Capítulo 2 Ryuji

RYUJI

Esquivé un arpón de largo alcance, pero no unas redes que atraparon mis patas traseras, haciéndome caer sobre unos arboles. Con la maravillosa suerte de que un tronco se me incrustó en el pecho.

No puedo morir y heredé de mi madre el cómodo don de la auto curación, pero el tronco era demasiado grande para poder retomar mi forma humana y mis patas estaban atrapadas en la red impidiéndome sacarlo.

Estaba demasiado lejos para comunicarme con mi familia y tenía la sensación de que el grupo de caza se estaba acercando a gran velocidad. Estaba pensando como salir de esta sin torturar mentalmente a nadie cuando llegó ella.

Era realmente fea, y aún así cautivante. Me miró como si ver un dragón de mas de 25 metros de largo fuera algo cotidiano. Vio el tronco y la sangre y lo único que hizo fue tratar de tranquilizarme... si, ella a mi.

- No te preocupes, todo va a estar bien. Están lejos así que tenemos tiempo...

Su voz era roca, como si hubiera estado expuesta al humo recientemente, aún así el tono era tranquilizador. No me comuniqué con ella mentalmente, ya que no quería revelar mi identidad... aunque si no daba rienda a los rumores, sabría que los dragones ya estaban extinguidos y que el único que aún volaba era su emperador.

- Las sogas son demasiado gruesas y con mi cuchillo perderíamos mucho tiempo. Vi que puedes curarte solo.

Achique mis ojos ante la sospecha. Se dio cuenta porque se apuró a decirme:

- Tenias otra herida en el muslo que está cicatrizando rápidamente.

Instintivamente me relajé, realmente parecía querer ayudarme. Aún así no enlacé mentalmente.

- No tengo la fuerza suficiente para sacar el tronco, además porque si lo hiciera quedarían astillas y se podría infectar la herida.

No, definitivamente no sabe quien soy.

- Pero puedo hacerlo desaparecer de a poco para darle a tu cuerpo el tiempo suficiente para que se cure.

¿Desaparecer un tronco? ¿De que habla? Los humanos no tienen habilidades, solo las creaturas demoniacas... a menos que no sea una mestiza.

Acercó sus manos al extremo del tronco y este fue desapareciendo rápidamente hasta llegar al borde de mis escamas.

Aun siendo dragón mi cara de shock debe haber sido mas que evidente porque otra vez se apuró en darme explicaciones.

- No soy peligrosa, en serio. Quiero ayudar. Me llamo Oboro. Tengo este poder desde niñas así que se como usarlo. Voy a ir desapareciendo el tronco en capas, ni bien tu cuerpo vuelva a llegar al tronco sacaré la otra capa hasta que ya no quede nada. De esta forma no te desangrarás. Espero solo lograrlo antes de que lleguen...

No pude sacarme la duda sobre sus orígenes porque empezó inmediatamente a desaparecer los anillos del tronco. Rápidamente mi cuerpo empezó a cicatrizar y generar nuevo tejido. Faltaba poco cuando escuche a lo lejos unos caballos.

- Mierda... veo que me invento. Tu sigue curándote.

Y antes de irse desapareció varios anillos mas. Pude solo escuchar lo que hablaban, pero logró despistarlos. Por suerte no estaban interesados en ella, aunque con ese aspecto no se quien lo estaría, y se creyeron su mentira sobre un estruendo varios kilómetros hacia el oeste. Volvió corriendo acelerando la desaparición del tronco.

- No van a tardar en volver y no quiero estar aquí cuando eso pase.

Ni bien terminé de curarme corté las redes con mis garras delanteras y la miré. Su expresión era la misma, seria, sin emociones. Como si su aspecto no fuera real. Y entonces me di cuenta: un holograma. No de los mejores, ya que no reflejaba emociones en el rostro, pero bastante bueno ya que seguía sus movimientos.

El tono de su voz sin embargo delataba su estado de animo.

- Ya esta. Eres libre de irte. Te deseo lo mejor y espero puedas evitar situaciones como esta en el futuro. Ojalá volvamos a vernos algún día.

Me acarició el rostro. Estaba aliviada y feliz. Y se fue. Desapareció, así como vino.

no pidió nada a cambio.

Ni siquiera que la pusiera a salvo de los cazadores.

Nada de nada.

Y eso me trastornó.

Desde ese día no pude dejar de pensar en la calidez y gentileza de esa mujer horrible. Por que tenia que ser una mujer, imposible que fuera un hombre, no?

Las dudas empezaron a afectar de nuevo mi estado de animo.

Hasta que un grito me devolvió a la realidad.

            
            

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