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- ¡No es el padre de control, eres tú el que es un mal jugador! - Él
se rió, su risa se apoderó de todo el interior de la habitación. Papá.
Rápidamente lo miré con una sonrisa de satisfacción en mis labios. papa y
hijo, eso éramos, un lazo eterno que duraría para siempre.
CAPITULO 34 - OLIVER
Sábado. Por fn había llegado el gran día.