La voz de Malcolm sonaba completamente diferente a aquel tono gentil de hace un momento. Janice agarró su ropa y respiró hondo repetidas veces en un intento por ocultar sus emociones.
Después de unos minutos, sus labios se curvaron, revelando una sonrisa radiante.
"Lo siento, Malc. Me levanté tarde", dijo la mujer mientras se acercaba al hombre, luego tomó asiento y observó a la mujer frente a ella. "Malc, ¿quién es ella?".
Evidentemente, Janice no sabía quién era, por lo que tuvo que preguntarle a su esposo para darle la bienvenida. Sin embargo, lo que respondió Malcolm la dejó atónita.
"No es de tu incumbencia. Solo céntrate en tu comida", dicho eso, el hombre empezó a comer.
La invitada, llamada Harlow Yin, había levantado ligeramente su mano, con el fin de estrechar la de Janice, pero enseguida la bajó al escuchar las duras palabras de Malcolm. Al otro lado de la mesa, el rostro de Janice se veía pálido. Aun así, hacía todo lo posible por suavizar su expresión y no demostrar su verdadera decepción hacia Malcolm.
Después de unos segundos sonrió y dijo: "Malc, baja tu tono de voz o espantarás a nuestra invitada. Solo yo puedo tolerar tu mal genio".
Aquellas palabras ayudaron a disipar la incomodidad que había entre los tres, incluso insinuaron dulzura entre la pareja.
Malcolm miró a Janice pero no dijo nada, lo cual era un comportamiento raro en él. Solo una persona perspicaz podría haber visto que apretó el tenedor con fuerza, intentando contener su ira. Harlow no dijo nada al respecto y, después de observar a la pareja durante unos segundos, apartó la mirada.
Era una situación incómoda.
Malcolm no dijo una palabra durante toda la comida, Janice también prefirió permanecer callada. Harlow trató de animar el ambiente, pero al no obtener respuesta de la pareja, acabó por rendirse.
Después de acabar el desayuno, Malcolm fue el primero en levantarse. Observó a Harlow y comentó en voz baja: "Voy a buscar los documentos. Puedo llevarte en mi auto más tarde".
Inmediatamente el corazón de Janice se rompió en mil pedazos. Ella y Malcolm habían estado casados durante dos años y él nunca había sido tan amable con ella. Y en ese momento, una mujer desconocida recibía más gentileza de su parte que su propia esposa. Esa diferencia hizo que la respiración de Janice se agitara.
No tuvo más opción que aferrarse al borde de la silla, tratando de controlarse a sí misma para evitar hacer alguna tontería.
Mientras trataba de mantenerse serena y calmada, la otra mujer se limitó a mirar hacia otro lado. Harlow era una mujer inteligente y podía ver la tensión que había entre la pareja.
Una vez que Malcolm salió de la habitación, ella se puso de pie, tomó asiento junto a Janice, y susurró: "Conozco a Malc desde hace dos años. Y hoy es la primera vez que te veo".
A pesar de que su tono era bastante amable, el significado de sus palabras era bastante difícil de digerir.
Janice se inclinó y replicó con una sonrisa: "No me gusta aparecer en público. Malc me deja quedarme en casa porque me siento más cómoda, así que es perfectamente comprensible que nos acabemos de conocer".
Con cada palabra que decía, Janice trataba de demostrar que Malcolm la amaba y se preocupaba por ella.
Al escuchar eso, Harlow se quedó pasmada, pero rápidamente ocultó su sorpresa y cortésmente, respondió: "Parece que Malc te cuida bien. Me alegra escuchar eso. Él es muy amable cuando está conmigo, aunque no le gusta hablar demasiado, siempre tengo que preguntarle directamente si quiero obtener una respuesta de su parte. Por ello, me preocupaba que no pudiera cuidar bien de nadie. Ahora que me dices eso, parece ser que estaba equivocada".
Janice apretó la silla con fuerza. Se sintió incómoda por la conversación, pero la sonrisa en su rostro siempre estuvo presente, manteniendo la imagen de una anfitriona educada y elegante.
"Malc puede llegar a ser bastante introvertido. Espero que puedas pasarlo por alto, señorita. Hablaré con él sobre eso. Después de todo, eres su socia comercial, no es conveniente para él tratarte de esa manera". La respuesta de Janice dejó muy claras sus expectativas sobre la relación entre la mujer y Malcolm.
Eran meros socios comerciales.
Ella no sabía si Harlow entendía el significado de sus palabras, pero esta última simplemente sonrió e inmediatamente abandonó el tema.
Una vez que dejaron de hablar sobre Malcolm, ambas tuvieron una conversación agradable. Janice era diseñadora de moda, y el negocio familiar de Harlow giraba en torno a la moda, por lo que tuvieron una buena charla sobre la industria y todo lo relacionado con esta.
Malcolm bajó las escaleras después de unos minutos. En su mano izquierda había un montón de documentos, mientras que su mano derecha sostenía un teléfono, con el que estaba hablando de trabajo.
Antes de que Janice pudiera levantarse para ayudarlo con los papeles, Harlow se levantó de su asiento, se despidió de la chica y caminó rápidamente hacia Malcolm.
De la manera más natural, tomó los documentos de su mano, limpió un poco el traje del hombre y salió a su lado.
Janice los observó mientras salían del lugar y caminaban bajo el sol. Parecían ser la pareja perfecta, ello la hacía sentire como la amante de una novela romántica, cuya presencia nadie quería realmente.
Aquel pensamiento le dio la sensación de que si dejaba que las cosas siguieran así, podría perder a su marido muy pronto. Abrumada por el pánico, Janice salió y espetó:
"¡Espera, Malc!".
Harlow y Malcolm se detuvieron en seco y se dieron la vuelta. Él la miró con una expresión sombría.
Ella caminó lentamente hacia él, seguidamente miró hacia arriba y se encontró con la mirada confusa del hombre.
Los ojos de Janice brillaban, sus mejillas estaban ligeramente enrojecidas y sus labios parecían pintados con un suave color coral. Ningún hombre podría haberse resistido a besarla.
La mujer se puso de puntillas, con la intención de besar a Malcolm.
Antes de aquel accidente, ella le había prometido que, cuando estuvieran casados, siempre le daría un beso de despedida antes de que se fuera a trabajar. Al escucharlo, Malcolm fingió estar enojado y replicó que un beso no era suficiente. Entonces Janice le prometió que le daría dos besos más cada día, uno por la mañana y otro antes de acostarse.
Habían sido una pareja muy dulce en ese entonces, eran la envidia de todos. 'Si tan solo pudiera revertir el tiempo y...'
De repente, Janice volvió a la realidad.
Una sensación de asfixia extinguió sus fantasías.
Cuando levantó la vista, sus ojos se encontraron con la mirada enojada de Malcolm. Fue entonces cuando se dio cuenta de la mano del hombre, Malcolm la había agarrado por el cuello. Si optaba por ser despiadado, el hombre podía acabar con su vida en ese mismo momento.
"¿No sabes que no tienes derecho a tocarme?", interrogó Malcolm luego de soltarla. Janice sintió que había perdido algo.
Su orgullo y autoestima habían sido aplastados por esa pregunta.
¿Por qué?
Eran marido y mujer, estaban legalmente casados. ¿Acaso no tenía derecho a tocarlo?
La mujer se derrumbó en el suelo, ignorando por completo la presencia de Harlow y los sirvientes de la casa.
"Malc, ha pasado mucho tiempo. Debería haberte preguntado esto antes. ¿Nunca te he gustado? ¿Toda mi persistencia y mis esfuerzos no son más que basura para ti?". Janice levantó la cabeza y se arrodilló en el suelo. Sus mejillas estaban empapadas de lágrimas.
"Alivia me dijo que nunca te he gustado en absoluto. Tuviste intimidad conmigo porque te atraía un poco. También dijo que ya te habías enamorado de otra persona, que la única razón por la que no hiciste nada al respecto fue porque yo ya estaba a tu lado. ¿Es cierto, Malc?". Janice agarró el dobladillo de los pantalones de él y dijo con voz ronca: "¿Por qué no me lo dijiste antes? Si tan solo me lo hubieras dicho, no me habría casado contigo.
Desde nuestra boda, no he tenido el valor de ir a casa y ver a mi padre. Tengo miedo que me pregunte si eres bueno conmigo. Dime, ¿cómo debería responder? Malc, te conozco desde que tenía quince años. Han pasado ocho años desde que te vi por primera vez. Dime, ¿es verdad que nunca te he gustado? "
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