Capítulo 8 MI REPUTACIÓN

Jiar frunció el ceño, notando la distancia que Jazmín estaba poniendo entre ellos.

-¿Hice algo malo? -preguntó con voz suave, la preocupación reflejada en sus ojos.

Jazmín se giró hacia él, con una expresión de confusión que intentaba ocultar su verdadero sentir. Suspiró profundamente, como buscando las palabras correctas.

-¿Por qué dices eso?

-Después... después del aeropuerto... te noto diferente. Estás... distante.

Jazmín suspiró y se pasó una mano por el cabello, un gesto de frustración que no pasó desapercibido para Jiar. Su mirada se detuvo en las manos de Jazmín, que ahora apretaban con fuerza el lápiz.

-Jiar... necesito que entendamos algo. Nuestra relación es profesional. Agradezco tu... efusividad, pero necesito que mantengamos cierta distancia, especialmente en público.

Antes de que Jiar pudiera responder, se escuchó un suave toque en la puerta. Jazmín, instintivamente, se llevó un dedo a los labios en un gesto de silencio dirigido a Jiar, como si compartieran un secreto que nadie más debía presenciar. Con una expresión interrogante, preguntó: -¿Qué sucede?

La puerta se entreabrió y un miembro del personal de la casa asomó la cabeza.

-Señorita Valastro, el señor Yeon se siente mejor y le gustaría verla.

Una genuina sonrisa de alivio iluminó el rostro de Jazmín. La preocupación que la había estado consumiendo desde la llegada de Jin finalmente se disipaba.

-Dile que iré en seguida -respondió con una calidez que contrastaba con la frialdad que había mostrado momentos antes hacia Jiar.

Al notar el cambio repentino en la actitud de Jazmín, la sonrisa de Jiar se desvaneció ligeramente. Observó cómo los ojos de ella brillaban con una alegría que no había visto dirigida hacia él, y un sutil matiz de seriedad se instaló en su rostro. Su mirada se desvió brevemente hacia un punto indefinido en el suelo, sus manos se cerraron en puños a sus costados, tensando los músculos de sus brazos, y su mandíbula se apretó ligeramente. Su lenguaje corporal, aunque sutil, transmitía un claro enojo contenido. Jazmín, al notarlo, sintió una punzada de culpa. Intentó recomponer la situación con una breve disculpa, aunque su tono seguía siendo frío y distante.

-Jiar... tal como te decía, necesito que mantengamos cierta distancia, especialmente en público.

La tensión en el ambiente era palpable. Jiar respiró profundamente, intentando controlar su frustración.

-¿Por qué? -preguntó con voz baja, pero firme.

Jazmín apartó la mirada, evitando sus ojos.

-Es por mi reputación. Por la imagen de Éclat. No quiero que haya malentendidos.

-¿Malentendidos? -repitió Jiar, con una nota de incredulidad en su voz-. ¿Crees que un simple abrazo puede dañar tu reputación?

Jazmín guardó silencio, incapaz de responder. Jiar dio un paso adelante, acortando la distancia entre ellos.

-Yo... entiendo lo de la imagen pública -continuó Jiar, con un tono más suave, pero con una intensidad que capturó la atención de Jazmín-. Pero también creo que hay que ser honesto con uno mismo. Hace unos años, al principio de mi carrera, tuve que ocultar mucho de quien era para encajar. Fue horrible. Me sentía atrapado, viviendo una mentira. Hasta que me di cuenta de que no podía más. Que ser auténtico era lo único que me haría feliz. Desde entonces, decidí vivir sin miedo a lo que piensen los demás.

Jazmín lo miraba con atención, conmovida por su relato. Jiar continuó, con la mirada fija en ella: -He visto cómo te preocupas por Jin. Y me alegra. De verdad. Él es como un hermano para mí. Pero... a veces siento que... -Jiar hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas-. Que le das más importancia a él que a mí. Y no lo digo con resentimiento, Jazmín. Solo... me gustaría que vieras que yo también necesito tu apoyo. Que yo también valoro tu amistad... y tu... cariño.

Jazmín se quedó sin palabras. Las palabras de Jiar resonaban en su interior, haciéndola cuestionar sus propias acciones. El relato de Jiar sobre su pasado la había conmovido profundamente, y la confesión sobre sus sentimientos, aunque sutil, la había tomado por sorpresa. Bajó la mirada, sintiendo una mezcla de culpa y confusión. No era su intención hacer sentir menos a Jiar. De hecho, lo apreciaba mucho, pero la situación con Jin y, sobre todo, la presión constante que sentía por mantener una imagen impecable, la habían llevado a comportarse de una manera que no era justa ni con él ni consigo misma. También se dio cuenta de que ese abrazo no era solo un abrazo. Era una búsqueda de aceptación, de cariño, un gesto que ella había rechazado por miedo a lo que pudieran pensar. Y eso, en el fondo, la carcomía. Levantó la vista y, con una suave sonrisa que no alcanzaba sus ojos, le dijo: -Jiar... yo también te aprecio mucho. Gracias.

Un breve silencio incómodo se instaló entre ellos. Jazmín se sintió incapaz de sostener la mirada de Jiar por más tiempo. Se giró hacia la ventana, observando el jardín a través del cristal. «Necesito tiempo para procesar todo esto», pensó. «Necesito espacio». Jiar permaneció en silencio unos segundos más, con la mirada fija en la espalda de Jazmín, antes de suspirar suavemente y dirigirse hacia la puerta. Al salir, Jazmín sintió un gran alivio, pero también una punzada de tristeza. Sabía que había evadido la conversación, pero no se sentía preparada para afrontarla. Necesitaba tiempo para ordenar sus propios sentimientos. Justo en ese momento, recordó la razón por la que había interrumpido su conversación. No era solo una distracción lo que buscaba, sino una confirmación de que todo estaba bien con Jin, la principal razón de su desasosiego inicial. Antes de dirigirse a su habitación, tomó la tableta que descansaba sobre su escritorio y revisó los correos electrónicos que el doctor Ramirez le había enviado con el informe del estado de salud de los chicos. Un suspiro de alivio la recorrió al leer que ninguno, aparte de Jin, presentaba fiebre. El informe de Jin especificaba que su fiebre se debía a un sistema inmunitario debilitado, algo que, aunque preocupante, era tratable. Con esta información, llamó a Amber y le pidió que coordinara una camioneta para después del almuerzo, para trasladar a Bora, Yuri, Sunmi y Taehyun al hotel. Ella misma se encargaría de Jin, asegurándose de que recibiera los cuidados necesarios en la mansión. Antes de que llegara la hora del almuerzo, Jazmín se dirigió a la cocina, decidida a preparar un menú especial que complaciera los gustos de cada uno de los chicos, incluyendo a Jin, considerando su delicado estado.