La sumisa II: Una segunda vida a sus pies
img img La sumisa II: Una segunda vida a sus pies img Capítulo 2 Segunda oportunidad
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Capítulo 6 Plan de acción. img
Capítulo 7 Un extraño primer día img
Capítulo 8 La mujer de mis sueños img
Capítulo 9 Enemigos misteriosos img
Capítulo 10 Un pretendiente peligroso img
Capítulo 11 Berlín, el inicio de mi nueva vida. img
Capítulo 12 ¡Todos a bordo! img
Capítulo 13 Un nuevo contrato img
Capítulo 14 Una esclava en la cocina img
Capítulo 15 Depredador img
Capítulo 16 Consecuencias img
Capítulo 17 No es como si pudiera leer mi mente ¿o sí img
Capítulo 18 Buscando nuestro hogar img
Capítulo 19 La comunidad de Sevilla img
Capítulo 20 Mala pasada img
Capítulo 21 Siempre estaré para Usted img
Capítulo 22 Un psicópata en el supermercado img
Capítulo 23 De la desesperanza a lo sobrenatural img
Capítulo 24 ¿Te casas conmigo img
Capítulo 25 Celos img
Capítulo 26 Complejos img
Capítulo 27 Secuelas img
Capítulo 28 Escapada romántica img
Capítulo 29 Sanar heridas img
Capítulo 30 El gran día img
Capítulo 31 Destino: nuestra luna de miel img
Capítulo 32 ¿Vainilla , no gracias img
Capítulo 33 Humillación consensuada (capítulo largo) img
Capítulo 34 July img
Capítulo 35 La pupila img
Capítulo 36 Capitulo Final img
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Capítulo 2 Segunda oportunidad

Estaba conversando tranquilamente con mi Ama Andrea cuando, de pronto ella desapareció y todo se volvió oscuro, no podía ver a mi Ama ni a nadie o nada más.

Por un momento creí escuchar su voz llamándome por el nombre con el que ella me había bautizado. "Nayara... Nayara" repetía aunque solo era un murmullo, hasta que se desvaneció en la nada.

Un silencio sepulcral inundó todo el lugar ¿Dónde estaba?, lo único que se escuchaba eran pequeños "bips" eléctricos y susurros ocasionales que no alcanzaba a descifrar, Me sentí totalmente perdida, incluso un poco asustada... miedo ¿hace cuanto no sentía esa emoción?.

Mi cabeza daba vueltas y no podía pensar con claridad, ¿Dónde estaba?, ¿Cómo llegué ahí?... no recordaba nada, era como si recién estuviera naciendo, sentí que alguien me había estado acompañando antes de que todo se desvaneciera pero no sabía quien, mucho menos si ese sentimiento estaba basado en algo real "Que alguien me saque de aquí" pensé desesperada, no podía aguantar esa soledad, ese silencio casi total, el bip ya empezaba a volverme loca y hacía un frío que helaba hasta los huesos.

De pronto un pitido ensordecedor inundó todo el lugar, era insoportable, tuve que taparme los oídos para resistir, se mantuvo por unos cuantos minutos, entonces escuché una voz desconocida que decía:

-lo siento... hicimos todo lo que pudimos...

Entonces pude abrir los ojos, ¿estaba viva?, ¿Cómo era eso posible? A pesar de que no recordaba toda mi vida, tenía la seguridad de que había muerto hace no sé cuanto tiempo, sin embargo, ahora me encontraba en una cama de hospital, aunque extrañamente no reconocí a ninguna de las personas que estaban ahí, quizás aún debía aclarar mi mente, pero estaba segura de que no eran familiares míos, tampoco amigos, de hecho, ni siquiera tenían cara de chilenos o italianos, todos eran rubios, de ojos azules y piel muy blanca, habían dos mujeres vestidas de monja, una anciana y una joven, me imaginé que quizás habían venido a rezar por mi alma o alguna de esas cosas que la gente hacía cuando pensaba que ya no había esperanzas.

-¡es un milagro!- exclamó la monja anciana en alemán... espera ¿por qué podía entenderlo?, bueno eso no importaba, de todos modos, no era lo más raro del día.

-¿Cómo te sientes?- me preguntó un hombre de unos cincuenta y tantos, también en alemán.

-estoy bien, gracias- respondí en el mismo idioma, no entendía nada, yo solo hablaba español, inglés e italiano ¿Dónde había aprendido a hablar ese idioma de manera tan natural y fluida?, mis recuerdos eran un tanto confusos, pero sabía que mi nacionalidad no era alemana, yo había nacido en Chile, o al menos en algún país de Latinoamérica, supuse que había viajando bastante antes de despertar y era por eso que hablaba varios idiomas, pero todo eso era muy raro necesitaba respuestas- disculpen pero... ¿quiénes son todos ustedes?

-¿no, nos recuerdas?- dijo una mujer como de 45 o 50, parecía a punto de quebrarse.

-¿Debería?- dije confundida.

Entonces ella se largó a llorar.

-llamaré al doctor- dijo el hombre y salió de la habitación.

-a mi si me recuerdas ¿verdad Greta?, ¿recuerdas cuando hicimos nuestros votos?

-¿nos casamos?- le pregunté confundida, sería raro que una monja hubiera estado casada con una mujer. Además ¿Quién era Greta?

-ella se refiere a tus votos temporales como religiosa- dijo la monja mayor.

-¿monja? ¿Yo? Jajaja, lo siento hermana, creo que me confunde con otra persona- respondí, no podía ni imaginar como sería la vida en un convento y de monja no tenía nada, de hecho según las creencias católica yo debería haber pasado el tiempo después de morir, en el infierno.

-Greta, si esta es otra de tus bromas...- dijo en tono de advertencia la monja mayor, su voz sonaba enojada, pero había tristeza en sus ojos.

-en serio... ¿Quién es esta Greta que tanto nombran?- insistí, necesitaba que alguien me pusiera al día y me explicara qué estaba pasando.

-Hermana, creo que en verdad no lo recuerda- dijo la monja joven en voz baja.

-¿alguien me puede decir que pasa?- dije un tanto desesperada.

-¿Qué es lo último que recuerdas, linda?- dijo la mujer, con voz suave.

-emmm... lo último que recuerdo es estar en el cementerio- contesté honestamente, ese era mi último recuerdo terrenal y, por alguna razón, los recuerdos que tenía del más allá se habían vuelto confusos, lo único que recordaba era que nunca me sentí sola en ese lugar y era inmensamente feliz.

Justo en ese minuto entró el doctor, quien también era claramente alemán.

-Hola Greta, ¿Cómo te sientes?- me preguntó ¿por qué todos me seguían diciendo así?

-Bien, un poco confundida, pero bien

-Tu padre me dijo que tenías dificultad para recordar cosas...- continuó el doctor, ¿el hombre que había visto era mi padre? ¿Qué estaba pasando?.

-Yo... -miré a las mujeres que me miraban con dolor y decidí fingir que era esa tal Greta hasta que descubriera que me había pasado, simplemente no podía dejarlas así- sí, la verdad no recuerdo nada... pero supongo que lo haré eventualmente.

-sí, es normal que después de largos períodos de coma que la memoria se vea afectada, mi recomendación es que retomes tus actividades habituales paulatinamente- dijo, luego les hizo una seña a mis acompañantes y salió de la habitación para hablar con ellos. Intenté escuchar lo que decían, pero solo se oían murmullos.

Yo me senté en la cama y busqué algo en lo que me pudiera ver, por alguna razón sentía una enorme necesidad de ver mi reflejo, supongo que quería comprobar en qué estado había regresado mi cuerpo. Entonces encontré un neceser en la mesita de noche, lo abrí y encontré en él un espejo de bolsillo, al verme quedé impactada, no pude evitar lanzar un grito de la impresión, esa que estaba ahí no era yo... era muy distinta a como recordaba mi cuerpo. era rubia, de pelo liso, ojos muy azules y piel tan blanca como la leche, parecía una versión joven de la mujer que lloraba por mi.

-¿Qué pasó? Escuché un grito- dijo la mujer que entró corriendo.

-Nada, disculpen... me asusté con un pájaro que chocó con la ventana- Inventé.

-ah ya, ¿pero estás bien?...

-si... ¿Mamá?- si era tan parecida a ella, tenía que ser mi madre, bueno, la de Greta... Ella sonrió.

-Sí, soy tu mamá- respondió, se acercó y acarició mi cabello y me dio un cariñoso beso en la frente- me llamo Berta... supuse que tampoco lo recordarías.

-Gracias... la verdad lamento mucho todo esto...- dije, me sentía terrible por ellos, habían perdido a su hija y yo había tomado su cuerpo... y como para colmo, al parecer ella era totalmente opuesta a mi, una monja, probablemente heterosexual y recatada... sí, totalmente opuesta a mi.

-no es tu culpa, querida, se supone que quedarán secuelas después de un año en coma...

-¿Un año? ¿Qué fecha es?- respondí preocupada.

-es 10 de abril del 2022- no podía ser, eso eran más de 10 años después de la fecha aproximada en que morí, no recordaba cómo había muerto pero tenía leves recuerdos de un cementerio y de haber caminado desde ahí, guiada por alguien, probablemente un ángel pues era realmente hermosa, por un túnel hasta el paraíso.

-tranquila... solo es un año, todos estaremos contigo en tu recuperación.

-¿me dejas sola un rato?- le pedí, necesitaba pensar.

-claro... -dijo y salió mirándome con preocupación.

Respiré hondo, ¿qué iba a hacer? Esa Greta no podía tener una vida más distinta a la mía, miré al cielo y le reclamé a quien sea que hizo esto.

-¿una monja? ¿En serio?... ¿no podía ser un chef, un médico o un ingeniero, un panadero o lo que sea?- De todas las opciones, de la inmensidad de posibilidades, tuvo que mandarme al cuerpo de una monja. ¿Qué iba a hacer yo en un convento? No... preferiría morirme 10 veces más antes de vivir así.

Suspiré con resignación "supongo que siempre puedo renunciar a mis votos y buscar algo más que hacer" pensé para intentar calmarme, después de todo, había vuelto de la muerte, encontraría la forma de solucionar esto.

Luego un extraño sentimiento de como si algo o alguien me hiciera falta pero no tenía idea de a quien, en ese caso ¿eso significaba que tenía que buscar a alguien? Y si así era, ¿Cómo iba a reconocerla? ¿Cómo iba a hacer que ella me reconociera?, ¿Cuánto me demoraría en encontrarla?, después de un minuto intenté pensar con más racionalidad. "Solo estoy confundida, debo centrarme en lo importante, tengo una segunda oportunidad de vivir, aunque no sea en el mismo cuerpo, volví a vivir, debo aclarar las cosas sobre esto antes de empezar a buscar personas imaginarias".

La cabeza me daba vuelta, eran demasiadas cosas en que pensar...

"Bien caro, vamos por parte, primero centrémonos en salir de aquí" me dije.

            
            

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