/0/8074/coverbig.jpg?v=3e1ad2d6d14b98b8a697f34fc6170ef5)
-Wow que agresiva te has vuelto - Reconocía aquella voz, esa voz tan perfecta e inconfundible.
¿Leandro? - Me volteé de inmediato, había escuchado de los rumores pero quería ver por fin por mis propios ojos y juzgar ese cambio tan abrupto del que todos estaban hablando.Tenían tanta razón, esos lentes le quedan a la perfección, enmarcan su rostro, ya había pasado por la pubertad, aquel rastro de acné se había perdido con el tiempo y ni una mancha se veía en su cutis. Hasta las ojeras con esas gafas le quedaban fenomenal y parecía que ahora se cuidaba más, hasta su aroma había cambiado y se notaba que estaba yendo al gimnasio. Aquellos brazos que alguna vez fueron enclenques, parecidos a los mondadientes ya no eran así, había ganado algo de musculatura en esos pocos meses de receso. Quedé anonadada por la impresión, distraída y perdida en esos ojos, ambos nos quedamos viéndonos, mientras todos hablaban, la multitud charlaba con sus nuevos compañeros y para nosotros se había detenido el tiempo.
¿Qué les pasa? - Preguntó Gaby una de nuestras compañeras habituales de salón con la cual compartiremos proyecto.
Ah lo siento, es que tenía algo en el ojo y se lo estaba ayudando a sacar - Respondió Leandro sin gracia alguna, como si ese momento hubiese estado solo en el imaginativo del otro; no quería caer nuevamente, debía encontrar alguna manera de mantenerme alejada de los problemas y mas que nada con la llegada de Eduar. No sabía a quién miraba más, si a mi compañero de proyecto o a Eduar que se encontraba en otro grupo, tenía tanta tensión pensaba que igual me estaba observando desde lejos y yo estaba hablando con Leandro. ¿Qué iba a pensar? debía alejarlo de alguna manera a pesar de que cada vez me parecía más atractivo, cada mirada suya no podía resistirla, hasta ese momento no se había convertido en un inconveniente o eso pensaba. Leandro siempre me trataba de la mejor manera, pero muy cordial de tal forma en que nunca me dejaba claro que deseaba, por supuesto me resultaba atractivo pero ya estaba exhausta de dejarme llevar por apariencias y terminar pagando por eso. Me estaba debatiendo, ninguno de los dos se había acercado a mí con alguna intención distinta ser compañeros, era tan evidente para mí que no lograba llamar la atención, yo no tenía ningún cambio y me sentía frustrada al punto en que ya no me reconocía, en ese momento empecé a sentirme cada día más fea, día tras día podía sentir como todo me miraban y hablaban de que como un chico tan guapo se pudo haber acostado conmigo, de seguro había sido un favor o me le había arrodillado para que lo hiciera o quizás tenía un cuerpo sexy que no se notaba con el uniforme, tampoco con ropa, invisible pero una excusa para lo que había pasado.
Cada vez me sentía más pequeñita y me estaba descuidando en todos los aspectos de la vida, llegando a rechazar salidas con mis amigos, hasta llegué a ser grosera con las personas que se me acercaban con el fin de que no me vieran. En ese entonces mamá estaba muy bien con su nueva pareja, progresando con los meses, se veía tan feliz, estaba alegre porque las cosas le salían por fin como ella quería y parecía que ese hombre valía toda la espera y los patanes que se había encontrado en el camino. Tantos sacrificios al final valían la pena y sentía que cada vez que crecían sus hijas se quedaba más sola, ante mi no estaba la presión de tener que quedarme con ella, que había alguien más que la amaba y le haría compañía. Pensaba que con esa persona estaría dispuesta por fin a liberarnos de tantas barreras, pero cada vez se portaba más errática, tenía el temor a desilusionarse y más que nada a que alguna de nosotras saliera con un embarazo no deseado. No le temía a que tuviéramos relaciones con alguna persona, le temía a tener que ayudarnos a criar nuevos niños cuando ella en el pasado le había costado tanto, pero esa idea la teníamos clara y aunque las ganas nos ganaran tratábamos siempre de hacer lo correcto, en nuestras manos se encontraba nuestro futuro y en las de nadie más. En mis momentos más bajos coquetear de manera indirecta era mi manera de sobreponerme, de alguna manera aunque no me lo decían a mi, me imaginaba que todos esos halagos eran para mi "eres tan hermosa" "me encantan tus ojos" "quisiera conocerte en persona" todo acababa con esas palabras, cuando las citas virtuales querían pasar al plano de la realidad, era en ese momento donde todas mis aventuras plasmadas en palabras se convertían en nada más que una fantasía de preparatoria. Todos aquellos pensamientos se encontraban condensados en diarios, nadie iba a verlos, nadie sabría que deseaba con toda el alma tener alguna aventura con Leandro y mucho menos sabrían que me encantaba como a veces se me quedaba mirando Eduar, nadie se enteraría de mi gusto por ambos, en mis escenarios ficticios ya había creado situaciones donde se peleaban por mi, donde podía tenerlos ambos, porque los dos se morían por mí al mismo tiempo.
Querido diario, el día de hoy Leandro y yo nos besamos, nuestro primer beso, nuestra primera caricia, nos acercamos el uno al otro y me sostuvo contra la pared, estaba tan acorralada que mi única respuesta fue besarle apasionadamente. Me dejé llevar en aquel momento por todos mis instintos, mi cuerpo cedió nuevamente ante los deseos que tenía y justo entonces las cosas pasaron al plano físico. Leandro besaba cada parte de mi cuerpo y no había nadie más a nuestro alrededor, solo él y yo, en momento romántico me dijo "eres mi vida y de nadie más, siempre serás toda mía"
Ante mis ojos se encontraban los suyos tan bellos como ningunos, aquellas manos ahora transformadas eran solo para mi y ninguna chica tendría el derecho de tenerlo; sin embargo en el fondo estaba Eduar y nos observaba con furia a tal punto en donde le dió un golpe a la pared, aquellos ojos que también me hacían caer a sus pies se transmutan en odio y por ende decidió separarnos, aquellos besos se habían convertido en la excusa perfecta para pelear por mi. Ambos alrededor mío, es cuando Eduar me aparta del camino y muestra su musculoso cuerpo, mientras leandro alista sus puños, ambos se mandan uno tras otro pero sin llegar a lastimarse seriamente, en ese segundo reacciono y dejo todo tirado, es mi momento, no debo dejar que se hagan más daño, debo decidirme por alguno de los dos. ¿pero por quién? ambos me llenan de fascinación, ninguno tiene lo que el otro, la ternura de Leandro y su inocencia, pero a la vez la parte atrevida que oculta tras su sensual mirada. Pero también pienso en Eduar y su estela de chico malvado, esa estela de vampiro que desea sacarme toca la sangre del cuello, esos labios que en una noche pueden hacer que me decida por dejar todo, muchas veces tenía el deseo de combinarlos hacer de ellos un nuevo chico que combinase las mejores partes de ambos y así fue como nació Lescan.
Mi Lescan, mi amor eterno, aquel de tanto había esperado, sus ojos pueden llevarme a la deriva pero soy yo por quien suspira, somos los únicos en este lugar, donde no existe nada, ni nadie más para él, soy yo la única que lo desvela y él me devuelve en la fantasía un trozo de mi confianza, aquella que en la realidad se encuentra perdida y manchada. Sabía que con él no tenía peligro alguno de demostrarle mis sentimientos porque solo existía en mi cabeza, era una mezcla entre la realidad y mis ganas de amar a alguien y que me amara tal y como era. Mis defectos, mis cicatrices, cada una de mis estrías, mis cambios de peso abruptos, mis problemas alimenticios,en este mundo no era yo, estaba mi mente en este otro cuerpo materializado en una chica sin defectos y sin inseguridad. Aquella chica que destilaba seguridad, aquella que ya no era vista como una nena pequeña si no una mujer con las capacidades suficientes de amarse a sí misma, pero era tan fácil para otros hablar de amor propio como algo tan impuesto por la sociedad, tan viralizado en las redes sociales pero tan poco puesto en práctica en la sociedad. Yo observaba cómo me hacían bullying a mi y como hasta los chicos que me ponían atención se alejaban por simple miedo a ser ellos mismos, conmigo no era tan severo pero con Julia mi amiga, era otro cuento. La dulce Julia, era tan dulce como un caramelo, hacía lo mejor que podía se vestía siempre bien, su aroma siempre era el mejor de todos y era también la mejor amiga, excepto cuando estaba molesta o le contaba algo, a Julia por supuesto le hacían bullying,todos los días en la escuela era motivo de burla por su cambio de peso, antes solía ser una niña menuda, sin muchos cambios aparentes para después enfermarse y adelgazar aún más, le costaba mucho llegar a un peso ideal, de tal forma que le decían "esqueleto andante" "desnutrida" entre tantos apodos crueles que suelen dar los chicos en la secundaria; pero no todo había quedado allí, hasta los directores de la escuela habían llamado a sus padres por la preocupación que tenían. Entre los pasillos nuevamente los rumores habían surgido y durante mucho tiempo escuchamos acerca de su manera de deshacerse de la comida, pero yo era testigo de que eso no era verdad, ella hacía lo posible para comer en grandes cantidades hasta el punto de parecer algo loca, pero aquellas cantidades que para ella eran abismales para otros eran un puñadito, algo que un pajarito se comería. Yo no le decía nada al respecto, suficiente tenía con aguantar las burlas de los demás para que ahora su única amiga le dijeras algo, sus padres empezaron a venir a la escuela constantemente, tenían reuniones con el director y hasta con el psicólogo, es en esas reuniones donde informaron que era una chica normal, solo era genética, exactamente su madre era muy delgada y había heredado ese aspecto de ella. Sus padres la convencieron de que no hiciera caso a los comentarios que así eran los niños inmaduros y a pesar de que su cuerpo fuese el más menudo su actitud no lo era y no dejaba que nadie pasará por encima de sus sentimientos, hasta el punto de devolver aquellas burlas con más burlas y ganarse una venganza merecida. Me encontraba tan orgullosa de ella, cada vez veía que mejoraba más, ambas nos habíamos metido en uno de los gimnasios de mi barrio en tantos intentos de ser "saludables" más bien una excusa para salir de casa. Por fin había llegado aquel día tan esperado, mi cumpleaños, ya estábamos a 6 de febrero, mi fecha favorita, aquel momento en dónde era solamente yo y los demás me regalaban cosas, amaba ser el centro de atención, amaba sentirme importante, pero lo que más me encantaba es que por fin llegaba el inicio de mi libertad, por supuesto Diana no estaba muy feliz aún le faltaban dos años para estar en mi situación y cada vez se sentía más frustrada, su relación a distancia se estaba cayendo porque mamá nunca la dejaba salir más de un día y nunca más tarde de cierta hora, su chico se estaba aburriendo de esa situación y no comprendía cómo una chica de su edad estaba tan limitada. Solo nosotras éramos testigos de nuestras frustraciones, pero yo estaba que saltaba esa mañana porque era el inicio de algo nuevo para mí; mamá llegó muy tarde en la noche casi en el mismo momento donde el reloj tocó las doce, a la media noche, había preparado un pastel de colores, lleno de velitas, precisamente dieciocho velitas de colores todas las posibles apea que mis deseos se hicieran realidad. Entre tantos de mis deseos estaba que se hiciera realidad que mamá cumpliera la promesa que tenía conmigo, bueno conmigo y con mi hermana,debía en algún momento tener esa conversación. Pude dormir toda la noche plácidamente, sin ningún ruido a mi alrededor, con una sonrisa en el rostro y con ganas de levantarme para saber que me deparaba en la mañana, otro día de escuela, pero esperaba que al menos alguno de los dos se fijara en qué era mi cumpleaños. Se llegó la hora de levantarme y apenas me ví en el espejo pude notar mis ojos hinchados, tenía una alergia tremenda en la piel,me picaba absolutamente todo el cuerpo y estaba algo afónica ¿Qué había sucedido? Resulta que el pastel lo había comprado el día anterior el novio de mi madre y en su desconocimiento había pedido uno que en su interior tenía almendras, en la noche no lo había notado cuando mandé una mordida a una rebanada,cuando me fui a dormir todo está a bien, sin embargo el desastre estaba en la misma mañana.
¡Mamá! -
¿Qué pasó hija?- Estaba subiendo las escaleras
¿Qué tenía ese pastel ? ¿Quién te lo dió? -
Ay mi amor deja de ser desagracedi...- se quedó mirándome de arriba a abajo, con la boca abierta, cada vez me encontraba más hinchada, la alergia había tenido un efecto retardado por lo cual mis vías pronto empezaron a cerrarse.
Mamá no puedo respirar - Dije ya con la voz casi perdida tratando de encontrar aire. Pude escuchar como mamá le gritaba a Diana
¡Llama una ambulancia! - Después de aquello no me acuerdo de absolutamente nada, me quedé profunda y apenas unas horas después pude despertarme.
Me había perdido la escuela y ya era más de medio día, me encontraba en una cama en urgencias, con un respirador y líquidos para estabilizarme, por supuesto medicamentos como antiestáticos, me dolían tanto los ojos y me dolía hablar, estaba tan desesperada por saber que día era y que hora, se supone que ese día iba a ser mi mejor día, mi mejor cumpleaños aquella fecha que había esperado con tanta ansia viva, todo se había dañado gracias al nuevo novio de mamá. El novio de mi mamá llegó a urgencias muy apurado era la primera vez que lo veía en persona, yo sé lo había ayudado a escoger y me apareció un hombre completamente hermoso, estaba tan asustado parecía que algo muy malo hubiese ocurrido, mientras tanto no tenían la mente que aquello malo que había ocurrido era lo que me estaba pasando.
Mamá - dije apenas desperté
Mi niña por Dios, pensé que te iba a perder -
¿Qué pasó mamá? - no recordaba casi nada, es más pensaba que mi cumpleaños ya había pasado.
Amor tuviste una reacción alérgica a las almendras que tenía el pastel que te di anoche-
Mamá sabes que soy alérgica a las almendras ¿porque me diste eso? -
Discúlpame en realidad no me fijé y Carl no lo tuvo en cuenta porque no se lo dije - De inmediato el señor de metió en la conversación y fue como me pidió con mucha angustia que lo disculpara, no estaba al tanto de mis problemas,por lo cual no podía culpar de lo que estaba pasando.
No sé preocupe, no me siento tan mal - creo que esas palabras en vez de quebrar la tensión que había en el aire hicieron más hueco en la relación,mamaste veía tan preocupado y cansada, tal vez habían pasado allí toda la mañana y yo no había conseguido lo que quería. Solo quería pararme de esa cama e ir directamente a la escuela, quería que fuera de mañana y que todos me prestaran atención, aunque tan solo uno de los chicos me desearon feliz cumpleaños me sentiría la más especial.