Capítulo 6 : La sombra misteriosa vuelve aparecer.

Súbitamente cerré los ojos cuando Teodosio señaló a Shade. Me puso nerviosa aquella situación. Porque ella, aun siendo humana, era algo sanguinaria o eso aparentaban sus acciones. Por ende, pensé que no la dejaría pasar.

Sin embargo, el bastón emitió luz blanca. Eso significaba que todo andaba bien. Shade había superado la prueba.

Así que, me alegre y de tanta emoción que tenía de que alguien como ella pasara la prueba, casi la abrazo, sino hubiera recordado que aprecio mi vida.

Al instante señaló a Osiris. Aunque, a este también le desconfiaba un poco. Más que nada en cómo trataba a las mujeres y su idiotez imperdonable. Cuando fue su turno, su cara pasó por dos etapas. La primera, por la de confianza en sí mismo. Y en la segunda, parecía la expresión de espanto que tiene uno cuando espera algo malo. Pero mis suposiciones eran equivocadas, porque el bastón también emitió la misma luz blanca, aunque parecía más clara de la que emitió en su momento cuando le tocó el turno a Shade. Suponía que el Elfo ya sabía quiénes eran los más puros. Es decir, que sí la luz era cada vez más clara con cada persona, aquella era más pura que las anteriores, entonces iría de manera ascendente.

Así lo pensé. Por lo cual, creí que me tocaría antes que Kahina, creyendo que ella era más pura, pero de nuevo me equivoqué. Le tocó a ella. Aunque no la conocía casi nada, no me parecía una mala persona, así que ni miré.

Sin embargo, el estúpido de Osiris me dijo, mientras estaba distraída, que el bastón se había oscurecido. Como una tonta le creí y me asusté. Con cara de espanto miré el bastón. Su luz era blanca e intensa. Mucho más clara que las veces anteriores.

Volví a lanzarle una mirada de ira a Osiris y luego lo traté indiferente. No caería nuevamente en una de sus bromas.

Teodosio hizo una pausa luego del turno de Kahina. Parecía como si aquel báculo necesitara la energía del Elfo. Sin embargo, este se recuperó rápidamente y prosiguió con su trabajo. Y entonces, me tocó a mí.

Él alzó una vez más el bastón dirigiéndolo hacía mí posición y este comenzó a temblar. Creí que iba a explotar. Pero luego, se desató un brillo muy intenso, que casi cegaba la vista de cualquiera. Todos nos sorprendimos. Especialmente yo.

Al instante, Teodosio exclamó con mucha sorpresa:

-¡Es impresionante la pureza de su corazón! Nunca había visto brillar tanto a este viejo bastón, a no ser-se interrumpió al instante.

-¿A no ser qué?-Pregunte con mucha curiosidad al mismo tiempo que me frotaba los ojos para despojarlos de la luz cegadora.

-Bueno una vez una joven de cabello pelirrojo se apareció por este bosque, y cuando le tocó realizar la prueba su pureza también era muy grande-Realizó otra pausa- Aunque ella también era un Caronte. Sin embargo, no porque seas un mensajero azul, quiera decir que de nacimiento eres pura-Explicó con mucha tranquilidad, como si les estuviera contando un cuento a niños pequeños. No obstante, mi sorpresa y mi curiosidad cada vez iban en aumento. Acababa de decir que un Caronte también había pasado por esa prueba- También influye de quienes estés rodeada o qué tipo de ángel eres, ya que eso cuenta en todas las civilizaciones. Como por ejemplo, también están los carontes negros, pero ya nos vamos a otro tema-Dijo entre risas a la vez que entrecerraba los ojos. Mientras hablaba su voz parecía ponerse más ronca y su barba que llegaba hasta el piso subía y bajaba, su túnica verde y azul le llegaba hasta sus piececitos y su nariz grande y respingada casi le tapaba los ojos.

Le pregunte, con entusiasmo y delicadeza, cuál era el nombre de esa joven. Él, me contestó con qué no se acordaba, que su memoria no le servía hacía rato. Solo recordaba un poco su rostro, aunque lo que más le quedó de aquella joven, fue su cabello de color rojizo y naranja. Como una flama.

-Pero así son los viejos ¡Olvidadizos!-Exclamó riendo con alegría. A pesar de no poder recordar gracias a su edad.

Recuerdo que Ariadna me había contado que los Elfos jefes, como Umbrey, viven como trescientos años. Ya que, no dependen de la fuerza corporal, sino que de su energía mágica. La cual, si bien tiene una duración, es muy fuerte mientras se mantenga.

Pero la curiosidad me valió más que ser educada, así que le insistí, pero aunque le insistía y le insistía no lograba recordar el nombre de aquella Caronte de cabello rojizo. Siempre me había interesado saber sobre otros ángeles. Puesto que, no era común ver uno en la Tierra.

De repente un árbol cayó frente a nosotros. ¡Casi le vuela la cabeza a Kahina! Lo único que logramos ver era una cabellera larga, que provenía del lugar donde cayó. Pensé que sería la misma silueta de antes con la cual habíamos tenido un enfrentamiento.

Shade se había puesto en posición de ataque. Osiris la seguía, mientras que el Elfo gritaba que nos fuéramos, que él se encargaría. Y que no perdiéramos el tiempo, ya que la encerraría en uno de sus conjuros.

Shade asintió y nos dijo que le hiciéramos caso y escapáramos. No tenía sentido luchar, fuera lo que fuera, esa cosa no iba a poder escapar del bosque. No podría pasar la prueba y se quedaría toda la eternidad allí.

Ese pensamiento me hizo más fuerte. Mi corazón latía muy rápido. Nunca me había sentido así. Estaba tranquila pero al mismo tiempo sentí el peligro y me sentí más fuerte. Me sentía más libre y por fin me tranquilicé totalmente, pero sin pasarme de la raya. Sin embargo, sentía una opresión en el pecho. Una mala sensación. Como un escalofrío. Además, a Kahina se le habían puesto los pelos de punta. Casi le saca la cabeza un árbol. Osiris, quedó traumado desde la primera vez que se cruzó con aquella sombra. Tenía una espada en la mano derecha, que le había pedido a Shade, y miraba para todos lados, como si sintiera que alguien lo perseguía. Shade parecía molesta pero también la notaba algo tensa. Esta situación nos estaba alarmando, debíamos de tener mucho cuidado. Nunca había pasado esto, no que yo recordara.

Aun así, seguíamos el camino sin mirar atrás. Pero a medida que avanzábamos, más gente parecía haber tenido encuentros con aquella silueta demoníaca. Los relatos eran bastante similares entre sí. A algunos los habían pulverizado y a otros los habían partido a la mitad, sin razón alguna. Las criaturas estaban desesperadas.

Entonces, pensé en las autoridades. Como por ejemplo, los faunos o centauros, los mismos magos de la academia. Pero no estaban disponibles. Muchos preparativos para la competencia que tenía locos a todos. Más que este hecho misterioso no era normal para nada. Sin embargo, preferían ponerle atención a la competencia, para así, cuando se eligiese al Guardián, se enfrente a aquel ser y lo derrotase, o eso comentaban.

Lo más terrible de todo esto, era que los hechos habían ocurrido más o menos cuando nosotros salíamos del Bosque. Es decir, la criatura había escapado o tenía un subordinado que la ayudaba. Porque con Shade nos pusimos a sacar cuentas y con la recolección de testigos que hicimos, se relacionaban con el tiempo del cual nosotros habíamos salido del Bosque y nos encontramos con aquel tumulto de gente. Más o menos unos minutos después. Aunque, también estaba la posibilidad de que pudiera estar en dos lugares al mismo tiempo. O no solo en dos, sino, en tres o cuatro, o cinco o miles y miles de millones de lugares. Eso se podía lograr con conjuros o con trucos que se utilizan en distintos distritos del mundo.

Más tarde, lo confirmamos. La criatura malévola había derrotado al Elfo Teodosio Umbrey, a los demás elfos y había escapado del bosque. Ni los árboles mágicos pudieron retenerla. Esto, nos daba el indicio de que se trataba de alguien realmente poderoso, y en sí, no era humano.

Shade lo había percibido desde aquella criatura de tres metros que habíamos enfrentado. Ese tipo de bestias no pueden controlarlas los humanos. Solo criaturas de un poder divino o que hayan hecho un trato con algún dios. Aunque la interrogante era ¿Qué quería? ¿Por qué hacía estas cosas? Ninguno de nosotros tenía mucha idea.

Shade propuso que aquella bestia que salió de la nada quería conquistar al mundo. Kahina nos quiso hacer creer que no tenía amigos y por eso hacía esas cosas tan feas, y lo único que quería era amor. Osiris dijo que lo único que en ese momento, esa criatura y cualquier otra quería, era ganar la competencia y no creí que estuviese tan errado. Pues, era una de las acciones que varias criaturas habían adoptado en otros momentos.

Quizá no era ganar la competencia. Pero quizá gobernar. O solo era una criatura loca y desquiciada. Además, mi conclusión era que, estaba utilizando todo este alboroto de la aptitud para poder darse a conocer y tomarnos en nuestros momentos más distraídos y atacarnos sin que nos diéramos cuenta, como ya había pasado.

Pero este tipo de hechos nunca habían sucedido. Aunque en mi mente me asaltó un recuerdo, que en la anterior competencia, cuando solo tenía cuatro, escuche que muchas de las criaturas, bestias y humanos habían resultado heridas. Sin embargo, se me vislumbraba un poco borroso, podía estar bastante equivocada. Pero, tal vez era una especie de advertencia de que algo malo va a ocurrir. O también, Shade por un lado tenía razón. En sí, puede tener que ver con conquistar el mundo, una región o algo por el estilo.

Eso sí, en estos momentos no está nadie seguro. Hasta ese momento habían sido muy pocas víctimas. El problema era que el número creciera o si no se le tomaban importancia a las ya fallecidas. Aunque a los otros dos, excepto Kahina, no les parecía importar. En especial a la Reina Macabra, la cual decía:

-Es mejor así. Es decir, menos competidores.

-¡No digas estupideces!-Le grité indignada. A Shade no le gusto para nada que le subiera la voz- Estas jugando con vidas, no es algo en lo que se puede dar el lujo de ser egoísta.

-¿Y a ti que te importa? No tiene nada que ver contigo. Es más, a ti Ángela, te beneficia-Exclamó entre dientes como si fuera a asomar su lengua bífida.

-No me interesa si me beneficia, en realidad si la competencia desde un principio se hubiese tratado de esto ¡No hubiera aceptado!-Volví a gritar más enojada aún, por su acusación. Como sí a mí me importara poner en juego las vidas de los demás. Aunque, Ariadna me había comentado que pondría mi vida en peligro, no me anticipó que podría haber un atentado. Sin embargo, lo demás sería por pura lógica. Lo que no significaba que jugara con las vidas de las demás criaturas como si me correspondiera.

-Entonces, te hubieses quedado desde un principio.

-¿Por qué dices eso?-La miré ingenuamente.

- Porque se te advirtió de los peligros que podrías pasar, pero solo a ti te sucede que te de lastima lo que ha pasado. Ni siquiera se han encargado de tratar de apaciguar las aguas. Sin contar a esas criaturas. Es decir, y seamos realistas, si hubieses sido tú la que estaría muerta, ninguna otra bestia o humano se preocuparía por alguien que ni han visto una vez en la vida. Apenas se preocupan de ellos mismos. Este tipo de competencias es para este tipo de gente. Si vas a llorar por todo sacrificio que se haga, bueno, te hubieses quedado en casa tranquila y sin correr peligro alguno. Este no es un mundo para que gente débil, como tú, que anda llorando y rogando porque no le pase nada, y mucho menos en este tipo de concursos, en el cual tendrás que luchar con otros y no creas que todos salen vivos.

-No creo que siempre sea así, sino nunca hubiésemos tenido todas las riquezas que tenemos. Si gente como la que has mencionado llega al puesto de Guardián, entonces nos estaríamos muriendo de hambre.

-Aunque sea así, como dices. Los Guardianes no son estúpidos, si cometen errores los echan. Por eso, muchos se hacen los buenos. Pero quien dice que lo que hoy comemos es lo que mejor que hemos producido. Ningún Guardián es perfecto. Si lo fuera sería un Dios. Pero los Dioses se ocupan de que la tierra tenga nutrientes, de que haya agua, que el clima concuerde con el tipo de terreno. Esas son cosas que hacen los Dioses. Pero los Guardianes gobiernan sobre humanos y bestias. Seres imperfectos. Las deidades son perfectas y no se encargan de sus creaciones. Solo dejan que se destruyan solas.

-No puedo seguir escuchando esas estupideces. Tu egoísmo va más allá de los límites.

-No son estupideces, ni tampoco pesimismo o egoísmo. Es la realidad. Te han criado dentro de una burbuja. Eres una hechicera, eres un ángel de nacimiento. No sé qué es lo que hace aquí una criatura del firmamento, deberías estar en las alturas sirviendo a los Dioses y escapar de este mundo tan imperfecto-Me gritó con un tono de amargura en sus palabras. Pude sentir su odio hacía mí solo por creer que era perfecta por ser un ángel. Ese era el tipo de pensamiento que todos en mi región tenían al verme.

Lo mismo que Shade había exclamado con enojo.

-Yo no lo creo. Seré un ángel, pero yo también tengo mis defectos y también quiero mucho a un ser humano-Le dije con furia. Me sentí un poco herida. Creí que ella no pensaría lo mismo que los demás- Que, aunque no tenga lazos de sangre, es mi padre por sentimiento y también tuve una madre humana. Seguro que mis padres biológicos deben de ser ángeles y deben tener una vida tranquila en el cielo. Pero por algo estoy aquí en la Tierra y no arriba. Y también por algo sigo de pie frente a ti y sigo con la frente en alto para competir. No me interesa hacer sacrificios descaradamente como las demás criaturas para beneficiarme. Pero me encantaría ser la guardiana una vez y poder brindar felicidad a todos los seres vivos de este mundo.

-¡Guau! que lindo discurso ¿Terminaste?-Exclamó con desprecio y se dio la vuelta. Luego volvió a escupir algunas palabras- Bien, sigamos con el viaje y olvidemos esta charla tan poco productiva, aunque lo único que me pregunto es ¿Cómo harás para no lastimar a nadie? La verdad será muy difícil para ti, pero te recomiendo que no seas tan flexible. No todos tienen compasión, solo porque seas un ángel-Aquellas palabras me dieron a entender que hablaba también de ella misma y que no podía confiar mucho en Shade luego de esta charla e intercambiar intereses. Pero, lo más interesante es que fue la primera vez que me sentí tan segura frente a una discusión.

Seguíamos un largo trecho, aún el camino no terminaba y no terminaría por un tiempo. Con los caballos y él camello cansado, nos detuvimos. Y en un pequeño claro más alejado del bosque de Los Elfos, que por fin habíamos podido pasar, escuchamos un grito de dolor.

Nos acercamos corriendo al lugar de donde provenía el grito. Cuando estuvimos cerca pudimos distinguir a una persona, de cabello rubio dorado y de tés tostada. Me dio la impresión que se parecía a Kahina, y así como lo pensé tenía una relación de sangre con ella y con Osiris.

Sin embargo, mis suplicas llegaron tarde. Se trataba de una de sus tías. Se llamaba Isis. Era una poderosa hechicera egipcia, la cual estaba sin vida frente a nuestros ojos. Su rostro tostado se estaba palideciendo y su corazón ya no latía. Solo por unos míseros segundos murió allí. Sí hubiéramos llegado antes, quizá la hubiéramos salvado. Esta poseía un puñal envenenado incrustado en su espalda, lo cual me pareció desagradable. Había un gran charco de sangre y sus ropas se habían teñido de ella.

A Kahina se le caían desesperadamente las lágrimas, mientras que Osiris se hacía el fuerte. Por lo que entendí era una persona que los cuidaba desde pequeños. Era una tía con la cual habían compartido muchas cosas. Al mismo tiempo, se lamentaron por sus primos, hijos de Isis. Ella poseía cuatro y uno de ellos era todavía un niño.

Pude comprender su dolor y me sentí triste al verlos así. El problema era que no tenía idea de cómo calmar a Kahina. Lo peor de todo era que había sido de nuevo esa sombra diabólica. Otra víctima más que cayó en sus manos. Y encima alguien inocente que no tenía nada que ver con la competencia. Alguien que solo estaba cumpliendo con su trabajo de mensajera en aquella región.

Luego de tranquilizar a Kahina, hablé con Osiris, pero estaba demasiado molesto como para decir cosas racionales. Exclamaba que cuando encontrase a ese ser lo desmembraría. Aunque, uno de los problemas era que solo lo habíamos visto como una sombra y que parecía tener alas. Sin embargo, lo de las alas se lo había agregado mi mente.

No obstante, con todo lo que sucedía estábamos perdiendo lo estribos. Kahina con una tristeza incontrolable, Shade con ganas de llegar, Osiris furioso y yo con un miedo y un coraje terrible. Así también, con las ganas que vine ya quería que terminara de una vez y que no hubiese más heridos.

Los cuatro suspiramos con hartazgo y pesar, siguiendo con el camino pues, otra no quedaba.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022