Capítulo 3 Capitulo 3

-Entonces... ¿Ya no te espero más en la universidad?

-Puede ser una chica de ahí... ¿Tienes amigas, no?

-Ni loco pienses en llevar todo tu asunto a la universidad...-Nego con la cabeza Edward.

-¿Por qué no? Le podemos pagar...

-¿Podemos?

Kevin voltea los ojos.

-Bueno, tú. Te los devuelvo con intereses a penas el plan funcione.

Edward continuaba negándose. Él no era de muchas amistades mujeres, solo conocía a tres y dudaba mucho que alguna hiciese ese plan o al menos escucharlo.

Kevin le dice que le cuente un poco más sobre ellas tres, al menos son más de una.

-Lauren, es una chica que casi se gradúa, la conoció en la biblioteca, es algo gótica, pero increíble e inteligente, es muy amable a pesar de lucir muy odiosa. Solo la veo los jueves cuando tengo que ir a la biblioteca.

-Descartala, una gótica no sería excelencia para mi madre.

-Esta Anna, es muy... Cómo lo digo... Es de tu estilo, la conocí en una reunión pequeña, pero no paraba de hablar de las fiestas y drogas, es como tu alma gemela de la perdición.

-Esa dame el número, pero no es para casarme.

-Oye un momento, no entiendo porque te menciono a mis compañeras como si fuese un mercado y tú solo tienes que escoger el producto.

-Oye Edward eres mi amigo, este es un momento muy duro de mi vida, y quiero complacer a mi mamá. Necesito tu ayuda... Te necesito.

Edward a pesar de saber que todo era una locura incluso la idea de castigo de la señora Tamara, no podía dejar a un lado tantos años de amistad. Sobre todo porque Kevin recién cumplía un año sobrio de drogas, el año pasado acababa de regresar del extranjero, dónde un intercambio estudiantil no salió como esperaba y Kevin casi pierde la vida bajo el abuso de sustancias. Supongo que Tamara ya no veía más opciones para recuperar a su hijo y solo la idea del matrimonio la tomo como salvación.

Tamara llama a su socia y amiga Samantha la cuál se había quedado preocupada el día anterior por como acabo todo.

-Amiga perdón por irme así, solo que mi hijo es mi más grande dolor de cabeza.

-No te preocupes, Tami, sé que ser madre es un trabajo de tiempo completo.

-Ya creo que encontré la solución perfecta.

-¿De que hablas?-Pregunta Samantha intrigada.

-Pues, Kevin es completamente despegado a la responsabilidad de cualquier cosa, le puse el mayor de los retos y solo hasta que lo cumpla verá herencia.

-¿qué tipo de reto?

-¡Pues el matrimonio!

-¿Qué diablos?

-Mi hijo es un total desastre, no te voy a mentir que tuve muchísimo miedo desde aquel fatídico día cuando pensé que lo perdería... Pero llegó aquí y él no cambio. Se que sigue en esos malos pasos, y necesito hacer lo que sea para que él esté mejor.

-Ay, Tami te entiendo pero... ¿No crees que el matrimonio es algo extremo?

-Bueno, sabes que no suelo tomar decisiones sin pensar los pros y contras. Se que suena loco y...

-Descabellado también -Agrega Samantha.

-Haría lo que fuese por mi hijo. Aunque eso significa obligarlo a casarse.

-Y ¿Cómo tomó él toda esa situación?

-Bueno, al principio se negó, pero supongo que está pensándolo. Él sabe que yo no pienso retractarme.

Samantha respira profundo.

-Tami siempre te apoyaré porque antes que socias, somos amigas, pero recuerda que tú hijo es difícil... Tiene un carácter un poco fuerte.

-Le pedí una esposa excelente, refinada y muy inteligente, no hay manera de fallar, no existe un buen hombre sin una gran mujer que lo respalde.

Samantha termino por aceptar el plan, de todos modos yao había propuesto y solo quedaba apoyar y rezar porque no fuese una locura más grande aún.

Tanto Edward como Samantha tenían esa clase de corazón blando, a demás le tenían mucho aprecio a esa familia.

Edward y Kevin habían quedado que se reunirían al día siguiente en el bar de siempre, pero está vez con la chica que posiblemente acepte el trato.

En la mañana siguiente Edward se alistó, al igual que Kevin, él vivía solo, en un apartamento más sutil, quería ahorrar lo suficiente para poder tener una excelente base para su futuro negocio, quería formar parte de una gran empresa, acorde a lo que estudia, comercio internacional.

Si rutina de todos los días era levantarse a las seis de la mañana, hacerse el desayuno, leer un poco, ir a la universidad, luego al gym, almorzar y hacer sus deberes. Tenía una rutina normal y muy dedicada, le gustaba la disciplina.

Al llegar a la universidad y durante la clase observa a su compañera Lea Bridge, una joven que físicamente era preciosa, su cabello castaño y largo, pero siempre sostenido por un moño que se nota, había recién echo muy apresurada. Era de vestimenta sencilla, una blusa y un jean bastante cómodo, era tan aplicada, una de las mejores para ser exactos.

Al finalizar la clase Edward se le acerca para saludar pero Lea comienza a hablar muy molesta con su amiga, Sabrina.

-No puede ser otro aumento en esta estúpida universidad.

-¿Qué harás ahora?-Pregunta Sabrina.

-Doblar turnos algunas noches... Aunque no duerma casi.

Edward interrumpe saludandolas.

-¡Hola Edward!-Saluda coqueta Sabrina.

Lea saluda pero continúa caminando.

-Hey, Lea, si no tienes problema quisiera hablar contigo de algo...

Sabrina cambia la cara a decepcionada, le atraía muchísimo Edward pero obviamente él ni la nota.

-Eh, está bien.

-¿Te gustaría ir a un café?

-No puedo... Yo no

-Yo pago-Interrumpe Edward.

Lea acepta al final y se monta en el auto de Edward, un auto bonito, clásico pero no tan lujoso.

Lea se sentía extraña en un auto tan bonito, siendo invitada por uno de los más millonarios de la ciudad.

Edward para romper ese silencio tan incómodo le pregunta

-Oye estuve escuchando que la universidad subió de nuevo...

-Si, un poco.

Llegan al café, se bajan del auto y Edward pide dos cafés capuchino, y un pastel de chocolate para dos personas.

Lea se asombra por la atención.

-Se que te gusta el chocolate, por eso me tomé el atrevimiento.

Lea sonreía.

-Bien, no voy a poner más rodeos... Lea, tengo un gran amigo, es el mejor de todos, crecimos juntos desde muy pequeños, hasta nuestras familias son únicas... Pero...

-No me gusta por dónde está yendo esto...

-Lo sé, intento decirlo de una manera un poco más sutil... Kevin, mi amigo, tiene problemas con su familia, eh.. yo...

-¿Qué vas a pedirme?

-Lea, ¿te interesaría fingir ser esposa de mi amigo temporalmente?

-¿Qué diablos?

-Se que es un poco...

-Es una locura la que me pides...

-Lo sé, déjame explicarte un poco.

-Edward yo trabajo ¿Ok?, En una tienda de ropa, tal vez no seré millonaria con una familia súper elegante y sofisticada, pero no me hace falta llegar a venderme para conseguir pagarme la universidad, tengo una beca porque soy la mejor en mis estudios y-La interrumpe Edward muy apenado.

-¡Tienes razón! Eres una chica excepcional e inteligente, eso lo sé, te he visto desde siempre.

Lea se sonroja un poco, pero disimula con su rabia.

-Se que fue una estupidez lo que acabo de pedirte, no sé que estoy haciendo... Perdóname.

Lea le bajó un poco a su mal humor al ver la actitud de Edward, realmente era un chico muy atento y agradable y para ser honestos le agrado tanto que la invitará a tomar un café. Aunque no era una cita.

-Debes querer mucho a ese tal Kevin.

-Si, bueno, somos amigos desde la infancia, solo que él es muy diferente a mi, lo conocieras si él tan solo asistiera a clases.

-¿Está en la universidad?

-Pues está apunto de perder la carrera.

-Oh, bueno ahora que solo estamos hablando del tema.. ¿Por qué necesita una esposa falsa?

-Bueno el tema es un poco largo... ¿Tienes tiempo?

-Tengo el día libre... A demás, ya estamos aquí.

Edward se sentía muy feliz con el solo hecho de que Lea lo escuchara, por lo menos así lo podía pensar.

Comenzó a contarle la historia de Kevin y su vida llena de abusos y de fiestas, también le contó de lo mucho que compartieron en su infancia y de lo mucho que quería apoyarlo.

Lea no había quedado convencida de todo.

Edward para finalizar le comenta.

-La madre de Kevin quiere que la mujer sea perfecta y excepcional, así como tú. Estás en todo tu derecho de no aceptar y no hablarme, pero si aceptas... Te pagaría al contado el monto que quieras, por cada día que tengas que fingir salir y reuniones familiares...

-Si hipotéticamente decido aceptar... ¿Cómo se hará todo?

-Bueno, tendrías que conocer a Kevin y lo de la boda lo veremos después.

-Es una completa locura lo que me pides Edward, tengo familia, ¿Que pensaran si ven que me caso de la noche a la mañana? Casarse no es un chiste... Es algo serio y muy importante.

-Eso también lo sé. Yo te ayudaría a pagar la universidad, ¡no te preocuparías por eso jamás!

-No he aceptado nada Edward, tengo mucho que pensar.

Edward le dice que la entiende, le toma la mano y la mira a los ojos.

-Gracias por escucharme al menos. En serio lo necesitaba.

Lea siente las mariposas de nervios en el estómago, tenía sus manos en las manos de ella.

-Lo pensaré, no te aseguro nada, es algo muy complicado.

Edward la entiende y le dice si la puede llevar a su casa, Lea acepta, la deja en su casa y se marcha al bar donde había citado a Kevin.

Kevin aún no había llegado, tardo unos diez minutos en llegar.

-¿Por qué tardaste? -Pregunta un poco molesto Edward.

-Se me pasó el tiempo, hermano. ¿Lograste encontrar a alguien?

Edward suspira un poco.

-Hay una chica que es perfecta, pero no estuvo de acuerdo... Dijo que lo pensaría pero no creo que lo acepte. Es demasiado todo esto.

-Ya encontraremos a alguien.... Podemos hacer una especie de casting, vendrán muchas mujeres para actuar y eso.

-¿No piensas hablar con tu madre? Eso es mejor que seguir usando dinero para tonterías.

-Oye, pensé que estabas de mi lado.

-Lo estoy, pero no estás siendo realista.

-Mi madre tampoco. tengo que buscar una solución.

Edward lo entiende y le dice que se va a marchar ya es un poco tarde y mañana tiene clases, Kevin decide quedarse un rato más, pero Edward le hace prometer que no va a tomar demasiado.

Kevin se lo promete aunque no lo cumple, mientras que Edward se va, ya él estaba coqueteando con la mirada a una chica rubia en la esquina de la barra, le hace señas de que se acerque y le invita un trago.

Coquetean un poco y Kevin le dice que tiene un Penthouse enorme, la chica como toda interesada le encanta la idea y decide subir con él.

Ese era el estilo de vida de Kevin, un mujeriego empedernido y amante del alcohol.

Kevin se sentía él dueño del mundo mientras estaba tomando, obviamente él dueño de la cantina conocía a Kevin y me dejaba beber algo porque sabía que tenía dinero para pagarlas aunque fuese después.

            
            

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