Renegué muchos días por la muerte de mi familia, pero recapacite y me di cuenta de que muchos niños quedan huérfanos de la misma manera que yo, con la diferencia que a pesar de que aun soy una jovencita, ya puedo defenderme y no quede tan mal económicamente, al menos tengo un lugar decente donde vivir y aunque no logre llegar a la universidad, al menos sé que viviré toda mi vida con lo justo y que mientras trabaje, tendré mis alimentos y cosas básicas.
-¿En qué piensas tanto? -María me saca de mis pensamientos.
-En la Universidad, no podré ir -le contestó sintiéndome muy triste. Ella se acerca a mí, me abraza y me besa la frente. Es reconfortante sentir sus brazos y su calor; aunque no me pueda ayudar económicamente, me alivia mucho con sus abrazos y cariño que me da.
-Si no me hubiera puesto a parir tanto te hubiera ayudado -dice, suspirando. Ella tiene seis hijos y aunque parece irresponsable tener tantos, los ha sacado adelante y les ha dado todo lo que se le debe dar a un hijo-. Nairobi, tú eres una buena niña, espero encuentres un empleo mejor, yo sé que te pago tan solo el mínimo, pero sabes que no puedo pagar más -me dice, apenada.
-Tranquila que yo te entiendo -ahora soy yo quien la abrazó para que entienda que comprendo su situación y no la juzgo, al contrario, la admiro y quiero mucho.
Salgo como todos los días, me subo a mi "pedazo de auto" que fue lo único que pude obtener a un buen precio y sobre todo, es ahorrativo de combustible. Conduje por las calles de Seattle hasta llegar al edificio donde vivo, un lindo, moderno y un buen vecindario. Entrando al parqueo subterráneo y que me bajo del auto, escucho mi teléfono sonar con un mensaje de Karina. Esta chica no tiene que hacer. Soy su única amiga, quizá por eso me llama y escribe tanto; sabe perfectamente a qué hora salgo de trabajar y calcula el tiempo exacto de cuando llego a casa; dice que no le gusta molestar en mi trabajo, pero llegando al edificio, no me deja ni terminar de subir las escaleras, cuando suena mi teléfono.
"Bendito ascensor, que se dañó" vengo cansada del trabajo a subir escaleras.
Entró a mi cuarto y la miró con la boca llena de comida china, latas vacías de cerveza y la tele encendida.
-Le pedí dinero a mi tío -me dice con la boca llena. "Que dichosa ella, tiene familia y no porque su familia tenga dinero, si no porque la quieren y cuidan mucho"-. La tarea de mañana, la haremos en mi casa, ya es la última... ¡Yupi! -me dice emocionada, en cambio yo estoy triste porque eso significa que pronto estaremos de vacaciones y luego, no podré ir a la universidad-. No estés así, sé que mi tío terminará ayudándote y si no, entonces mi mamá, pero de qué vas a la universidad, vas... -me dice con seguridad. Sinceramente pienso que me he sacado la lotería con esta chica. Es loca, inmadura, promiscua, pero es la mejor de las amigas. Vale la pena perderse en el infierno con ella-. Sabes que mis papás nunca me dicen que no.
La veo y sonrío recordando su mensaje que envió a mi móvil hace unos minutos, lo hizo porque sabía que iba subiendo las escaleras: "te tengo un regalo en casa, el regalo soy yo". Es verdad, así a como está: borracha y llena de comida, dejándome el apartamento hecho un asco, así y con todo eso, es mi mejor regalo.
-Gracias. -Le digo sonriendo, ella deja su comida, a duras penas se levanta y me abraza.
-Nairobi, sabes que eres como mi hermana -confiesa entre el abrazo. Suspiro y lo hago una y otra vez, "lo sé, sé lo que significó para ti" no se lo digo en voz alta porque se me quebrara la voz y no quiero llorar, además, ya se lo he dicho, a parte de que ahora está borracha, así que me suelto de su abrazo y se vuelve a sentar en el piso.
Voy a la cocina y sacó más cerveza, cerveza que por supuesto, es Karina quien las compra. Me siento a su lado a ver la tele, es una película de una actriz de Hollywood muy famosa, no se como se llama, pero la he visto en varias películas nominadas al Oscar y ella, me encanta, siempre busco películas donde actué.
Después de un rato, decido dejar a mi amiga en la pequeña sala y entro a mi cuarto, me daré un baño y dormiré, mañana tengo que ir al instituto, luego a casa de mi amiga y de ahí tendré que irme al trabajo. Me duele la cabeza, todo esto es mucho para mí, tanto que a veces he pensado o mejor dicho, pensé en dejar el instituto, pero recordaba que los estudios son mi futuro y sigo adelante. No podía dejar por nada del mundo el instituto, bueno ya solo faltan menos de tres días para acabarlo, luego dan dos meses de descanso para entrar a la Universidad.
No me di cuenta a qué hora se fue Karina, sí la sentí durmiendo al lado mío, pero supongo que salió muy temprano, ya que cuando desperté por la mañana, no estaba. Mi día comienza temprano, me preocupo por comer saludable e ir a la escuela con calma, así que eso me toma tiempo.
-Niñas la maestra llama la atención de Karina y la mía justo cuando íbamos de salida-, les falta un miembro para hacer la tarea en grupo de mañana.
-Solo seremos nosotras -responde Karina, como siempre, le importa poco lo que la bella maestra nos diga.
La maestra se pone la mano en la cabeza y niega. Supongo que la tenemos aburrida ya que siempre hacemos lo mismo. En nuestros trabajos en grupo, siempre lo hacemos solo ella y yo, por alguna razón, así ha sido siempre.
-Está bien, de todo modos después de esta semana no las volveré a ver.
-Eso me dolió maestra -le digo y ella me mira y sonríe.
-Las veré en la universidad -me dice y yo sonrío porque ella me cae muy bien, es bastante joven y se acopla a la perfección con todos nosotros-. Ahora, largo, vayan hagan el trabajo que es para mañana.
Según entiendo, iría a dar clases a la universidad donde se suponía, estudiaría yo, pero bueno, si no logro entrar, al menos estará Karina para darle dolores de cabeza.
Nairobi
-¿Cómo se portaron hoy en la escuela? -pregunta la mamá de Karina, en cuanto nos mira entrar a la casa. Ella es una mujer muy hermosa de cuarenta y tres años si no me equivoco. Es linda conmigo y me trata como una hija.
-Muy bien, mami -responde, Karina con su típica voz de niña mimada.
-¿Y tú? -Me mira, sonriéndome con cariño.
-Muy bien -sonrió, nos dio un beso a ambas y nos abrazó. Es cariñosa hasta más no poder. No dejo de pensar que mi amiga es tan dichosa, ya quisiera yo, tener la familia que ella tiene. "Un día... un día la tuve y fue maravilloso".
-Lávense las manos que van a comer -nos dice y obedecemos.
Estoy que muero de hambre, así que está vez, no subimos al cuarto de mi amiga como lo hacemos siempre, ahora el hambre nos está matando, así que ponemos nuestras mochilas en la mesa de centro de la sala donde haremos el trabajo, entramos a la cocina a lavarnos las manos. Saludamos al personal del servicio al mismo tiempo que se deja sentir ese rico aroma a pollo horneado con verduras. Nos terminamos de lavar las manos y nos sentamos en el comedor a comer junto con Fanny, así se llama la mamá de mi amiga, a su papá no lo conozco muy bien, solo lo he visto un par de veces muy fugaz, ya que él trabaja desde temprano y regresa por la noche.
Nos sirven y empiezo a comer, Karina y yo nos llenamos la boca comiendo y nos chupamos los dedos de vez en cuando. Fanny no nos dice nada, pues ya sabe que somos rebeldes y siempre le hemos dicho que a la comida se le siente más sabor comerla de esta manera.
-Señora -una joven de servicio, llama la atención de Fanny-, su hermano está aquí, dice que Karina lo invitó a comer.
-¡Karina...! ¿Por qué no me dijiste nada? -puedo ver que Fanny no esperaba aquella visita, también mira de una manera severa a su hija, ya que por lo que he visto, las visitas en esta familia deben ser planificadas-. Dile que pase al comedor -ordena Fanny sin tener más opción, puesto que no sería lindo que no recibiera a su hermano.
Tampoco me agrada que haya hecho esto, porque estoy segura de que se trata del supuesto tío que ella quiere, que me apadrine y no me veo en condiciones presentables para eso, estoy despeinada y con comida por toda mi bendita y bella cara, sin embargo, eso no me afecta, mi cabeza sigue en alto y me importa poco lo que vaya a pensar de mi.
-¡Hola, hola! -escucho esa voz ronca y sensual de un hombre adulto. No quiero voltear a ver, tengo la mirada en mi plato de comida deseando matar a Karina, pero como la curiosidad "mató al gato" volteó y lo miro, él me mira y su rostro es completamente inexpresivo, sin una sonrisa que acompañe esa rica y apetecible boca, "calma tus hormonas" me regañó mentalmente. Es mayor, quizá me lleve unos quince años pero está como para comérselo. Su rostro es de un hombre sin sentimientos, tal como si fuera un robot que no puede reírse, ni arrugar el entrecejo, nada, no hay nada.
-¡Tío! -grita, Karina mientras se levanta y se le tira encima a besarlo y abrazarlo. Me pongo de pie junto a Fanny, limpio el rastro de comida que tengo en la cara, aprovechando que el tipo está con los ojos cerrados abrazando a su sobrina, "al menos cierra los ojos" porque pareciera que es inmóvil de rostro-. Perdón por no esperarte a comer tío, pero tenía mucha hambre.
-Apenas empezábamos -dice Fanny y se acerca a darle un beso a su hermano.
-Mira tío, ella es mi mejor amiga -me presenta y para este punto estoy nerviosa sin ssber por qué; gracias a mi orgullo, no demuestro lo que siento, o al menos eso creo.
-Soy Nairobi, mucho gusto. Karina me ha hablado mucho de usted -disimular mis nervios y le tiendo mi mano, él me da un apretón de manos y con su otra mano toma mi servilleta y la pasa por mi mejilla. Creo que para este punto mi rostro está cubierto de carmín; hace todo eso, sin una bendita expresión en su rostro, es tan raro, diferente. La gente grosera al menos arruga el ceño, este señor no hace ni buenas, ni malas caras.
-Tenías salsa, y ¡mucho gusto! Yo soy Camilo Colombo, a sus órdenes -me suelta la mano terminando el saludo y juro que quería sentir su toque por siempre.
"¿Acaso existe el amor a primera vista?"