Capítulo 4 VERDAD

Elizabeth estaba sumida en sus pensamientos, su ahora esposo, parecía odiarla, o eso había percibido por el tono de su voz.

Él era el único que podía protegerla de su propia familia, debía de llevarse bien con Axel por su propio bien y para evitar preocupar a la señora Carmen.

-Señorita Elizabeth es un gusto conocerla -Hugo extendió su mano, pero noto que ella no la tomó -soy Hugo, primo de Axel.

-Es un gusto -respondió la joven sin siquiera mirarlo.

Eso le parecía aún más extraño, ella seguía mirando hacia el ventanal, eso llamó su atención, ya que a su criterio, no había nada interesante en ese lugar.

En ese momento empezó a sentir más curiosidad, observándola con detenimiento, no era el tipo de mujer que le gustaba a su primo.

-¿Qué es lo que está mirando con tanta atención, si puedo saber?

La joven sonrió de manera irónica, al parecer no todos conocían su problema, bueno ese día había decidido no utilizar su bastón, quería ahorrarle la pena a su esposo.

-Oscuridad es lo único que mis ojos pueden ver joven -respondió con una sonrisa triste.

-Disculpe, no entendí, señorita Elizabeth, sigue habiendo luz solar.

La joven negó con la cabeza, le parecía alguien agradable, por el tono de su voz.

-Soy una persona no vidente señor Hugo, pensé que lo había notado, bueno, no todas las personas prestan atención a los pequeños detalles.

Hugo se quedó observando a la joven con detenimiento, eso iba a ser un gran problema, obviamente Axel no sabía nada al respecto y cuando se enterara, estaría furioso.

-Disculpe, señorita, no lo había notado -hablo apenado -soy un poco torpe, no suelo ser una persona muy visual, con su permiso, iré por un buen trago.

Hugo le dio una última mirada a la joven, esa pobre mujer no sabía en qué se había metido, su primo obviamente planeaba vengarse de ella, debía de hablar con él para suavizar las cosas, para que la pobre chica no terminara en problemas o mucho peor.

Elizabeth escuchó los pasos del hombre alejándose, la música de piano era realmente hermosa, cerró los ojos y disfruto de la melodía de fondo, escucho las risas y las pláticas de las personas en el lugar.

Al menos algunos se estaban divirtiendo, abrió los ojos nuevamente al escuchar pasos acercándose, trato de adivinar de quién se trataba, quizás era la señora Carmen o Rachel.

Sintió cuando alguien la tomó de manera brusca del brazo, el olor de la colonia del hombre inundó sus fosas nasales.

-Debemos de hablar -susurro una voz masculina cerca de su oído.

Reconoció la voz de su esposo, él la llevó a rastras a una especie de habitación, ya que escucho cuando cerró la puerta.

-¿Cuáles son tus intenciones Elizabeth, que pretendes con este matrimonio? -Preguntó en tono arrogante -no finja ser inocente conmigo, que eso no le queda.

-No tengo ninguna intención oculta Axel, cada quien juzga desde lo que hay en su corazón.

El hombre sonrió de manera burlona, no le creía, ahora se creía filósofa, ella debía de estar detrás de su dinero, como la mayoría de mujeres en la ciudad.

-No te hagas la inocente, mírame a los ojos y dime que no lo haces por dinero, que no eres como las demás arpías.

La joven negó con la cabeza, obviamente no se había dado cuenta de su ceguera, pocas personas lo notaban, siempre trataba de actuar de manera natural, se lo había enseñado su antigua empleada.

-¡Que me mires a los ojos carajo! -Exclamó molesto al notar que la mujer veía en dirección a la puerta.

Axel estaba tan molesto que no se había dado a la tarea de estudiar a la mujer con atención, alguien observador lo notaría a la primera.

-Por si no se ha dado cuenta, señor Spencer, soy una persona no vidente -respondió con algo de molestia en su voz -no me pida algo que es imposible en mi condición.

Axel golpeó el escritorio de su madre con fuerza, además de ser fea, era una mujer inútil, que no podía ver, rechino los dientes molesto.

Su madre se había vuelto loca, no había otra explicación, una mujer como ella, era realmente una carga.

-Esto es más de lo pienso tolerar.

Elizabeth escuchó el sonido de la puerta cerrándose, al parecer su esposo estaba molesto con ella.

La señora Spencer observo a su hijo salir molesto de su oficina, se acercó a él para saber qué sucedía, a que se debía que actuara de esa manera.

Le parecía de muy mal gusto que estuviera ignorando a su esposa durante toda la velada, ella merecía atención, podía notar que estaba un poco triste, las cosas no estaban saliendo como lo había planteado.

-¿Axel a donde vas? -Pregunto la mujer en tono seco -la velada no ha terminado, ¿dónde está tu esposa?

El joven se detuvo en seco, observo a su madre acercarse lentamente, estaba tratando de controlar su mal humor.

-Mi esposa, acaso es una burla mamá, esa mujer está ciega, ¿por qué no me lo dijiste? Me habría negado sin pensarlo, además solo mírala, habiendo tantas mujeres hermosas en toda la ciudad, elegiste a esa mujer sin ningún tipo de gracia, solo espero que los medios no obtengan ningún tipo de información, no quiero ser avergonzado en público.

Rachel estaba en las escaleras, había escuchado las palabras de su hermano, no podía creer que hablara de esa manera, Elizabeth era una buena persona, con un corazón dulce.

-¡Cómo puedes decir eso! -Exclamó la joven -estás comportándote como un completo imbécil, no vuelvas a hablar de ella de esa manera, te lo prohíbo -replicó Rachel.

-Déjalo -habló Elizabeth con una sonrisa amarga en su rostro -no es su culpa, no sabía que le dieron a una mujer ciega e inútil por esposa, si quiere divorciarse, puedo firmar en este momento el documento, no hay ningún problema.

Elizabeth no iba a permitir que la viera como una mujer indefensa y miedosa, si quería divorciarse, ella le concedería su deseo en ese momento.

Axel la miro con una pizca de odio en su mirada, sabía que ella tenía algún plan oculto, quizás solo fingía frente a ellos.

-Te espero en la mansión -le dijo abandonando el lugar.

Las personas empezaron a murmurar, todos habían escuchado lo sucedido, Axel abandono el lugar con rapidez, Hugo lo siguió sin pensarlo.

Elizabeth trató de fingir tranquilidad ante los presentes.

-La fiesta terminó -habló la señora Carmen -Rachel lleva a Elizabeth a la mansión de tu hermano, asegúrate de que esté bien.

-Sí mamá.

La señora acercó a la joven y tomó su mano entre las suyas.

-No sé si estoy haciendo bien, es la única manera que tengo para cuidarte, si eres la esposa de Axel nadie se atreverá a dañarte.

-No se preocupe, señora, voy a estar bien, solo está molesto, dele tiempo.

-Tienes un gran corazón, como tu madre -le dijo con una mirada de preocupación -llámame si algo sale mal.