio en una silla de ruedas a unos metros detrás de ella. "¡Jayden!", exclamó.