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Los meses transcurrían y cada vez que la gente los veía en el pueblo envidiaban su amor. Muy pocos sabían que Juan era nieto de los ricos del pueblo. En realidad, el salía muy poco y no tenía amigos ya que la mayor parte del tiempo se la pasaba en la ciudad en el trabajo y cuando estaba en el pueblo solo quería descansar. Pero cuando salían a caminar dejaba muy en claro que era el hombre de Ana.
Tal vez por su trabajo pesado su cuerpo ya no era el mismo que cuando conoció a Ana, ahora con su metro setenta de alto, su espalda ancha y sus hombros bien formados, su cabello negro y sus ojos cafés era sin dudarlo un hombre muy guapo.
- Amor, el jefe me acaba de avisar que no me tengo que quedar a cubrir la noche.
- Ok amor, no te preocupes. Nos vemos mañana en la tarde.
Dijo Ana mientras hacia una mueca de disgusto. Las ocasiones en las que tenía que quedarse ya eran más de dos noches por semana, pero la paga la disfrutaban los dos.
Cuando juan llego de su trabajo a las 6:30pm paso por Ana a la tienda de don Martín para irse juntos a su casa. En todo el camino la noto un poco rara. Pero no dijo nada, solo tomo su mano y camino con ella.
Después de cenar se recostaron para descansar. Se podía sentir en el aire que algo pasaba con Ana.
- Amor tengo algo que contarte, pero no sé cómo lo vas a tomar.
Decía Ana mientras jugueteaba sus manos.
- Estoy embarazada.
Al no recibir ninguna respuesta elevo su mirada para encontrarse a juan petrificado por la noticia. Ana sintió que su corazón de partido en dos y solo comenzó a llorar.
- ¿Que no nos estábamos cuidando? - pregunto Juan con tono tranquilo-
- Si, pero no sé qué paso.
- Pues que más va a pasar que nos fallo dijo juan mientas soltaba una carcajada.
¡Que ¡¿te provoca tristeza? es acaso que no quieres seguir el embarazo. ¿Quieres abortar? Porque si es así supongo que estas a tiempo.
- Estás loco, claro que quiero a mi bebe. Es solo que pensé que tu no querías. Sentí miedo cuando no respondiste a la noticia.
- Pues para serte sincero no quiero todavía. Pero si ya llego pues no podemos hacer gran cosa ¿no? Además, tenemos 6 meses practicando lo más lógico era que llegara ¿no? Lo que me toca es ser padre.
Ana abrazo a juan y lo llenada de besos.
- Pero amor no lo contemos nadie por el momento.
- Pero ¿Por qué?
- Cuanto tiempo llevas, sé que a veces se pierde en los primeros meses. Dejemos que se establezca en su nuevo hogar y después daremos la noticia. ¿sí? Por favor
- No digas eso, mi bebe es muy fuerte como su padre.
Juan comenzó a volverse más protector con Ana ya no quería que fuera a trabajar por miedo que algo le pasara al bebe. Pero Ana no quería dejarlo ya que sabía que necesitarían el dinero para el momento del parto. Y había comenzado a vender postres que ella misma preparaba.
- Ana amor te tengo una sorpresa. Mi amigo me dijo que tiene un terreno que quiere vender por necesidad, es grande como para dos casas de gobierno y me dijo que nos podría vender la mitad incluso me dijo que nos la daría con el cuarto que ya tiene comenzado por que le urge un poco venderla. Y pensándolo bien ahora con lo del embarazo seria perfecto tener nuestro propio hogar ¿no crees?
- ¡si ¡De verdad y en cuanto
- En 40 mil pesos
- Juan es bastante, no tenemos esa cantidad
- Lo se amor. Por eso pregunte a mi jefe si podrían prestarme ese dinero y descontármelo poco a poco y me dijo que sí.
- Pero juan no lo hablamos primero, y tú ya tomaste la decisión
- Amor tienes razón, pero no te estoy diciendo que él tiene prisa y lo dijo estando los demás compañeros, no quería que alguien nos ganara esta oportunidad. Tu confía en mí.
- Sabes que si confió en ti. Pero me hubiera gustado que lo habláramos primero.
- Que necesitamos hablar hay cosas que se toman en el mismo momento esas son oportunidades. O piensas que nos quedaremos aquí toda la vida por lo menos yo preferiría estar en la ciudad a estar siempre en este pueblo.
- Nunca me habías dicho nada.
- Soy el hombre de esta casa supuse que era mi obligación ver estas cosas. Lamento no comentártelo antes.
Se notaba que juan estaba comenzando a enojarse porque apretaba la boca y su mirada se volvía hacia Ana con desdén.
- Está bien por favor no te enojes
- No es eso, déjame hacer mi trabajo como tu esposo ya no somos solo tú y yo ahora tengo que pensar en otro también.
Ana se resignó a eso aun con el miedo a que no pudieran pagar el préstamo y se endeudaran más. Pero sobre todo le angustiaba el hecho que en base a ese préstamo juan estaba cambiando un poco, se quedaba para hacer extras casi todos los días y llegaba muy cansado y adolorido a su casa y ni hablar cuando tenía que quedarse a cubrir como velador. Incluso pasaron varias semanas que se ausentaba por días. Su temperamento ya no era el mismo aquel Juan que llega muy contento ahora estaba casi siempre de mal humor. Ana Presentía que algo estaba pasando, pero no sabía que.
- Princesa necesitamos hablar. Se que te vas a enojar conmigo, pero lo hecho, hecho está. Hoy en la mañana mi amigo me dijo que le urgía el dinero así que fui al banco e hice un préstamo por 85 mil pesos.
- ¿Qué?
- Lo siento
- Sientes que, como pudiste hacer eso sin antes consultármelo es acaso que yo no cuento.
- Claro que sí. Que estas son circunstancias en las que uno debe actuar rápidamente. Alguien más la quería y estaba dispuesto a pagar el terreno mañana. Por eso yo fui hoy a verlo.
- Pero no me dijiste nada
La mirada de juan se tornó de enojo. y en tono muy fuerte fruncia el ceño
- Tú no te das cuenta que por este bebe estamos en aprietos
Ya casi se te va a notar en embarazo. En cuanto mi abuela se entere nos van a sacar de aquí y donde iremos. No te has puesto a pensar en eso verdad.
Ana bajo la mirada, porque por completo se había olvidado de esa condición por parte de la abuela de Juan.
- Perdón amor tienes razón, pero es demasiado como lo vamos a pagar
- No te preocupes, aunque tenga que trabajar todos los días lo are, pero ya tendremos algo seguro. Por ahora solo falta esperar que se hagan los papeles y nos mudaremos a nuestro nuevo hogar.
- Juan me habías dicho que tu amigo te había pedido 40 mil, porque pediste 85 mil al banco.
- Porque me dijo que nos daría todo el terreno
- Pero para que te endeudaste con tanto si con la mitad del terreno estaba bien.
Juan la miro con enojo,
- Ana yo sé lo que hago por favor.
- Tranquilo amor está bien.