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Narra Lisa
Después de haber jugado con mis hermanas en el jardín, me voy a mi habitación, miro la recámara de Martín muerdo el labio poco nerviosa, no puedo dejar de pensar en él, en mi Martín desde que regrese, lo amo, si lo ignore cuando estaba en la sala fue porque me duele mucho su indiferencia y no quería que me volviera a rechazar, «ay mi amor, mi Martín no sabes cuánto te amo y te extraño» cierro los ojos, lágrimas salen recorriendo mi cara, suelto un suspiro, limpió mis lágrimas.
Entro a mi cuarto, me acuesto en la cama, agarro mi móvil y veo las fotos donde salimos juntos, suelto el llanto, lo extraño muchísimo, no soporto saber que está con otra, que sus manos acarician otro cuerpo, que sus besos son de otra. Salgo de mi habitación y veo la recámara de Martín, me vuelvo a morder el labio inferior ansiosa, pongo mi mano en el picaporte, retiro la mano de la manija.
«Es mejor darle tiempo, lo necesita, aunque quiero decirle las razones por el cual me fui de su lado, todo aquello que me dejó el corazón destrozado, merece saber toda la verdad»
Con pasos cansados me conduje hasta el sillón donde me deje caer.
Estoy acostada en el sofá, y siento que alguien me toca el hombro, al voltear veo que es Manuel, nos damos una ligera sonrisa.
-Ay mija, se nota tanto tú tristeza -me dice con melancolía.
Suelto un ligero suspiro.
-Si estoy triste, lo extraño mucho -le comenté con voz apagada.
-Más tarde nos vamos a reunir, para que les cuenten toda la verdad.
Asiento con una pequeña sonrisa.
Me quedo sentada, minutos después siento la presencia de alguien, volteo y lo veo a él. Me mira con mucha frialdad, hay mucho odio en sus ojos. «En cuánto sepas el porque tuve que alejarme de ti, dejaras de verme así mi amor»
Mi hermano y yo nos reunimos en el comedor con mamá, las niñas y Manuel.
Nancy y Kenia nos comenzaron a servir.
Cenamos mientras platicábamos, de todo lo que hemos pasado, lo mal que estamos de no estar con nuestros amores. Manuel nos dijo que ya no estemos tristes, que luego de decirles el motivo del cual tuvimos que hacer lo que hicimos, volveremos a estar juntos de nuevo.
Finalizamos de cenar y nos retiramos a nuestras habitaciones. Horas más tarde Manuel me mandó un mensaje diciéndome que pasáramos al despacho.
Al llegar al despacho mi hermano y yo vimos a Manuel con Martín y Michelle.
Martín suelta un suspiro pesado.
-¿Qué significa esto? ¿Qué hacen ellos aquí?- pregunta con enfado.
Manuel lo ignora y nos pide que tomemos asiento frente a ellos.
-Ahora si estamos todos - responde Manuel mirando a Martín.
-Sabemos que no quieren saber nada de nosotros, por lo que pasó hace tres años atrás -dije con tristeza.
-Pero todo lo que pasó tiene una justificación -comento Héctor.
Martín y Mich soltaron una risa ironía.
-Al día siguiente de navidad, cuando salí a buscar mi chamarra al carro -pare un segundo para poder continuar. -Denisse me secuestro, me dijo que si no eras de ella tampoco serías mío -mis ojos se cristalizaron. -Al día siguiente del secuestro logré salir de su casa, pero me agarró y me dijo que te haría daño, que no iba a permitir que fuéramos felices, yo le suplique que no te hiciera daño que sería capas de alejarme de ti con tal de que no te lastimará, delante de ella te marque y le te dije esas cosas horribles que estaban muy lejos de sentir.
Empecé a llorar, pude notar la mirada fría de Martín, me dolió horrible la forma en la que me miraba.
-La razón por la que yo te dije esas cosas mi Mich, fue por qué el hermano de Óscar, me amenazó con hacerles daño, me dijo que iba a pagar muy caro por la muerte de su hermano, yo tenía que protegerlos, si te hubiera puesto una mano encima no lo hubiera aguantado, eres todo para mí te amo con toda mi vida -Héctor tenía la voz entre cortada.
Mi hermano trató de acercarse a Michelle, pero lo rechazó.
-Aléjate de mí, no te me acerques -espeta Mich con desprecio.
-Mi Mich -dijo Héctor con caideza.
-No me digas así - espeto Michelle con ira. -Que fácil venir y decirnos todo esto, después de todo lo que lloramos por ustedes, no saben cómo nos destrozaron la vida - dice con dolor.
-Mi hermana tiene razón -declaro Martín molesto.
-¡Lo hicimos para protegerlos!- exclamamos con desesperación.
-Nosotros no les hubiéramos hecho eso, hubiéramos luchado juntos, en vez de huir -dice con pesar.
-No deben de ser así de injustos, ustedes los aman, están enamorados de ellos -dijo Manuel abrazándome sin parar de llorar.
-Estas muy equivocado hermanito -dijo Michelle con arrogancia. -La única persona que merece mis sentimientos es el hombre con quién voy a casarme - dice Michelle alzando su mano donde reposaba su anillo de compromiso-, estás enterrado y olvidado para mí, Héctor.
-Tú sabes que eso es una vil mentira -declaro Héctor con certeza. -Podrás intentar engañarte a ti misma con esas palabras, pero no puedes engañarme a mi, te conozco y se que sigues sintiéndote mía, así como yo sigo sintiéndome tuyo, nos pertenecemos y aunque digas mil palabras, nada cambiará ese hecho.
Nos quedamos viéndonos, lloraba desconsoladamente, quisiera que mi Martín me abrazara, que entienda que lo hice por protección.
-Mi amor, mi Martín -dije entre llantos. -Entiende que lo hice por amor, a mí me dolió muchísimo todo esto, pero no tenía de otra -decía sollozando. -Te amo, eres todo para mí. Hemos regresado por ustedes, porque los amamos más que a nada en el mundo -me levanté y me acerque para abrazarlo, cuando estuve a punto de abalanzarme a él, me rechazó.
Mis ojos estaban llenos de lágrimas, me duele mucho su rechazo, pensé que después de contarle todo a mi Martín estaríamos de nuevo juntos.
-No puedo perdonarte Lisa Fernanda, me lastimaste mucho, la verdad yo ya no siento nada por ti, ya no te amo. -me decía mientras me miraba con frialdad.
Lo miraba con demasiada tristeza, mis lágrimas salían como cascadas.
-No te creo nada -alce la voz mientras lloraba -Tú me amas, me amas tanto como yo ti -le decía llorando con exasperación.
-Ya no los amamos, a quienes amamos son a nuestras parejas, Braian y Valentina -dijo Michelle. -Les pedimos que nos dejen en paz, vamos a vivir en el mismo techo -dijo Mich mientras veía a su alrededor, -hagan cómo que no existimos.
Manuel me tomó y me refugio en sus brazos, los miró con reprobación.
-Me han decepcionado mucho, yo jamás los hubiera tratado de esa manera -declaro molesto. -Con Sonia y conmigo no cuentes, no voy a entregarte el día de tu boda - iba a salir pero se regresó y miro a Michelle. -¡Ah! Y olvídate de la herencia de mis padres, no verás un peso de ese dinero, no permitiré que el bueno para nada de tu noviecito toque un peso de esa herencia -Mich se levanta furica del sillón.
-No puedes hacerme eso -gruño Michelle.
-Claro que puedo -respondió Manuel con firmeza.
-Ellos ni siquiera son nada tuyo Manuel, tu familia somos Martín, Sonia las niñas y yo -le dice con desprecio.
-No puedes hacerle eso a nuestra hermana -reprocha Martín.
-Ya dije lo que va a pasar -aclara enojado.
Salimos del estudio. Yo no podía dejar de llorar en los brazos de Manuel, mamá se acercó a mi y me consoló, Manuel le platico lo que había pasado en el estudio, mi madre estaba que no lo creía. Mi hermano y yo estamos demasiado tristes, pensábamos que todo se iba a arreglar e íbamos a estar juntos de nuevo, pero fue todo lo contrario los Martín y Mich nos odian.
Luego de llorar en los brazos de mamá, mi hermano y yo nos fuimos a nuestras recámaras, al llegar me tire en la cama no podía dejar de sollozar, me siento muy mal, tengo la necesidad de... no, no, no puedo caer de nuevo en esa maldita enfermedad que hace años.
Respiré profundamente varias veces. Pasaron unas cuantas horas, salí de la habitación, baje las escaleras y me dirigí a la cocina, al abrir el refrigerador ví pastel, sentía la necesidad de devorármelo con desesperación, me siento tan frustrada. «Tranquila, tranquila» repetía mentalmente. Cerré la puerta del refrigerador, tomé un vaso, le puse agua y la bebí hasta el fondo.
Agarré la foto de Martín, comencé a llorar, me acomode en el sillón con la foto en mis manos, la veía y mis lágrimas mojaban el portarretrato, le empecé a hablar a la foto, con todo el dolor que sentía por dentro por su rechazo, puse el portarretrato en mi pecho y lo abrace con todas mis fuerzas, no podía dejar de llorar, lloraba desconsoladamente.
Estuve un rato así, luego puse la foto frente a mi, la mire y dije.
-Te amo mi amor y voy a recuperarte, se que aún me amas tanto como yo a ti, no creí ni una sola palabra de lo que dijiste en el despacho -le di un beso, con cuidado la puse en su lugar y me fui a mi cuarto, al llegar me acuesto en la cama, aún sigo sollozando, por más que quiero dejar de llorar no puedo, sin darme cuenta me quedo dormida llorando.