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Capítulo VII
La época de las mujeres
Benjamín sentía que su tiempo se terminaba y su hija, estaba convencido de que nunca aceptaría llevar sus negocios, eran bastante turbios como todos los de los gran des magnates y ella era una idealista que creía en el Flower Power. Si Miguel no conseguía convencerla tendría que malvenderlo todo.A Betsy no le había importado nada lo que él hacía y su familia estaría encantada de saber que se moría.
Miguel había trazado un plan de choque para hablar con Margot y decirle justo lo que necesitaba saber. Estaba "arreglando" un seto cuando Margot pasó por delante de él.
-Señorita no se vuelva, por favor haga como que coge unas flores he de decirle algo importante.
Margot sintió que alguien confiaba en ella y se arriesgaba por ella pero pronto desechó la idea Miguel era el perro fiel de su padre.
-Señorita debería hacerse cargo del negocio de su padre tengo sobradas razones para creer que se muere. Por favor no reaccione puede estar observándonos.
Margot hizo que cortaba unos lirios de un parterre justo al lado de donde el mayordomo arreglaba el seto y escuchó mientras preguntaba.
-¿Quieres decir que después de tanto tiempo sirviéndole como un perro a mi padre debo creer que estás de mi parte Miguel?
-Me lo merezco señorita debí ayudarla cuando usted tuvo el coraje de rebelarse contra su voluntad, algo que ni su madre soñó con hacer.
-¿Y qué es lo que quieres que haga?
-Solo que finja ser dócil y se entere de cómo van los negocios de su padre que se vaya apoderando del poder podría ser la primera mujer en la familia que dirigiese este emporio. Si sigue mis indicaciones pronto será libre y podrá dirigir su propia vida y la de su madre si lo desea así.
-No parece mal plan pero si me estás traicionando para darle gusto a mi padre...
-Le prometo señorita que estoy de su parte aunque finja lo contrario. No debe decirle nada a su madre señorita, debe ser un secreto.
-Bien, veremos qué sale de esto.
Margot se alejó con un ramillete de lirios en la mano canturreando una vieja melodía que su padre odiaba a muerte.
Benjamín miraba con sus prismáticos a través del ventanal y leía los labios de Miguel y de su hija el mayordomo lo estaba haciendo muy bien, -sonrió cínicamente.
Harold se seguía atormentando cada momento pero no se decidía a tomar una decisión que humillase su dignidad de hombre. Pensaba en ella todo el tiempo soñaba con los momentos en que ella le besaba le acariciaba y echaba de menos sentir aquella emoción de volar en el espacio y ser los únicos que poblaban el mundo. Tenía preocupado seriamente a Delan, que le hacía casi todo el trabajo, Harold estaba descentrado y hubiese perdido todas las cuentas de no ser por su intervención.
-¡Maldita sea!, no sé como esto me ha podido pasar. Era perfecta y va y me oculta de donde proviene. No...no quiero volver a verla, ¡jodeer! Si es que no sé vivir ya sin ella. -sus lamentos y su ego luchaban una guerra infernal sin que se decantase a ningún lado. Se preguntaba todavía quién envió las notas a cada uno de ellos no había resuelto aquel misterio y eso también le daba vueltas en la cabeza.
Una mujer enamorada...
familia, la más poderosa de Reino Unido Hacía muchos años Betsy era la heredera de su familia, la más poderosa de Reino Unido. Era feliz y se limitaba a tontear con chicos de otras familias de su status social. Ella por ser mujer tenía claro que no heredaría el imperio de su padre. Su hermano menor Ronald sería quien sucedería a su padre. Pero debería casarse como lo hacían en la edad media las hijas de los reyes con alguien de su status que aportase una alianza económica, y política a su familia para engrandecerla y así su hermano fuese mucho más poderoso. Había un chico que le gustaba pero era quien menos le interesaba a su padre y a su hermano, se llamaba Benjamín Greene, su familia era de modesto origen pero eran nuevos ricos y muy ricos por cierto. A ella le gustaba y si era correspondida en eso les desafiaría. Benjamían solía mirarla mucho en las fiestas a las que se veían obligados am invitarle sus padres. Aquella tarde iba a dar una fiesta su madre para su presentación en la alta sociedad y serían la reina del baile sería su oportunidad.
Las lámparas estilo imperio refulgían con un fulgor inusual las mesas estaban servidas de caviar champán francés, pasteles, langosta... setenta hombres y mujeres de la élite social estaban reunidos en el gran salón de la mansión. Su madre hizo sonar un pequeño gong y todos le prestaron la máxima atención.
-Señores y señoras, hoy es para mí esposo y para mí un día especial presentamos en sociedad a nuestra hija Betsy por favor un aplauso para ella.
Betsy apareció vestida de Dolche y Gabanna con un vestido de lame dorado y adornada con un collar de diamantes y una tiara de diamantes y esmeraldas. Lucía las joyas de la familia como muestra del poder omnímodo de su padre. Descendió las escaleras en un largo paseo mil veces ensayado y dejó que todos quedasen deslumbrados. Benjamín tras los adinerados magnates la miró deseando que fuese suya y se juró a si mismo que asó seria. Betsy repartió sus bailes que fue apuntando en su librito hasta que llegó Benjamín.
-¿Me concedería señorita el siguiente baile?
-Bueno...-hizo un mohín mimoso-si usted me promete que será amable...
-Por supuesto señorita.
-Entonces concedido bailemos.
-¿Ya?
-He guardado en primer lugar una línea vacía por si me lo pedía señor Greene.
-Es usted inteligente además de guapa.
-Gracias señor Greene. Vayamos al centro del salón nos escucharán menos.
Los dos jóvenes bailaron alejándose de las demás jóvenes que venían como damas de honor y rieron abiertamente.
La felicidad semejaba ser la reina del gran salón pero no todos estaban de acuerdo con aquel baile. Su padre estaba hablando con su esposa.
-Debes llevarla aparte y decirle con quien debe bailar en primer lugar con quien nos interesa su hermano necesita esa alianza y de no realizarse nuestra familia perdería una gran oportunidad.
-Quizás n o le guste el chico...
-No me vengas con tonterías románticas todos nos casamos con quien debemos hablamos de matrimonio no de amor.
Nada parecía que fuese posible ni el amor ni aquella alianza. La familia estaba en serias dificultades nadie lo sabía, pero de no casarse la niña con aquel chico estaban arruinados. Tenía los nervios a flor de piel había perdido doscientos millones de libras esterlinas en la bolsa. La avaricia había roto el saco y ahora carecía de liquidez su mansión era lo único que tenía algún valor pero no cubriría su deuda.
La fiesta proseguía en todo su esplendor y nadie sospechaba de aquella crítica situación mientras los magnates disfrutaban de licores y charlaban contando sus falsas aventuras. Las señoras habían ido tras la anfitriona para charlar de cosas de mujeres. Les esperaba un saloncito acondicionado para ellas con té, café, pastas, tortitas, y caviar y champán. Las conversaciones intrascendentes surgieron como si estuviesen ensayadas mil veces. Y la debutante llegó entre aplausos y halagos. La sentaron en trono dorado como a una reina y le ofrecieron como a una diosa de todo. Su madre se la llevó un momento aparte y le habló de sus deberes como dama de la familia.
-Hija tu padre desearía que bailases con Joe Barren, los barren nos convienen y tu hermano necesita de esto urgentemente.
-Mamá, mi hermano, siempre mi hermano y yo soy como un objeto en manos de ellos de él y de mi padre. ¿Y donde quedan mis sentimientos?, a mi me gusta Benjamín lo sabéis y su familia es rica también.
-Hija con todo lo que hemos hecho por ti, ese chico no tiene título ni posición solo dinero. Tienes que mirar más alto a alguien como el hijo de los Barren.
-Está bien, -dijo enjugándose unas incipientes lágrimas.
Betsy regresó a la fiesta con los varones y seguida de las damas. Los bailes se reanudaron con el regreso de la festejada y eligió a un chico que era quien más desagradaba a Benjamín. El hijo d ellos Barren, su directo rival en los negocios. Frunció el ceño y salió con una copa de brandy en la mano a la terraza. Betsy se percató de aquel movimiento y cuando el baile con el hijo de los Barren hubo terminado, salió apresuradamente a la terraza.
-Parece que hace mucho calor ahí dentro-dijo Betsy.
-Ese tipo es mi rival y tú bailas con él como si fueses a comprometerte con él.
-Me ha obligado mi madre mi padre y mi hermano quieren que me case con él yo no quiero pero no tengo opción.
-Hay una manera de solucionarlo.
-¿Cómo?
-Casándonos, te pido la mano en público tu aceptas y...
-Estás loco me matan si hago eso.
-No hay otra manera.
-¡Ay Dios! No sé qué hacer que difícil es ser mujer.
Vamos Betsy tu me quieres y yo a ti también tengo dinero puedo mantener tu nivel de vida y mejorarlo incluso no les necesitarás.
Betsy vio una puerta abierta en la jaula de oro y se fue hacia ella directamente.
-De acuerdo espero no me dejes tirada.
-¡Betsy! Yo te amo.
Los dos volvieron ala fiesta y Betsy volvió a bailar con Benjamín, lo que indicaba en la alta sociedad que estaban a punto de...lo que iba después una declaración.
Benjamín se arrodilló ante Betsy en medio del salón, sacó un brillante de tres quilates y le pidió ante todos
-¿Betsy Quieres ser mi esposa?
-Sí, quiero.
Los padres de Betsy se miraron consternados no podían negarle la mano a Benjamín pero era algo que les iba a costar caro. Los Barren no se lo perdonarían. Se fueron a donde estaba Betsy y la felicitaron. Ella creyó que todo iba bien ya, pero cuando los invitados se fueron, incluido Benjamín, se la llevaron a su cuarto y allí hablaron duramente con ella. Su hermano no tardó en llegar.
-Hija nos has traicionado, te dijimos claramente con quien debáis bailar y casarte y vas y le das el si a ese...ese...nuevo rico no me lo puedo creer. ¿No te dije que hablases con la niña? -le increpó a su esposa-esto es un desastre y ahora ¿cómo rompemos ese compromiso?
-No lo voy a romper me casaré con él tiene dinero es quien amo y...
-¿Y qué, y qué? Madre del amor hermoso estamos en la ruina los Barren tienen en su poder mis pagarés.
-No prestas atención a nadie padre y yo necesitamos cubrir las s deudas estamos en la ruina estúpida, -la insultó-ahora nos has destruido.
-No pude, lo intenté bailé dos veces con él pero me entró miedo.
-¿Miedo?, ¿miedo a qué?, es una boda no una condena. -dijo su hermano muy alterado.
-Claro no eres tu quien se casa con quien no quiere, tu harás lo que desees.
-Se trata de ti eres mujer y tu misión es trabajar en pro de nuestra familia de tu familia ¡joder!
-Bueno no hace falta ser grosero hijo tu hermana ha cometido un error es joven pero lo arreglará ¿verdad cariño?
-Vaya mamá tu también estás con ellos parce mentira que seas mujer y que sufrieses lo mismo que están a punto de hacerme a mi. No lo haré si es preciso me iré de casa.
-Bueno calma que no tenemos porque ser tan tajantes, -sentenció su padre, que ya pensaba en cómo solucionar sus problemas agradando tanto a los Barren como a Benjamín y su hija, Quizás si le compensaba a Barren y le pe día ayuda a Benjamín...todo podría resolverse para bien de todos. Sí eso sería lo mejor
-El padre de Betsy comprendió que no podría evitar aquella boda y que sus deseos no se cumplirían por lo que optó por ser inteligente y ceder ante la fuerte voluntad de su hija. A fin de cuentas él solo deseaba recomponer sus finanzas.
Verás hija no sé si es lo mejor pero si es lo que deseas tu madre y yo te apoyaremos.
Betsy engañada se abrazó a su padre sinceramente.
-Gracias papá, te quiero, Verás como todo irá bien, -ignoraba que la desgracia se iba a cernir sobre todos ellos.
La boda se preparó por todo lo alto en el jardín de su mansión. Los nobles decidieron acudir para no disgustar a quien consideraban aún dueño de un imperio y de una considerable fortuna. En medio de éste una gigantesca carpa se erguía orgullos, ay capaz para dar cobijo a más de trescientos invitados. Los setos recortados y las fuentes limpias y con sus chorros de agua fluyendo de sus bellas estatuas de bronce dorados,adornaban majestuosamente el entorno. Los sirvientes ataviados con librea al más puro estilo versallesco servían a las mesas circulares y adornaban la mesa presidencial donde iba a tener lugar el discurso nupcial. Guirnaldas de rosas rojas y blancas y un centro de plata conteniendo lirios tan blancos como la luz del sol. Los automóviles más caros del mundo se alineaban en batería a las afueras. Todos deseaban ser vistos como ricos y poderosos e influyentes. Las damas se paseaban luciendo costosos collares de diamantes y sus vestidos comprados en París. La alta costura era su refugio cuando algo les desagradaba. Betsy se vestía con su ansiado traje de novia era el día que toda mujer espera con deseo intenso, para lo que se prepara toda la vida. La adornaban su madre sus dos tías y tres amigas gritonas que emitían unos desagradables chillidos de emoción, supuestamente. Ella disfrutaba estaba en otra dimensión y se preguntaba qué hacía su hombre, su amado.