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Un Riñón, Una Traición

Un Riñón, Una Traición

img Cuentos
img 26 Capítulo
img Gavin
5.0
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Acerca de

Me desperté en el hospital, el olor a antiséptico y el dolor en mi costado. Había donado un riñón a Sofía, la hermana de Ricardo, mi prometido; él me había rogado, diciendo que la vida de su hermana estaba en peligro por mi familia. Pero entonces, lo escuché reír con sus amigos, hablando de cómo Sofía estaba en Cancún, viviendo su vida, y de cómo me habían vendido el riñón. Mis embarazos perdidos, el té "relajante" con hierbas abortivas que me dio, todo era parte de un plan sádico para destruirme. La Ximena ingenua, llena de amor, murió en esa mesa de operaciones. Lo que queda es una mujer con un solo objetivo: escapar de esta jaula de mentiras y venganza. Fingí debilidad, escuché susurros sobre un "accidente" final en mi taller, y planeé mi propia desaparición, una explosión que borraría a Ximena de la faz de la tierra. Renací en Italia bajo el nombre de Lía, me convertí en una ceramista reconocida, mis cicatrices se desvanecieron, y mi voz, que una vez perdí por el trauma, regresó. Pero el pasado, al parecer, nunca muere. Cuando mi exposición llegó a la Ciudad de México, lo vi: Ricardo, en silla de ruedas, consumido por el dolor y la culpa, buscándome. El me encontró, me rogó perdón, me dijo que me amaba, incluso se sacrificó por mí durante un terremoto, quedando ciego y lisiado. Me ofreció su amor ciego y vulnerable, pero ya no había nada. "No me debes nada", susurró, "me debo a mí misma ser feliz". Lo dejé en la oscuridad de su culpa, mientras él murió solo, atormentado por su venganza. Usé su fortuna para construir algo nuevo, para ayudar a las mujeres a escapar de destinos como el mío. Me casé en Italia, un hombre que me ama, que me respeta, que me deja volar. El infierno ha terminado y he renacido de mis cenizas.

Introducción

Me desperté en el hospital, el olor a antiséptico y el dolor en mi costado.

Había donado un riñón a Sofía, la hermana de Ricardo, mi prometido; él me había rogado, diciendo que la vida de su hermana estaba en peligro por mi familia.

Pero entonces, lo escuché reír con sus amigos, hablando de cómo Sofía estaba en Cancún, viviendo su vida, y de cómo me habían vendido el riñón.

Mis embarazos perdidos, el té "relajante" con hierbas abortivas que me dio, todo era parte de un plan sádico para destruirme.

La Ximena ingenua, llena de amor, murió en esa mesa de operaciones.

Lo que queda es una mujer con un solo objetivo: escapar de esta jaula de mentiras y venganza.

Fingí debilidad, escuché susurros sobre un "accidente" final en mi taller, y planeé mi propia desaparición, una explosión que borraría a Ximena de la faz de la tierra.

Renací en Italia bajo el nombre de Lía, me convertí en una ceramista reconocida, mis cicatrices se desvanecieron, y mi voz, que una vez perdí por el trauma, regresó.

Pero el pasado, al parecer, nunca muere.

Cuando mi exposición llegó a la Ciudad de México, lo vi: Ricardo, en silla de ruedas, consumido por el dolor y la culpa, buscándome.

El me encontró, me rogó perdón, me dijo que me amaba, incluso se sacrificó por mí durante un terremoto, quedando ciego y lisiado.

Me ofreció su amor ciego y vulnerable, pero ya no había nada.

"No me debes nada", susurró, "me debo a mí misma ser feliz".

Lo dejé en la oscuridad de su culpa, mientras él murió solo, atormentado por su venganza.

Usé su fortuna para construir algo nuevo, para ayudar a las mujeres a escapar de destinos como el mío.

Me casé en Italia, un hombre que me ama, que me respeta, que me deja volar.

El infierno ha terminado y he renacido de mis cenizas.

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