Capítulo 3 No.3

Scarlett subió al ascensor de su antiguo edificio sintiéndose como una intrusa en su propia vida. El vestido de novia, ahora húmedo y pegajoso, pesaba una tonelada. Cada piso que subía el ascensor aumentaba la presión en su pecho.

Llegó a su puerta. Su mano tembló al introducir la llave. Debido a los nervios y la prisa, no cerró la puerta completamente al entrar, dejándola apenas entornada.

El aire acondicionado la golpeó, pero no traía frescura. Traía el olor dulzón y empalagoso del perfume de Tiffany mezclado con el olor agrio del champán caliente.

El salón estaba hecho un desastre. Botellas vacías, copas con marcas de pintalabios, ropa tirada.

-¿Qué demonios...? -murmuró Scarlett.

La puerta del dormitorio principal se abrió. Blake Miller salió, con la camisa desabrochada y el cabello revuelto. Se detuvo en seco al verla, una mezcla de sorpresa y fastidio cruzando su rostro atractivo y débil.

-¿Scarlett? -Blake frunció el ceño-. ¿Qué haces aquí? ¿Viniste a rogarme? Porque te advierto, Tiffany es muy sensible y no quiero escenas.

La audacia de él le robó el aliento por un segundo.

-¿Rogarte? -Scarlett sintió una risa histérica burbujeando en su garganta-. Vine por mis cosas, Blake. Este es mi apartamento. Está a mi nombre.

-Era tu apartamento -corrigió él con arrogancia, sirviéndose un resto de champán-. Pero dado que te fuiste corriendo y arruinaste mi reputación, mi abogado dice que tengo derecho a quedarme aquí como compensación por daños emocionales hasta que se resuelva el litigio. Intenta echarme y verás lo que pasa.

Scarlett sintió asco. Puro y simple asco. ¿Cómo había amado a este hombre? Comenzó a caminar hacia su habitación de invitados, sacando una maleta del armario del pasillo. Empezó a meter ropa indiscriminadamente.

-¡No me ignores cuando te hablo! -Blake la agarró del brazo. Sus dedos se clavaron en su carne.

Scarlett se soltó con un movimiento brusco y violento.

-¡No toques a una mujer casada! -gritó ella.

Blake se quedó de piedra. Luego, soltó una carcajada. Una risa fea y hueca.

-¿Casada? ¿Con quién? ¿Con el aire? ¿Con el conductor de Uber? Por favor, Scarlett, no seas patética. Nadie se casaría contigo después de lo que pasó hoy.

-Oh, mira quién volvió. La perrita mojada.

La voz de Tiffany vino desde el pasillo. Scarlett se giró. Tiffany Sharp estaba allí, luciendo una bata de seda color champán que pertenecía a Scarlett. Su cabello estaba suelto y seco, su maquillaje retocado. Se veía cómoda, como la dueña del lugar.

La ira de Scarlett se enfrió. Se convirtió en hielo.

-Bonita bata -dijo Scarlett con voz mortalmente tranquila-. Quédatela. Ya está contaminada.

Tiffany sonrió con malicia, caminando descalza hacia ella.

-Oh, Scarlett, viniste a ver nuestro nido de amor. ¿Te duele? ¿Te duele saber que él me toca a mí como nunca te tocó a ti?

Scarlett siguió empacando, cerrando la cremallera de la maleta. Ignorarlas era la mayor ofensa. Sacó su teléfono del bolsillo de la chaqueta de Ethan, que había dejado sobre una silla, y comenzó a grabar discretamente.

Tiffany, molesta por la falta de reacción, se acercó más. Cuando Scarlett se giró para agarrar su bolso, Tiffany estiró el pie y "tropezó" intencionalmente con la maleta.

-¡Ahhh! -gritó Tiffany, lanzándose al suelo con una teatralidad digna de un Oscar.

El golpe fue sordo. Tiffany se agarró el tobillo, gimiendo.

-¡Me empujó! -chilló Tiffany, mirando a Blake con ojos llorosos-. ¡Blake, me empujó! ¡Está loca!

Blake corrió hacia ella, su rostro rojo de ira.

-¡Scarlett! -rugió, levantándose y cerrando los puños-. ¡Estás enferma! ¡Atacar a una mujer indefensa!

Scarlett miró la escena con incredulidad. Era tan burdo, tan falso. Blake avanzó hacia ella, amenazante, acorralándola contra la pared del pasillo.

-Eres una mujer violenta y celosa -escupió él, levantando la mano para intimidarla.

Scarlett levantó el teléfono, mostrando la pantalla de grabación activa.

-Tengo todo grabado, Blake -dijo con voz temblorosa pero firme-. Si me tocas, llamaré al 911 y mostraré este video. Allanamiento, agresión... tú eliges.

La cara de Tiffany palidece instantáneamente. Dejó de gemir.

-¿Estabas grabando? -susurró Blake, deteniéndose.

-El apartamento es mío -dijo Scarlett, cerrando la maleta con un golpe seco-. Llamaré a la policía ahora mismo para reportar intrusos si no se apartan.

Blake dudó, mirando entre el teléfono y Tiffany. Su ego estaba herido, y la amenaza policial lo puso nervioso, pero la furia lo dominó.

-No te vas a ir así -gruñó él, bloqueando la salida con su cuerpo, apostando a que ella no se atrevería a llamar-. Dame ese teléfono.

Se abalanzó sobre ella para arrebatarle el móvil. Scarlett se preparó para el impacto, cerrando los ojos.

Pero la puerta del apartamento, que había quedado mal cerrada, se abrió de golpe con un empujón brutal.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022