Capítulo 5 TERREMOTOS

Todo está comenzando a cambiar juan unos días taba bien y otros estaba insoportable.

Pero luego se acercaba a Ana y le pedía disculpas y como de costumbre llegaba del trabajo con rosas o chocolates a si fuera solo uno para su amada. Era obvio que toda tenía que ver con el dinero, pero él trataba de no tocar el tema. Habían transcurrido tan solo tres semanas de que le dieran el préstamo. Cuando el mundo de Ana colapso de un instante a otro; juan llego de trabajar con una mirada distinta.

- Ana sé que esto no te va gustar, pero ya tomé la decisión y no voy a dar marcha atrás.

- Que pasa amor

- Me voy a los estados unidos

- ¿Qué?

Dijo Ana mientras sentía como le temblaban los pies.

- Si, escuchaste bien, me voy a los estados unidos. Me voy mañana, ya tengo con quien ir. Ya tengo todo listo. Te dejare los documentos del terreno y del préstamo. Este teléfono esta mi número ya guardado. Para que yo me ponga en contacto contigo apenas llegue ahí.

Le di a mi amigo la cantidad de 60 mil pesos y el faltante está en el banco. Se lo darás hasta que te entregue el documento firmado. Me dijo el licenciado que estará en mes y medio.

El trabajo es por 6 meses en la misma empresa donde estoy.

- ¿Te vas? Que te pasa, y yo y nuestro hijo

- Por eso voy amor. Estando ahí ganare en dólares y podremos pagar más rápido el préstamo.

- Pero no estarías para el parto

- Lo sé, pero llegare en 6 meses

- No volverás

- Claro que sí, no me voy por gusto. Es por necesidad.

- Definitivamente tu no me amas, no te importa mi opinión ni nada

- Que dice mujer, si acepte ir es por nosotros tres. Y si no te pregunto es porque me vas a decir que no valla

- Claro, te necesitamos

- Me urge que nos salgamos de esta casa, me encontré a mi abuela y me dijo que ya sabía de tu embarazo y que nos daba hasta dentro de 3 meses para salirnos de aquí.

- Qué y tampoco me lo dijiste.

- Que te crees Ana, me luchado para en todo este embarazo no te mortifiques ni sufras por nada y he cargado todo. Pero solo te quejas. Parece que quien no me quiere eres tú.

- Te amo y lo sabes

- Entonces aceta esto y sigamos luchando

- No tienes por qué irte

- Y como pagaremos que estúpido préstamo

- Ya vez te dije que no lo hicieras

- ¡Ya basta ¡no quiero irme si estamos enojados, pero no me queda otra opción. Dijo juan a punto de salir de la casa

- Nooooo, por favor juan no te vallas

- Me voy, pero no quiero hacerlo en medio de una discusión. Que además le hace daño al bebe.

Ana lo abrazo y lloro hasta quedar dormida. No se dio cuenta cuando el salió para irse. Cuando se despertó vio la nota de juan en la mesa.

- : amor mío me voy con dolor en el corazón. Hay cosas que no puedo explicarte, pero sé que el amor que me tienes te dará las fuerzas para superar esta adversidad. No habrá ni viento ni marea que me orille a olvidarte. Esta etapa en nuestra vida será un motivo más para seguirte amando. Perdóname.

Ana estaba en shock, mientras leía la nota que juan le había dejado las lágrimas corrían por sus mejillas empapando su rostro y destrozando su corazón.

Como podría seguir sola. En su desesperación solo se recostó nuevamente con la nota entre sus manos tratando de calmar su dolor. Pensaba en su bebe y su llanto nuevamente brotaba de sus ojos. Ni siquiera vio llegar la noche, pero su cuerpo ya está resintiendo la falta de alimento de ese día. No tenía ganas de ponerse de pie, pero sabía que si ella estaba hambrienta su bebe estaba peor las fuerzas que pudo para levantarse y preparar algo sencillo para que su estómago no quedara vacío.

A la mañana siguiente, seguía igual de triste y desganada, pero sabía que no podía hacerle eso su bebe. Sabía que en se momento ya no contaba con nadie más que la pudiera ayudar y que tendría que seguir trabajando sobre todo ahora que no sabía hasta cuando tendría comunicación con juan. Así que se puso de pie y se preparó un desayuno rápido para irse a la tienda. Preparo un plan sobre el porqué no pudo ir el día anterior a trabajar para que no le descontaran el día.

Al entrar en la tienda saludo a don Martin como de costumbre y se acercó a él temerosa. Una sonrisa se le escapó de los labios de don Martín y le dijo que no se preocupara que afortunadamente el día estuvo tranquilo. Pero le pidió que por favor le avisara antes a menos que fuera un caso de emergencia. Ana se disculpó nuevamente por haber faltado al trabajo y se reincorporo de inmediato a lo que le ocupaba hacer.

Transcurrieron dos semanas y media y todos los días estaba en espera de que su teléfono sonara. Tenía la angustia de que le informaran que algo le paso a juan y no poder ir a donde él. Mientras regresaba del trabajo escucho que le timbraban y su corazón se comenzó a acelerar miro la pequeña pantalla y era de un numero desconocido tena mucho miedo de contestar y con la mano sobre el pecho acepto la llamada.

- Bueno

- Ana?

- Si

- Ana, soy juan.

El corazón de Ana comenzó a latir más rápido y sentía se le salía del corazón, su respiración se aceleró y sus ojos comenzaron a desbordarse y entre lágrimas y suspiros pasaron unos segundos hasta que se logró calmar para poder platicar con él.

                         

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