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-¡Vaya, increíble..!, ¡es como la entrada de un castillo hermana!
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-María...siéntate de manera apropiada y no saques la cabeza por la ventana.
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-Si María, escucha a Isabella y compórtate de manera adecuada. O no querrás que su esposo te confunda con un mono.
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-Noah...
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-¡Hmph!
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Noah se disgustó por el comportamiento de su gemela. Viendo como incluso Isabella la tuvo que tomar de su cintura para hacerla sentar de manera correcta en el asiento trasero del auto. Que el humor de Noah empeoro jalando de la mejilla a María.
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-¡Ay Noah!
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Haciéndola agraviar.
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-Desde la mañana has estado muy sensible Noah, ¡si sigues con ese humor no le agradaras al esposo de nuestra hermana y te dirá gruñón...!
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-¡Ja, Qué dic-!
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-¡Dejen de discutir los dos!
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-¡..!
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Isabella los regañó con una mirada fruncida. Estando más que avergonzada de que sus hermanos empezaran a pelear de esa forma. Cuando incluso Sebastián estaba con ellos en el auto, conduciendo para llegar a la mansión de Harry.
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Que resultó ser tan lejana, que incluso en la entrada tenías que conducir media hora más para llegar. Rodeado todo el camino de mucha vegetación.
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-Escuchen, tienen que comportarse los dos. Porque no vamos a quedarnos en nuestra casa.
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-¿Ehhh?, pero si es la casa del esposo de mi hermana, ¿también será nuestra no?
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María cuestionó con un puchero. Haciendo a Isabella tensarse de manera muy nerviosa por haberse expresado mal. Que Sebastián al ver eso por medio del retrovisor, intervino con un tono suave.
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-Por supuesto que es su casa señorita María. De usted, del joven Noah y la señora Jones. Los tres pueden sentirse cómodos sobre la propiedad.
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Dijo Sebastián. Sacándole una gran sonrisa a María. Pero por como las llamó.
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-¡Te dijo señora Jones y a mi señorita, hermana!, ¡enserio me siento como una princesa ahora...!
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-Jajaja, la señorita sería una princesa encantadora.
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Sebastián se rió y miro a María por el retrovisor. Para luego mirar a Isabella con sus ojos café duramente.
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-Ugh...
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Entendiendo ella que quiso decirle que tenga más cautela. Por eso apretó sus puños y bajo la cabeza. Sintiendo estrés y mucha culpabilidad.
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"Noah y María no dejan de referirse al señor Harry como mi esposo...me siento mal de tener que aparentar por nuestro bienestar"
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La culpa no la dejaba sentir paz en su corazón al tener que vivir en una gran mentira. Sin embargo, era algo que tenía que soportar por tres años.
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Porque desde un principio, había firmado los papeles de matrimonio y el contrato para que sus hermanos y ella tengan un buen futuro.
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Por eso hasta el final tendrá que dar lo mejor. Y no molestar a Harry de ninguna forma para que sus hermanos estén tranquilos todos los días siguientes hasta que el matrimonio contractual termine como Harry estipuló.
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(...)
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-Señor Jones, su esposa...esta siendo recibida en la entrada de la mansión.
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Informo Terrier con nerviosismo tan pronto como entró al despacho de Harry. Solo para ver que el aura que emanaba de él no era la mejor estando con sus manos cruzadas sobre su escritorio.
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-Terrier, ¿te aseguraste de que todos los arreglos salieran bien?
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Incluso estando su voz más profunda y fría que otros días. Haciendo poner a Terrier la piel de gallina. Actuando más respetuoso con una ligera inclinación.
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-Si señor Jones. Me encargué personalmente de lo que me pidió. Y en especial de la habitación principal en donde dormirá su esposa y usted. Además de que hice que las habitaciones de los hermanos de la señora Jones estuvieran cerca del uno y del otro. Para que no se sientan solos en un nuevo ambiente.
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Su respuesta fue eficiente. Que hizo que la presión alrededor de Harry disminuyera significativamente.
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Porque desde que consiguió que Isabella fuera su esposa legal y se mudara con él, no quería disgustarla en nada. Y en su lugar, solo quería enamorarla.
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Por eso desde el primer día en que se quede en su mansión, todo debe de ser perfecto. Y él también. Así que Harry no tardo en levantarse de la silla de su escritorio, alisando cuidadosamente su traje gris y peinando hacia un lado su cabello negro con una de sus manos.
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Logrando lucir muy bien.
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"Vaya..."
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Que Terrier no pudo evitar aguantar la respiración unos segundos. Al ver como Harry, quien siempre odio arreglarse para ir a ver a mujeres. Ahora prestaba de manera meticulosa mucho cuidado en su apariencia para ir a encontrarse con su esposa.
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Aunque eso era obvio, porque por como actuaba se podía ver lo enamorado que estaba de Isabella.
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"...¿En qué momento el señor Jones se empezó a relacionar con ella?, que incluso se caso tan de repente cuando antes había dicho que el matrimonio era una estupidez..."
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La verdad era absurdo.
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Que un hombre que repudiaba las relaciones en cada oportunidad, terminará casándose de repente. Y sorpresivamente muy enamorado al parecer.
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Sin poder evitar Terrier sentir un poco de culpabilidad al ver a Harry salir de la oficina. Empezando a seguirlo él también.
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"...No debí informar la noticia del matrimonio a la casa principal"
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Ya se arrepentía de su actuar. Pero era tanta la sorpresa en un principio al saber que Harry enserio se había casado, que no lo pudo evitar. Y en especial porque sabia que el presidente Robert se preocupaba mucho por él. Así que fue inevitable no informar.
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Pero...
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Al ver como los pasos de Harry se volvían más rápidos para ir a ver a Isabella en la entrada de la mansión. Definitivamente confirmó, que debió de mantener la boca cerrada en un principio.
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Porque por el carácter del presidente, no dudaría en poner en una situación difícil a la esposa de su nieto. Y más, porque al parecer Isabella no era de una familia prestigiosa. Era obvio que estallaría en ira el presidente.
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(...)
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Susurros.
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-¿Ella es esposa del señor Jones...?
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-Es...una mujer con un apariencia muy normal.
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-H-Hermana...
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Los susurros llegaron a incomodar a Isabella y sus hermanos. Que estaban de pie cerca de la puerta principal de la mansión, sintiendo como todos los empleados los observaban.
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Juzgando cada pequeña cosa de su apariencia. Que Sebastián tuvo que fulminarlos con una mala cara.
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-¿Que están haciendo?, ¡apresurense y lleven el equipaje de la señora Jones y sus hermanos a sus habitaciones!
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-¡..!, ¡S-si!
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Les dijo a los empleados en forma de regaño, para que segundos después se dispersaran tomando el poco equipaje de Isabella y sus hermanos. Haciendo tensar a Isabella al ver esa escena.
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-...¿Esta bien que ellos se encarguen de nuestras cosas Sebastián?
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Isabella preguntó con mucho nerviosismo. Por no estar acostumbrada a recibir esa clase de trato. Pero después de preguntar, se dio cuenta de lo estupida que fue su pregunta.
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Y lo mismo pensó Sebastián hablando con obviedad mientras ajustaba el marco de sus lentes.
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-No olvide que usted es la esposa del señor Jones, es normal que reciba esa clase trato. Y en especial sus pequeños hermanos.
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-Si...
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Le acaricio la cabeza a Noah y María con suavidad. Haciéndolos sentir mucha calidez y felicidad.
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Porque Sebastián era muy bueno. Que incluso cuando los recogió temprano en su casa, les dio caramelos.
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Pero surgió una duda para los gemelos.
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-Hermana, si vamos a vivir aquí ahora, ¿que pasara con nuestro apartamento?
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María empezó a tener curiosidad por eso con su cabeza hacia un lado. Y lo mismo con Noah, pero por una situación diferente.
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-Esta casa queda tan lejos de nuestra escuela Isabella, ¿tendremos que despertarnos más temprano para ir a ella?
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Los dos querían que les respondieran. Sin embargo, solo vieron como Isabella les sonreía con mucha suavidad. Porque había querido decirles a los dos, algo relacionado con eso.
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-El apartamento lo vendí y gane un poco de dinero. Así que ustedes empezaran a ir un nuevo colegio a partir de la próxima semana.
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-¿Ehh?
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-¿Es enserio?
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-¡Si!
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Esa noticia dejó a María y a Noah con desconcierto. Mirando fijamente a su hermana con ojos parpadeantes, sin tardar ella en revolverles sus cabellos rubios.
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Porque uno de los beneficios que le dio Harry por el matrimonio contractual, era que sus hermanos recibirían una mejor educación. Por eso su gratitud aumentó una vez más hacia él. Y su culpa de tener que fingir ser su esposa por tres años disminuyo un poco.
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Aunque, ante el nuevo jadeo de emoción de María mirando fijamente las grandes escaleras. Isabella dirigió su mirada hacia esa dirección con confusión.
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"El señor Harry..."
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Solo para ver cómo Harry descendía las escaleras junto con el mayordomo detrás de él. Mirándola Harry fijamente con un intenso brillo en sus ojos.