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El edificio grisáceo y tétrico ubicado en una esquina del barrio Ocean Hill en Brooklyn NY, era el hogar de Sandy, su apartamento ubicado en el cuarto piso de ese sitio era propiedad de su abuela, desde siempre había vivido ahí, incluso antes de que Trevor, el padre de la chica, formara su imperio, ese que ya no les pertenecía.
- Abuela ¿te has despertado tan temprano? – cuestionó Sandy a su abuela que recién despertaba su siesta, por lo regular lo hacía luego de que ella se marchaba.
- Sí, que bueno que has venido a visitarme Kate – dijo Paulline al confundir a Sandy con su difunta madre, Kate Williams.
Pauline Williams, la abuela de Sandy, sufría de una enfermedad llamada Alzheimer, por ello necesitaba cuidados especiales y cada vez que la olvidaba su nieta sufría mucho, incluso odiaba que la confundiera con su madre, no porque no quisiera a su progenitora, más bien, debido a que le hacía recordar los estragos que esa traición por parte de Richard Graham había dejado en su familia.
Sandy culpaba a Richard incluso de la enfermedad de su abuela, por que daba la casualidad que luego de la trágica muerte de sus padres en ese accidente, donde de igual manera recibieron la noticia de que todos sus bienes se les habían sido arrebatado y por ello al escuchar esa llamada, Trevor perdió el control de su auto, invadiendo el carril contrario, para luego al ver un inminente choque de frente con un autobús escolar, decidiera volantear directo hacia un acantilado donde al instante perdió la vida junto a su esposa Kate.
- No abuela, soy Sandy ¿me recuerdas? – le dijo, sujetándola de la mano y frotándola sobre su mejilla.
- ¿Sandy? – Cuestiono desconcertada Paulline - ¡Ah sí!, ¡Sandy!, que rápido has crecido – esas palabras lograron asomar una sonrisa en Sandy, que al tiempo derramo una lagrima.
- Si abuelita, he crecido muy rápido.
Cuando estaba mirando lo envejecida que estaba su abuela, cubierto su rostro por las arrugas y con los ojos decaídos por los signos de la edad, la rubia no pudo contener su melancolía, lamentando la situación que atravesaba su abuela, al tener que olvidar a su propia nieta, incluso que su hijo ya no estaba, pero a veces para Sandy eso era lo mejor.
En ocasiones cuando rememoraba en fugaces episodios, toda su vida y el hecho que su hijo había fallecido en un accidente a raíz de la traición de esos a quienes por toda una vida considero sus amigos, sufría repentinos ataques, los cuales solo se apaciguaban con tranquilizantes que los médicos suministraban en la sala de urgencias.
- Hola, hola, buenos días – llegó Britanny, quien era la joven enfermera, encargada de cuidar a Pauline mientras Sandy trabajaba en la cafetería.
- Britanny, bienvenida, gracias a dios que has llegado, se me está haciendo tardísimo, nos vemos en la noche – diciéndolo Sandy avanzó hacia la puerta de salida, llevando en su mano un bolso blanco.
.......
Ryan necesitaba percatarse de que su plan se llevara a cabo lo más pronto posible, sabía que Dexter se mantenía pisándole los talones y no podía permitir que él ganara esa batalla, así que bien temprano se levantó con el único fin de continuar su conquista con Sandy, eso de cortejarla le estaba pareciendo algo absurdo y aburrido.
Si bien era cierto que ella le gustaba, no era su estilo tener que aguardar tanto tiempo con una mujer, actuando como un adolescente enamorado, simplemente eso no iba con él, además de que el tiempo cada vez se agotaba y debía cumplir ese último reglamento de su padre, de lo contrario no obtendría lo que tanto anhelaba, por ello debía actuar rápido, haciendo a una lado a ese Ryan puberto que hace mucho tiempo había quedado atrás, dejando a un hombre en su lugar.
- ¡Sandy! – se le apareció de improviso.
- ¡Ryan! ¿Qué haces aquí?, son las seis de la mañana – exclamo Sandy sorprendida de verlo parado a un lado de la puerta de entrada a la cafetería, ella como era dueña del negocio, llegaba bien de mañana para aperturarlo, por lo cual también tenía las llaves.
Él desconocía que Sandy tuviera ese negocio familiar, Ryan solo suponía que era una empleada, aun no se había dado a la tarea de cuestionarla al respecto, debido que hasta ese momento la vida de la rubia para él, era algo secundario.
- Quería verte, como me dijiste que llegabas bien temprano, supuse que no podía esperar más – alego él.
- Sí, pero jamás imagine que te aparecieras aquí, eso sí que me sorprende – indico ella, abriendo la puerta y entrando al local, Ryan la siguió - ¿necesitas decirme algo importante?, es que te noto extraño.
- Ah, no, bueno en realidad, sí – respondió él y Sandy dejo de acomodar la mesa que estaba arreglando, parándose frente a él confusa.
- ¿Sí? Y ¿Qué es?
- Es que he descubierto que eres la mujer, que necesito Sandy, quería pedirte que – el silencio reino por unos instantes en ese semi-oscuro lugar, ya que ni las luces había encendido Sandy – ¡Te cases conmigo!
- ¡¿Qué?! – espetó ella sorprendida - ¿estas bromeando conmigo, verdad?, ¡apenas y te conozco!
- Lo sé, pero ya hemos salido unas cuantas veces, además ya te conocía desde antes y en ocasiones solíamos charlar aquí mismo ¿lo recuerdas?
- Sí, pero después, ¡Desapareciste!, hasta ahora que de nuevo te he vuelto a ver, luego de – dijo pensativa tocándose el mentón con el dedo índice al tiempo en que levantaba una ceja - ¡¿un año?!
- Si comprendo, pero, esta semana que he estado saliendo contigo, me la pase tan bien, que no imagino mi vida de una forma distinta, tú eres la indicada para mi Sandy, en serio – al decirlo la tomo por ambas manos, mientras ella aun lo miraba con incredulidad – ¿Te habían dicho que el amor a primera vista, si existe?, desde que te conocí me gustaste y ahora que he salido contigo y veo lo linda que eres, siento que eres la mujer ideal para mí. Ahora, después de la muerte de mi padre me he sentido tan solo pero contigo he descubierto que puedo no estarlo más.
¿Le estaba proponiendo matrimonio?, ¡era absurdo!, seguro existía un trasfondo en ese asunto, Sandy era astuta, reconocía que él pretendía engañarla de algún modo, haciéndole creer que por arte de magia, ya estaba súper enamorado de ella, cuando apenas acababan de volverse a encontrar.
Esas primeras charlas que había mencionado Ryan, fueron unas ocasiones en las que él laboro como técnico en su propia compañía, al conocer a Sandy en esa cafetería de inmediato le atrajo y como solía hacerlo con cualquier mujer bonita, intentaba seducirla, lo cual ella aceptaba de buen agrado incluso correspondiéndole con coqueteos, pero de alguna manera ella lo que hacía era buscar una oportunidad de encontrar la forma de vengarse.
Sin embargo tras la repentina desaparición de Ryan, ella pensó que ese plan ya no le sería útil, por lo cual creía todo perdido, pero ahora todo estaba pareciendo a pedir de boca para ella, ya que ante él, fingía ser una crédula y tonta rubia, que con su galantería él podía deslumbrar, es por ese motivo que ella había sido su punto focal para él, ya que desde antes la conocía y suponía que no dudaría en aceptar la propuesta de convertirse en la esposa de un hombre apuesto y millonario como él que llegaba como un príncipe a su vida de cenicienta.
- ¿Me lo dices en serio Ryan?, en verdad ¿no estás jugando conmigo? – fingió conmoción ella.
- Así es, nunca había hablado más en serio, en mi vida – reafirmó.
- Entonces... ¡Acepto!, claro que quiero casarme contigo – él sonrió aun sujetándola por las manos, era la ideal, una completa desconocida, alejada por completo del mundo en el que él vivía.
De la emoción que le causaron esas palabras, la rodeo por la cintura entre sus brazos, levantándola a unos centímetros del suelo, girando juntos, en medio de la oscura y vacía cafetería. Ese contacto, produjo unas sensaciones extrañas en ella, si bien él era un hombre guapo, ella no quería interesarse tanto en él, más bien pretendía despreciarlo, pero ahora que se casaría, eso sería difícil, sin embargo reconocía que era una manera ideal de recuperar lo que era suyo, logrando despojarlo de todo, dejándolo en la calle, sin embargo lo que ella desconocía era que Ryan planeaba hacer de ese matrimonio una farsa, un teatro que ante los ojos del abogado fuese real, pero a los de él, no.
Mientras lo miraba sonriente, en sus adentro Sandy pensaba; «Seguro escondes algo Ryan Graham, no creo que de la noche a la mañana, pretendas casarte con alguien como yo, es obvio que no me amas, verás que averiguaré todo y desearás nunca haber subestimado a esta rubia descerebrada que piensas que soy, los tipos como tú solo buscan aprovecharse de gente como nosotros, pero no más, te haré pagar, todos y cada uno de los errores de tu padre»
........
La felicidad de Ryan no tenía cabida en él, estaba un poco desconcertado en darse cuenta que se le había hecho muy fácil conseguir lo que quería en un periodo de tiempo corto, pero intentaba ignorarlo, lo único que le importaba era que pronto tendría el control absoluto de la compañía y de los bienes de su padre, para así poderse vengar de su primo, echándolo de la empresa como lo merecía.
- Querido primo, ¿ya conseguiste a tu presa? – cuestiono con sarcasmo Dexter, llegando por un vaso con agua a la sala de descanso para ejecutivos que tenían dentro de GLW, entretanto Ryan mantenía la vista clavada en su móvil.
- Aunque lo menciones de esa forma, para mi esa encomienda de mi padre, no es más que pan comido, ya encontré a la candidata perfecta y lograré con ella, echarte de aquí, patético primo – esas palabras las dijo en el mismo tono irónico que uso Dexter, sonriendo con malicia, mientras Dexter tornaba su rostro a serio.
- Seguro es una tonta a la que le harás creer que la amas, ¿no es verdad?, pobre ilusa, pero algún día lo sabrá, quizás antes de que logres tu cometido.
- No lo creo, tú no serás quien se lo diga y aunque lo hagas, no te creerá, porque confía ciegamente en mí.
- No te fíes en las apariencias apreciado primito, tu arrogancia puede llevarte a la ruina – exclamo Dexter, tirando su vaso vacío en el contenedor de basura, dispuesto a avanzar a la salida – por cierto, aunque alardees que me echaras de la empresa si consigues casarte, debo recordarte que olvidas quizás que hay una parte del testamento que queda pendiente de leer, en un mes sabremos de que se trata, por lo que veo a mi tío le gustaban mucho los misterios y con ellos, tu sufrimiento.
- ¡Lárgate de mí vista, sucio cobarde! – el rostro de Ryan adoptó una apariencia adusta al oír hablar a su primo de esa forma, aunque odiaba escucharlo, reconocía que tenía la razón, la batalla no estaba del todo ganada por ninguna de las partes, aún existía un misterio por resolver, que solo se develaría, en un mes exacto.
...........
El Central Park, ya se había convertido en un sitio cotidiano para Ryan y Sandy como pareja, luego de su proposición de matrimonio, la cual ella había aceptado, habían acordado llevarla a cabo en una semana más, era algo apresurado, pero la rubia fingía estar muy entusiasmada con saber que se casaría con un hombre rico, aparentando también, sentirse como una princesa en un cuento de hadas.
- Ryan amor, ¿Crees que cuando nos casemos, puedas llevarme a dónde trabajas?, es que quiero conocer bien la empresa, todos y cada uno de los sitios de ese lugar – indico Sandy esbozando una sonrisa, mientras caminaba de la mano con su futuro esposo.
- Claro cariño, lo que tu pidas – le sonrió él, rodeando con sus manos la delgada cintura frente a él, caminando a la par para situarla de espaldas a un árbol que brindaba una sombra muy acogedora – me gustas mucho Sandy.
- Y a tu a mí Ryan.
Ambos decían esas palabras porque realmente lo sentían así, sin embargo los dos solo planeaban que eso fuese algo pasajero, que se quedara en un gusto sin trascendencia, sin embargo no imaginaban que al vivir juntos, muchas cosas podrían cambiar entre ellos.
Al mirarla con firmeza, Ryan poso un suave beso sobre esos aterciopelados labios de la rubia, cada vez que la besaba anhelaba que lo siguiera haciendo, incluso no se resistía, disfrutaba cada roce, aunque no lo reconociera, lo mismo ocurría con Ryan, era inevitable no mezclar los sentimientos.
En lo que ellos estaban ahí, no se percataron que a unos cuantos pasos, circulaba Dexter Lugo en compañía de su esposa, Annie.
- Amor, Dexter – se refirió a su esposo, tocándole el hombro, mientras él compraba unos helados – ese tipo de allá, que se está besando con esa rubia, ¿no es Ryan?
- ¿Ryan? – fue lo que pudo decir Dexter, girando su visión hacia donde le indicaba su esposa, al hacerlo entrecerró los ojos y frunció el entrecejo, del disgusto que le causaba, que en efecto Ryan se fuese a salir con la suya – sí, es él, maldito Ryan, está logrando conseguir a una tonta, espera Annie, esa mujer...
- ¿Qué Dexter? ¿la conoces?
- Si, bueno no en realidad, solo la conozco de vista.
- ¿de vista? ¿Dónde?
- Esa mujer es la hija del socio de la última inicial en el nombre de nuestra compañía.
- ¿Ultima inicial?, siempre creí que la pusieron por otra razón, pero ¿Cómo es que Ryan la conoce?, no entiendo – añadió Annie sorprendida.
- Sí Annie, te entiendo, a mí también se me hace extraño, pero recuerdo que un tiempo en que Ryan estuvo laborando como técnico en el último edificio que se implementó una de las tiendas, tío Richard mencionó que cerca de ahí vivía una chica llamada Sandy o algo así, según tío Richard esa joven es la hija de uno de los fundadores, el de la misteriosa "W" alguien que se negó a recibir el dinero de sus acciones cuando se le liquido por malos manejos de la empresa.
- ¿malos manejos?, eso no lo sabía Dexter.
- Tienes razón Annie, debes tener muchas dudas, sí, mira te explicaré. Resulta que un día tío Richard, quien confiaba ciegamente en mí, me relato que ellos eran tres socios, mi padre, él y otro tipo llamado Trevor...- mostro rostro pensativo Dexter intentando cavilar el apellido - ¡Williams!, que según entre ellos fundaron la compañía, pero ese tal Trevor no quería seguir las mismas ideas que ellos, entonces decidieron deshacerse de él.
- ¿deshacerse?, eso suena cruel, ¿no lo crees?
- Si Annie, pero los negocios así son, en ocasiones crueles, siempre debemos hacer solo lo que nos beneficie ¿comprendes?
- Si, en total acuerdo contigo, pero entonces, ¿Ryan sabe quién es esa mujer?
- No, él no lo sabe, mi tío nunca confió en decírselo, de hecho a mí me lo confeso un día en que fuimos a tomar a un bar, tío Richard, estaba deprimido, se había peleado con Ryan y por eso lo envió a trabajar allá, pero ese día recordó que cerca de ahí había una cafetería en donde esa mujer al parecer trabaja, es un negocio que perteneció a sus padres, según mi tío, el tener una cafetería modesta era el sueño de la esposa de ese hombre, así que la compro antes de que lo echaran de la compañía – Dexter se quedó serio, aun mirando a lo lejos a la pareja que parecía no haber distinguido su presencia cerca de ellos.
- ¿Qué piensas Dexter?
- Creo que ella si sabe la historia, algo me dice que la conoce muy bien, eso puede beneficiarnos, estoy seguro que sí, es un hecho que esa mujer no es una tonta como lo piensa Ryan, es lógico, hace menos de un mes, mi querido primo era un hombre libre y que casualidad que por arte de magia apareció ella, en definitivo hay gato encerrado y nosotros lo averiguaremos, beneficiándonos de ello, ya lo verás amor – añadió Dexter y Annie le correspondía con una sonrisa, mientras lo sujetaba por el antebrazo.
Estaba por iniciar una lucha de intereses, de la que solo el más audaz de ellos podría salir librado, pero el vencedor quizás no sería una persona, porque de esa batalla en la que se mezclarían sentimientos, sería muy difícil salir bien librado sin llevarse a cuestas un corazón roto.