/0/9276/coverbig.jpg?v=9d48fc16208fbf1d42540c70d95a129d)
La noche había llegado y Ela solo podía pensar y pensar una y otra vez toda la situación, estaba más que claro que era una idea descabellada, sin sentido, luego divagó sobre la idea de estar enamorada y casarse con alguien en algún momento. Vestida de blanco, con un vestido tan hermosos brillante y un velo precioso.
Se imagino caminando nerviosa por el largo pasillo de la iglesia, tomada de la mano de su padre, hasta llegar a su apuesto novio, el cual siempre demostró ser su alma gemela, aquel hombre de silueta borrosa se hacía cada vez más clara, era Edward.
Ela dió un salto de golpe, se sentó con rapidez.
-¿Qué estás pensando? No pienses en estupicedes, no estás ni cerca de lograr eso.
Ela comenzó a dialogar con ella misma, caminando de un lado a otro, observó sus libros organizados en su mesita de noche, y pensó que tal vez no era tan mala idea un ingreso extra, vendiendose a un millonario malcriado que solo quería seguir en sus fiestas. Qué tontería. Jamás aceptaría. ¿Qué pensaría su padre? Era el más fuerte de carácter en la familia, por supuesto que su madre la apoyaría en todo, eran como mejores amigas sin olvidar la línea que diferenciaba madre e hija.
Dejó de pensar por un momento, vió que ya era demasiado tarde y se fue a dormir.
Al día siguiente Edward comenzó su rutina, mientras que Ela tenía una muy diferente, casi nunca desayunaba, salía de prisa a la universidad, luego al trabajo y luego a dormir, casi no tenía tiempo de tener un hobbie, algo que le gustara.
Al llegar a clase ella y Edward cruzaron miradas, pero ninguno se atrevió a saludar tan siquiera.
Edward pensó que tal vez dándole su espacio lo pensaría mejor. Mientras que Ela pensó que tal vez ya habían encontrado a otra.
Ela no tenía amigas cercanas para contarle lo que le pasaba, así que fue más complejo tomar una decisión siendo ella la única que ve el punto de vista de la situación.
Ela tenía una relación increíble con su madre, eran como mejores amigas, La madre de Ela, Natasha, no tuvo la oportunidad de crear lazos buenos con su madre; por ende le entrego todo el cariño y confianza que pudo a su hija.
Pensó en hablar con ella tal vez así la ayudaba a tomar una decisión.
Ela estaba en camino al trabajo, llega, saluda todas, la dueña de la tienda la cita en su oficina.
-Ela, hace días quería reunirme contigo...
-Perdone por llegar tarde... La universidad-La jefa la interrumpe.
-Ese es el tema importante, la universidad, Ela necesito personal activo y disponible el horario completo. Sé que no puedes cumplir con el horario por eso prefiero que ya no trabajes más aquí.
-¿Estás despidiendome?
-Si, estoy en busca de personal que si cumpla con el horario ... Al principio fue sencillo tenerte pero ahora hay más ventas, y las demás chicas se quejan de que te pago lo mismo y haces menos. A menos que consideres dejar la universidad y dedicarte tiempo completo.
Ela se había decepcionado demasiado. ¿Reducimos personal solo conmigo? Es increíble. Dejar la universidad no era algo que considerar.
Ela no dejó hablar a la señora, se levantó y se marchó sin decir una sola palabra. Cerró la puerta de la oficina con fuerza.
Tenía lágrimas en sus ojos de la frustración, no de tristeza, ese tipo de lágrimas que dan rabia solo sentirlas caer, porque te sientes débil.
Llegó a casa muy temprano, su padre estaba trabajando todavía, pero su madre estaba en la cocina, la escucha llegar.
-¿Hija? Estás aquí temprano...
Ela camino cabizbajo hasta la cocina.
-¿Qué sucedió, cariño?
-Mamá... ¿Será que puedo hablar contigo?
-Estamos haciendo justo eso, cielo.
Ela sonríe un poco, le cuenta un poco sobre Edward.
-¿Recuerdas del chico que te hablé hace un tiempo? Edward.
-¿Cómo olvidarlo hija? Por lo que me dices es todo un adonis y un caballero.
-Pues... Hablo conmigo por fin, a solas, pero no fue lo que esperaba.
-¿Qué dijo?
-Pues, no sé cómo explicarte.
Ela intentaba buscar con palabras exactas para explicar todo el asunto.
Su madre mientras escuchaba quedaba impresionada.
Lea le comento el tema de la boda falsa y del pago que le darán por eso... Culminando así con que le despidieron hoy de su trabajo.
-Wow cariño, jamás pensé que me dirías algo así... Necesito un manual para ver qué hacer.
-Madre, en serio-Ambas se ríen.
-Cariño, es algo muy serio eso de la boda, a demás no conozco ese muchacho Kevin, si fuese con Edward a lo mejor te comprendería, ¿Pero con un completo desconocido?
-Todo sería falso... Y de verdad necesito el dinero. No me quiero retirar de la uni.
-Lo sé cariño, hemos hecho todo por ayudarte pero... Es muy costosa.
Natasha observa la mirada triste e indecisa de su hija.
-Hija, ya eres toda una adulta y creo que te he criado bien para tomar tus propias decisiones, solo te puedo aconsejar que cada acción lleva consecuencias, tienes que pensar muy bien todo lo que haces porque al final del día es a ti quien te afectan, es tu vida la que pones en definición. Aquí me tendrás para apoyarte.
Ela la vió y solo pudo abrazarla, aunque no había decidió aún, se sintió apoyada y eso importaba más que cualquier otra cosa, la llenaba de calma para pensar mejor todo eso.
Edward estaba en su cuarto, mirando al techo divagando, toma su celular y ve el número de Lea, piensa en si llamarla sería una buena opción. Lo hace.
Ela estaba en la cama a punto de dormir, escucha el teléfono y cuando lo toma ve que es Edward, se levanta de golpe y contesta.
-¿Edward?
-Eh, hola... Si, Perdón por la hora, no quería molestar.
-Tu no molestas...
-Ela, no queria presionarte, quería pedirte disculpas otra vez por el otro día.
-No te preocupes, yo entiendo... Estaba pensando sobre todo eso justo ahora.
-¿En serio?
-¿Sería una boda falsa, no?