Pero si he de ser sincero soy un masoquista al cual le encanta que los recuerdos me atormenten sin piedad alguna por lo que tal situación en sí ya no es tan alarmante y se ha vuelto más bien una constante.
Por ello sigo recordando este tipo de incidentes a pesar del efecto adverso que esto tiene sobre mi. Nuevamente en mi mente soy transportado al último día en que pase con mis padres.
Ese día después de pasar la mañana con mi padre me dediqué a hacer las labores que mi madre me otorgaba como lavar algunos trastos sucios, hacer mis deberes de la escuela y la infaltable labor de asear mi cuarto.Ese día relativamente apacible se encontraba inundado de una continua y agradable paz además el día era muy hermoso puesto que el sol brillaba a su máximo esplendor.
Y para hacerlo aún mejor casi al medio día mis padres y yo recibimos la visita de la Familia Australis, la familia de mi mejor amiga Rigel.
Recuerdo como ese día me encontraba jugando plácidamente en el patio de la cabaña de mis padres a pesar de que el lugar no era tan grande. Tanto el patio como la cabaña tenían el espacio suficiente para que los tres pudiéramos vivir cómodamente, esa era una maravillosa forma de vida la que llevábamos.
Cuando jugaba con un trozo de rama a ser un grandilocuente caballero repentinamente escuché un grito que maravillo mis oídos apenas al ser entonado.
-Kariiiii
Aquel maravillosos grito que provenía del camino y que lentamente se acercaba hacia la entrada del patio y cuya fuente era una hermosa chica de pelo castaño que corría despavoridamente hacia mí dirección mientras en la lejanía ignoraba las reprimendas de sus padres que a pesar de su poca atención continuaban con su serie de regaños empezando por su madre que gritaba su nombre lo más fuerte que podía.
-Riquel ve más despacio o si no te caerás.
Ignorando su petición la chica solamente da unas cuantas respuestas de manera obligatoria para calmar los nervios de su despavorida madre que aún continúa observándola horrorizada por su descuidada y poco preocupada actitud.
-Sí mamá voy a tener cuidado.
A pesar de la reprimenda no aminora su paso y en menos de un segundo aquella chica recorre una distancia bastante considerable al punto que cuando me doy cuenta se encuentra a tan solo unos pasos del lugar en el que estoy de pie sosteniendo mi espada imaginaria.
Tan rápida es que momentos después ya se encuentra abalanzándose despavoridamente hacia mi dirección que con su velocidad consigue derribarme bruscamente contra el frondoso pasto del jardín que a pesar de eso mi cuerpo recibe un doloroso golpe por absorber el impacto del golpe de ambos más, sin embargo, no parece importarle, ya que tan solo se recompone para darme un cálido y fuerte abrazo mientras besa mi mejilla.
-Kariiiii querido ¿Cómo estás el día de hoy?.
Tal actitud solo consigue hacer que una gran corriente de enojo sé mueva por todo mi ser y no por la gran tecleada, sino por la descarada demostración de afecto ante nuestros padres que apenas recibo y hace que me sonroje y mi cuerpo se quede totalmente rígido, pero en este momento no puedo permitir que mi familia observe un comportamiento tan poco propio de mí así delicadamente alejó a Rigel de mí.
-Muy bien Rigel y tú, ¿Cómo te encuentras?..
Ya de pie y mientras sacudo los rastros de tierra y pasto de mi camisa.
Pero antes de que pueda siquiera terminar de hablar sin aviso alguno soy tomado del antebrazo y a continuación jalado con fuerza excesiva hacia la dirección de Rigel que de manera exagerada me trata como si de un viejo muñeco se tratase mientras sin escuchar siquiera mis palabras solo repite.
-Oye Kariii vamos a jugar, vamos a jugar
-Rápido muévete
Sin saber nada que hacer solo puedo realizar una cara de confusión y algo de miedo ante su insistente actitud, aunque en el fondo no puedo evitar sentirme emocionado a tal grado que mi corazón palpita como un loco.
Él continuó ajetreo, se extendió durante rato, hasta el momento en que decido que es mejor acceder a jugar con ella, que seguir siendo tratado como un muñeco de trapo.
-Está bien, voy a ir a jugar contigo, solamente deja de jalarme que estoy comenzando a marearme.
Con aire victorioso y sabiendo que vuelve a salirse con la suya nuevamente, aquella niña caprichosa vuelve a abrazarme rodeando mi cuello, sus delicados delgados brazos que me permiten percibir su suave y sutil aroma.
Pero antes de que pudiéramos ir, la madre de Rigel ya la sujeta fuertemente del hombro mientras efusivamente la regañaba.
-Rigel ¿Que te he dicho de tus modales?.
La cara de Rigel por un momento se torna pálida, pero nuevamente después de unos segundos retoma su color original. Incluso parece ya no tomar en serio el regaño, por lo que solo mueve la cabeza para fingir que pone atención mientras su mente se encuentra en otro lugar.
Tanta es su confianza que nuevamente se dirige con audacia a su madre.
-Lo sé, mamá, pero es que él y yo tenemos mucho por jugar.-Como si estuviese dando explicación de algo que es bastante obvio hincha el pecho con orgullo mientras esboza una gran expresión de seriedad y continúa con su discurso.-Además de que la última vez que vine a jugar con Kari él me prometió que iríamos a explorar el bosque juntos.
-Oh, ya veo, pero eso no justifica el hecho de que lo trates como si fuera un muñeco.
-Si, lo siento mamá.
Ante tal conversación solo podía mirar anonadado a ambas mujeres.
Siendo sincero, la madre de Rigel era igual de hermosa que ella, además de que básicamente compartían el mismo tipo de características, el pelo castaño, la piel apiñonada y que a la vista era suave y tersa. Además de esos hermosos ojos color verde y que resaltaba su envidiable figura, en este caso claramente la madre más desarrollada que la hija, aun así era esperanzador que Rigel pudiera llegar a tener el mismo físico que su madre, además de su impecable sentido de la moda.
Ese día la señora Australis vestía un sencillo vestido floreado con unos zapatos de piso bastante cómodos y un pequeño listón rojo amarrado en una sencilla coleta en la parte superior de su cabeza, pero que gracias a su belleza esto la hacía ver bastante hechizante incluso podría decir que era casi tan hermosa como mi madre.
-Así que aquí te encuentras Karii Repentinamente a unos pasos de mi sobre mi hombro escuchó una gruesa e intimidante voz.-Espero que perdones la actitud tan descortés de mi hija.
Es entonces cuando el señor Australis se presenta ante mí. Él era la clase de hombre completamente opuesto a mi padre, si bien mi padre era de complexión delgada, él era un poco más robusto y musculoso, además de que prácticamente era calvo, con tan solo un poco de cabello a los lados que contrario al color de pelo de su hija era de color negro. Y que incluso diferían en el color del sus ojos, que no eran verdes como los de Rigel, sino que tenían un vívido color azul y que con su expresión rígida, severa, lucían intimidantes, casi imperturbables, además de que hacían una gran combinación con su gran bigote color negro que daba un aire espeluznante al igual que el de mi tío.
La característica que más recuerdo del señor Australis era que siempre vestía finas camisas de vestir hechas de seda con un conjunto de pantalones del mismo tipo, los cuales solo rotaban de colores negros azules o cafés y que por cierto ese día eran pantalones azules acompañados de una fina camisa blanca.
Después de las disculpas continuas de los señores Australis causadas por su desesperada hija, me veo obligado a partir en contra de mi voluntad, o mejor dicho casi a rastras en compañía de la proactiva Rigel que no deja de empujarme mientras jala el cuello de mi camisa como si de un perro se tratara.
Al final solo puedo ver como lentamente nos alejamos de mi casa y cuando comenzamos a adentrarnos al bosque observo como mis padres desesperadamente hacen señas y dirigen sus manos hacia el cielo e intentan hacer alguna clase de instrucción para que volvamos, pero en el fondo prefiero ignorarlos.
Al creer que solamente iba a ser para alguna de sus acostumbradas listas de prohibiciones que eran bastante comunes cuando me adentraba al bosque, así que los ignoro y solamente miro hacia el frente sin distracción alguna mientras sigo caminando como si nada sucediera junto con la inquieta chica.
Y así pasan primero los segundos, después los minutos y al final las horas mientras Rigel y yo jugueteamos y recorremos sin mesura alguna el bosque. El tiempo pasa tan rápido y entretenido que hay momentos en los que la noción del tiempo pasa desapercibida por nosotros, tanto que pasamos horas sin pensar en el mundo aparte de nosotros. Sin embargo, tiempo después de adentrarnos a jugar, llega el momento más determinante y crucial en mi vida y que sin imaginarlo cambiaría nuestras vidas completamente.
Rigel y yo nos encontramos jugando atrapadas mientras corremos a través de los vastos árboles, cuando sin percatarme mi pie izquierdo se atora con una raíz que se encuentra sobre la superficie y la cual ocasiona que me dé un fuerte golpe contra el suelo, dándome cuantos rasguños.
Aquel golpe no tuvo mayores consecuencias y solo consigo que mejore y disminuya el dolor cuando me siento durante unos minutos, así que lo mejor que puedo hacer es pedirle ayuda a Rigel para que me ayude a llegar hasta un viejo trozo de tronco en el cual tomamos asiento y en donde soy víctima de sus exageradas burlas.
Hasta que Rigel repentinamente habla sobre algo que nos intrigó a los dos, apenas comienza a decirlo. Con gran seriedad y perpetuidad me mira mientras en su mente recapitula una idea.
-Sabes el otro día, mientras mi padre me contaba un cuento para dormir, me dijo que justo a las afueras del pueblo, en la otra parte del bosque, se encuentra una estrella que cayó hace unos años del espacio que es bastante famosa entre la gente de Cassiopeia y la de los otros pueblos vecinos.
Al escuchar su idea no puedo evitar recordar algunas historias que escuché por parte de mis padres sobre ese lugar. Pero evitó interrumpir su relato, por lo que prefiero seguirla mirando fijamente y esperar a que termine.
-Él me contó que es una gran estrella que hace muchos años cayó del espacio y que ha permanecido en el pueblo por muchos años y que su característica principal es que es bastante similar a la figura de un corazón.
Intentó prestarle toda mi atención, pero no puedo evitar recordar aquella historia que alguna vez mi padre han contado y que es uno de los mitos más comunes de Cassiopeia e incluso de los pueblos de los alrededores
La historia es simple hace miles de años, incluso antes de lo que hoy conocemos como Cassiopedia en las viejas tribus que fundaron este pueblo repentinamente un astro celestial cayó de la nada, motivo por el cual los habitantes de la zona lo tomaron como un mensaje divino, puesto que fue un fenómeno único en su tipo.
Sin embargo, para sorpresa de muchos, con el tiempo aquel mágico astro fue adoptando la figura de un corazón, por lo que sin saber en qué momento repentinamente entre la gente del pueblo comenzó a circular la leyenda de que aquel astro celestial que había caído a tierras mortales era un mensaje de los dioses para traer bienaventuranza y felicidad a los humanos.
Motivo por el cual de la noche a la mañana se dijo que era un regalo para los enamorados.
A partir de ahí la creencia de qué si un par de personas que verdaderamente se amaban tocaban aquel mágico pedazo de roca reforzaría su amor y estarían destinados a pasar el resto de sus vidas juntos y en armonía, rebosantes de amor y felicidad.
Gracias a esto el pueblo es una atracción turística bastante importante en el área, donde año con año se reúnen miles y miles de supersticiosos.
En un momento fui parte de ese montón de soñadores incautos que adoran a una roca en forma de un órgano, sin embargo, la magia se disipó cuando descubrí que desde el principio de los tiempos la zona del pueblo es altamente propensa a caídas de meteoritos motivos por el cual se explica la llegada de esa roca lunar y que hace que toda la magia de la historia se esfume aunque en ese momento era un tema totalmente desconocido para mí.
Aun así a pesar de eso había oído escuchar igualmente por parte de mis padres acerca de aquel mágico cráter que como lo había descrito Rigel se encuentra justo a las afueras del pueblo a orillas de la montaña colocado como una atracción turística por parte del pueblo y la cual se dice que en uno de sus extremos tiene una especie de marca con forma de corazón y la cual se cree que si dos enamorados van hasta el lugar donde se encuentra aquel asteroide y tocan la marca en forma de corazón ambos con sus palmas estos estarán destinados a permanecer juntos por siempre.
Es una historia que por el rumbo es bastante famosa, tanto que incluso sus padres y los míos habían ido a ese lugar de jóvenes para asegurarse de que su amor durará para siempre.
En ese momento, a pesar de eso, no comprendía la intención de aquella chiquilla inquieta.
A pesar de eso intenté aportar a la plática lo poco que sabía acerca de ese lugar
-Me parece que mis papás también han hablado de esa estrella.-Confundido solamente jugueteo con mi sudoroso y desordenado pelo mientras miro directamente a esa chica que muestra una pícara sonrisa
-Igual a mi Papá me dijo que me llevaría a conocerla si sacaba buenas calificaciones, pero como reprobé un par de materias cuando se lo pedí se negó.
En ese preciso momento es cuando no puedo evitar soltar una pequeña sonrisa que al ser notada por Rigel casi provoca que esta me mate a golpes, por lo que para aminorar su enojo y desviar su atención.
-Mi padre una vez me llevó por ese lugar y no se encuentra muy lejos de aquí, de hecho solamente se debe de cruzar la montaña.
Y ahí es donde tomo la decisión más estúpida y mortífera que alguna vez pude haber hecho, puesto que apenas Rigel al escuchar esas palabras sus ojos se iluminan y como en un dibujo animado su cabeza se ilumina como si tuviese una malévola idea.
-Que Karii conoces ese lugar ¿Sabes en donde se encuentra?.-Se acerca a mí amenazadoramente invadiendo mi espacio personal y mirándome fijamente a los ojos, a lo que solamente intentó desviar mi visión hacia otro lado y esperar a que olvide que dije algo.
-La verdad no, pero una vez acompañé a mi papá por esa zona y dijo que no se encontraba muy lejos de aquí y que incluso era posible llegar en veinte minutos.-Eso solamente me hizo darme cuenta de que tan débil soy ante la presión y más de una chica por lo que no pude evitar sentirme como él. Más grande idiota del mundo y cuya sensación empeoraba aún más con la presión que era ejercida sobre mí.
-Es en serio, podrías ayudarme a buscarlo si vamos los dos juntos, estoy segura de que lo encontraremos enseguida y podremos dar un pequeño vistazo a la gran estrella.
Mi rostro solo refleja total confusión, puesto que no tengo la mínima idea de hacia dónde se encuentra aquel lugar y si bien es cierto que había ido en algunas ocasiones cerca, nunca le había prestado la suficiente atención al camino, por lo que intenté negarme.
-La verdad no creo que sea buena idea, además no sé muy bien hacia donde deberíamos de ir, fue la respuesta más lógica y confiada que puede otorgar en ese instante.
Pero ante la duda y confusión que expresa aquella niña caprichosa, solo me miró con desdén y molestia, gritándome bruscamente y retomando el camino de regreso hacia mi casa. A lo que intento consolarla ofreciendo algún otro tipo de intercambio como regalarle dulces o incluso hacer sus deberes de la escuela, cosa que a ella ni siquiera le interesó. Razón por la cual corrí en busca de ella para poder calmarla.
Hoy en día, sin embargo, el pensamiento que surge en mi mente en forma de una pequeña pregunta es algo que por momentos llega a torturarme y hace que una gran pena se extienda sobre todo mi ser y es la pregunta de ¿Si tan solo lo hubiera dejado así.?
Lamentablemente, lo que hago después complica aún más la situación cuando Rigel empieza a caminar y lo único que se me ocurre es decir...
-Oye, espera a dónde vas todavía podemos jugar un poco más.
Ante mis ojos la molesta chica solo sigue caminando sin siquiera tomarse la molestia de girar su vista hacia mí.
Algo que llama poderosamente mi atención es que el cielo comienza rápidamente a tomar un tono grisáceo y que cambia totalmente al de apenas unos cuantos minutos en donde en un abrir y cerrar de ojos el brillante y cálido cielo azul se ha ocultado para dar paso a reverberantes rayos y negras nubes cargadas de una incontrolable lluvia feroz y destructiva.
Sin importarme eso me concentro en volver a hacer un intento más para que la chica deje su rabieta y vuelva a jugar conmigo, así que sin pensarlo dos veces y aún con el tobillo bastante adolorido corro para poder alcanzarla y al estar a unos centímetros intentó tomar su antebrazo para poder hablar de forma más tranquila, pero ante mi torpe forma de atacar los problemas lo único que recibo es un violento manotazo que envía mi mano a volar de forma inesperada.
A lo que lo único que puedo hacer es volver a intentar calmarla de manera estúpida.
Oye tranquila-Mientras ella continúa en su violenta postura.
-No me toques
-Espera Rigel que es lo que te pasa-Por fin accede de manera violenta a entablar por lo menos el diálogo.
-Qué te pasa.
-Te pedí que me llevaras a ver la estrella y te negaste.-Continuó con su maldita actitud caprichosa y arrogante, haciendo que incluso considere el por qué me siento tan atraído por ella.
-No me negué, solamente te dije que no sabía en donde se encuentra.
-Dijiste que estaba justo al otro lado del bosque, a las faldas de la montaña y que incluso ya había ido con tu padre, por lo que si quisieras podrías llevarme.
Relativamente, es bastante sorprendente lo inteligente que puede ser esa pequeña chica cuando de verdad desea algo. A primera instancia en una habilidad sorprendente, pero cuando eres la víctima de tal comportamiento te hace desear golpearla, de todos modos no puedo asestar un golpe a la chica que me gusta, por lo cuál simplemente intentó hacerla recapacitar.
-No es muy riesgoso, además no crees que nuestros padres nos matarían.
-Te oí decir que estaba a apenas unos minutos, así que si nos apresuramos estaríamos justo aquí antes de que se dieran cuenta.
-No creo que sea posible lo que estás diciendo.
Antes de que siquiera pudiera terminar lágrimas comenzaban a correr a través de sus mejillas y la declaración que realiza a continuación es lo que acaba de voltear completamente mi mundo.
-Quería que tú y yo pusiéramos las manos sobre la estrella, como me contó mi papá, para así poder estar juntos por siempre.
Tal declaración envía una corriente eléctrica a mi cerebro que me petrifica completamente y hace que durante un momento me quedé totalmente inerte sobre el lugar en el cual me encuentro, aun así tardo una eternidad en poder asimilar tales declaraciones que hacen que mi corazón se acelere de forma arrítmica y que surja la duda en mi mente de sí verdaderamente lo dice en serio o solamente es un chantaje.
El pensar que la chica a la cual amo en secreto deseara el colocar sus manos junto a las mías para que estemos juntos por siempre en una roca mágica en la cual incluso nuestros padres han jurado su amor. Solamente genera que mi mente sea un descabellado torbellino de emociones que no hace más que revolver desde mis entrañas hasta mi cabeza que se siente como si en cualquier momento es posible que explote.
Ante tal declaración mi ineptitud y estupidez se hacen presentes después de pensarlo exageradamente y llegar a la misma conclusión de que es una oportunidad irrepetible. Gracias a lo cual en ese momento por mis infantiles deseos de plasmar las palmas junto con la chica de mis sueños.
Solo provoca que responda de forma apresurada y tome una descripción errónea para complacerla.
-Está bien, si nos apresuramos yo creo que es posible que volvamos incluso antes de que llueva, así que deja de llorar y démonos prisa.
Rigel ante mi declaración se limpia las lágrimas y pone una magnífica sonrisa de oreja a oreja que solamente termina maravillándome aún más y elimina todas las objeciones que surgen en mí hasta ese momento.
-Apresúrate, debemos de ir hacia lo más profundo del bosque. Me dirijo hacia ella mostrando una gran sonrisa.
Y así comienza nuestra travesía hacia la otra parte del bosque, hacia la estrella del amor en la que Rigel y yo pensamos plasmar nuestras manos para jurar estar juntos por toda la eternidad.
Lamentablemente, no todo es tan sencillo como parece, puesto que caminamos y caminamos durante un buen rato sin obtener resultado alguno.
Es tanto el tiempo que pasa que sin darnos cuenta llegamos al punto en el que el cielo se encuentra totalmente grisáceo, sin rastro alguno del maravilloso color azul de hace unas horas.
Y para empeorar las cosas, en ese momento una gran ráfaga de viento y truenos empieza a azotar devastadoramente al bosque.
Rigel al ver la fuerte tormenta que se avecina se aferra fuertemente a mi brazo mientras al oído me dice.
-Karii creo que deberíamos de regresar, parece que la lluvia va a ser bastante fuerte y nuestros padres se van a preocupar si no regresamos.
Un pequeño rastro de ira se hace presente en mi ser, tanto que pienso seriamente en gritarle te lo dije, pero entiendo que hay cosas más importantes que considerar.
Ante la declaración lo único que puedo hacer es intentar aclarar mi mente para buscar alguna señal o característica que pueda ayudar a ubicar el camino de vuelta, pero es un proceso totalmente inútil, ya que el aire y las hojas golpeando constantemente mi cara solamente hacen aumentar la tensión y el estrés en mi mente que poco a poco se va haciendo presente en cada uno de mis rasgos.
Es en este punto cuando considero que las cosas no pueden empeorar más.
Cuando como una especie de mofa por parte de la vida sin aviso alguno, una cantidad inconmensurable de gotas comienza a caer sin excepción alguna sobre todo el bosque, por lo cual toda esperanza de poder encontrar algún indicio o señal de regreso a casa se ve ensombrecida por esas finas pero mortales gotas de lluvia.
Entonces es cuando dirijo mi vista hacia Rigel esperando alguna idea o ayuda de su parte cuando me doy cuenta de que ella tiene un rostro bastante aterrorizado y es donde me percato que estábamos completamente perdidos.
Procuro mantener la calma y evitar que aquella chica tan berrinchuda y cobarde comience a llorar como una loca, por lo que lo único que se me ocurre es intentar calmarla.
-Rigel Rigel.- Habló rápidamente, pero la chica parece estar en shock, puesto que no reacciona a mis llamados y solamente continúa viendo directamente hacia un punto vacío en el bosque mientras murmura, algo que no puedo entender, a pesar de eso el agua sigue cayendo descontroladamente y logra que poco a poco el firme y duro piso de tierra se convierten en un cúmulo de lodo que dificulta enormemente la capacidad de movimiento de ambos por lo que tenemos que comenzar a apoyarnos en hombros para poder seguir avanzando.
Tan alta es la cantidad de agua y lodo que llega incluso a alcanzar la altura de mis rodillas, haciéndome desear que hubiese contado con unas botas o algunos impermeables en ese momento, tal vez así las cosas hubieran podido ser un poco más fáciles. Mi compañera que está gran tempestad solamente cuenta con su hermoso vestido floreado que para este punto ya se encuentra totalmente bañado en lodo y que al igual que su par de finos zapatos rosas para este instante ya son totalmente cafés.
Mi caso no es muy diferente, solo llevando una delgada sudadera y un par de jeans sin mucho chiste acompañados de un par de tenis que si bien no son los indicados para este tipo de problemática, si son más efectivos que el vestido y los zapatos de vestir rosas.
Poco a poco la lluvia continúa y continúa como un suave y mortal reloj de arena en inicio por minutos y después incluso llega a horas y la lluvia en lugar de aminorar golpea con toda la fuerza posible.
Las ráfagas de aire sacuden los árboles de manera tan abrupta, tanto que incluso hay momentos en los que parece que al menos un par saldrán volando sin mucho problema, afortunadamente para este instante Rigel y yo ya nos encontrábamos en el orificio de un gran árbol hueco en el cual nos refugiamos del gran desastre que ocurre afuera.
Lo único malo es que apenas cabemos los dos en cuclillas y que aunque nos mantenemos mayormente a salvo, no evita que nos empapemos. En comparación el mayor problema que en este momento requiere mi atención no es tan malo.
El problema que mayormente dificulta nuestra estadía en este incómodo y húmedo árbol es el incontrolable llanto de Rigel que desde hace un tiempo no para de derramar exageradas lágrimas que no hacen más que presionar aún más de lo que ya me encuentro.
La lluvia sigue hasta que pasan algunas horas más y nosotros en ningún momento podemos siquiera salir del árbol.
Al asomar nuestras cabezas por el pequeño orificio del árbol observamos como el piso completamente se ha convertido en abundante lodo esparcido por todos lados como si de un pantano se tratase.
Paso tanto tiempo que nunca me percate en que momento, Rigel ha dejado de llorar y aunque ha dejado su exagerado llanto, ahora solo se remonta a ver perturbadoramente hacia el horizonte como si su mente estuviera en otro lugar, actitud la cual ni siquiera puedo intentar ayudar a calmarla, ya que me encuentro en igual o peor condición por lo que lo único que hago es tomar su mano fría y mojada con fuerza transmitiendo un poco de mi calor hacia ella que está totalmente helada.
-Todo va a estar bien. Repito en voz alta para tranquilizarla, pero en el fondo más para tranquilizarme a mí, ya que me encuentro en igual o peor situación, pero a pesar de eso intento ser el racional para no tener que depender de la horrorizada Rigel además ¿Es lo que un hombre haría? No.
Entonces la situación nuevamente vuelve a complicarse, motivo por el cual deseo arrancarme una gran parte de mi cabello. Y la razón por lo cual la situación se vuelve más compleja es gracias al gran impacto de un relámpago sobre la copa de un árbol que se encuentra a tan solo a unos cuantos árboles del nuestro.
Al observar no puedo evitar querer llorar al ver como nuevamente un rayo ahora impacta al árbol que se encuentra a tan solo unos pasos de nosotros, cosa que hace que toda el área retumbe aterradoramente mientras nuestros oídos se ven distorsionados por el fuerte sonido que se genera a lo que solo podemos sujetar nuestras orejas con expresiones de dolor.
Razón por la cual solamente con mirarnos decidimos salir corriendo en busca de otro refugio menos peligroso.
Salimos despavoridos a través del bosque con gran dificultad mientras chocamos con trozos de ramas y hojas que se adhieren a nuestros rostros gracias a las corrientes de aire que continúan golpeándonos con gran fuerza.
Por la cual sujeto con gran fuerza la mano de Rigel que se encuentra detrás de mí, aferrada a la parte trasera de mi camisa.
Corremos con todas nuestras fuerzas a través del lodo que está bastante húmedo y que nuevamente dificulta nuestro andar, por lo que debemos seguir apoyados en hombros para poder movernos.
Busco animar a la fastidiosa chica a mi lado pero esta ni siquiera me presta atención de lo perturbada que se encuentra pero aún continúa con su pueril comportamiento, entonces sin esperarlo nuevamente a unos metros de nosotros, otro rayo impacta en la copa de un árbol que se encuentran a unos cuantos pasos.
Cosa que termina de derrumbar la poca moral que aún nos queda y hace que Rigel que en este instante se tire en el piso completamente desmotivado a llorar.
Por lo que como una endeble y frágil torre también me derrumbó sobre mis rodillas mientras en mi mente desesperada repite una pregunta para un ser omnipotente que nos ha enfrascado en esta situación.
-¿Por qué dios?.