Capítulo 2 Matías

MARIANA DE LA NOCHE.

Capítulo 1.

Autora; patricia López.

Mi nombre es Matías Pérez, soy ingeniero ambiental. Me decidí por esta carrera porque amo la naturaleza y mi trabajo consiste en prevenir, afrontar y reducir los daños al medio ambiente. Tengo 25 años, soy alto, mido 1.84, tengo el cabello castaño, ojos marrón y una pequeña barba que cubre parte de mi rostro.

Me gusta mucho hacer deporte y todo lo que tenga que ver con la naturaleza. Tengo una familia hermosa, mis padres, mi hermano mayor y mi hermanita que tenía 19 años. Hace un año falleció, mejor dicho la arrancaron de nuestro lado, un loco la asesinó.

Empezaré a contarles desde el principio.

....

Ella tenía un novio que se creía dueño de su vida. Primero era una mansa oveja, cariñoso, detallista, especial. Cuando estuvo seguro de tenerla a sus pies se convirtió en lobo, empezó a prohibirme las salidas, los amigos, hasta la manera de vestir. Muchas veces le dije que eso no era amor, el amor no exige, no pone condiciones, no te cambia la esencia. Cuando ella por fin lo entendió y decidió terminar con esa relación, el tipo le dijo que si no era para él, no sería para nadie más. Sin ninguna contemplación la asesinó.

Fue demasiado traumático para la familia, es algo que no se puede superar. Mi madre seguía hundida en una depresión, mi padre trataba de sobrevivir día a día y yo... traté de seguir con mi vida. Me dolía, a veces pensaba que tal vez hubiera podido hacer más por ella, pero tantas veces insistí con lo mismo. Le dije que él no era un buen hombre para ella, le advertí tantas veces y ella simplemente no quiso escuchar. El amor nos vuelve ciegos y hasta estúpidos. No nos deja ver más allá, no podemos ver lo que otros sí. Lo peor, también nos hace sordos, no escuchamos razones.

No entiendo como hay mujeres que se dejan pisotear de un estúpido imbécil. Las mujeres son hermosas, no necesitan de un hombre para salir adelante. Esas que dicen que lo hacen por los niños, lo veo como simples disculpas, solo les están haciendo daño. La verdadera razón es porque ellas creen que sin un hombre no pueden salir adelante. Para ningún niño es sano ver como sus padres discuten, o que su padre le pegue a su madre. Esos son hombres machistas, que se creen dueños del mundo.

¿Qué ejemplo es ese? El niño crecerá pensando que una mujer es un objeto de su propiedad, su sirvienta y que podrá pegarle cuando él quiera. Y si es una niña, entonces ella pensará que tiene que dejarse maltratar de un hombre, que es de su propiedad, su criada y además dejará que le pegue porque es correcto. De nosotros depende cambiar el futuro de nuestros hijos.

Todos merecemos una segunda oportunidad es verdad, pero un hombre que levanta la mano para pegarle a una mujer no merece ni segundas, ni terceras, ni cuartas oportunidades. A una mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa, mujeres si ustedes no se dan su lugar y se valoran nadie lo hará.

....

Estaba saliendo de una relación un poco difícil, Bárbara se volvió demasiado toxica. Era una mujer muy guapa, alta, piel blanca, cabello negro y ojos del mismo color. Una relación que lastima nunca nos llevará a nada bueno. Habíamos cumplido tres años de novios.

Cuando empezamos a salir todo era diferente, nos llevábamos bien, salíamos y compartíamos juntos, pero luego todo empezó a cambiar. Terminé mi carrera y empecé a salir de excursión con mis compañeros. Eso le molestaba porque ella me quería tener de tiempo completo, empezó a prohibirme ciertas amistades, trató de ponerme a elegir entre ella y mis salidas.

Yo soy de los que pensaban que antes de entrar en una relación todos tenemos una vida, amigos, ocupaciones. El hecho de salir con alguien no quiere decir que perderemos nuestro espacio. Se lo dije muchas veces, tendremos nuestro tiempo como pareja, podemos salir y compartir, pero cada uno también tendrá su tiempo a parte, con sus amigos y su trabajo.

La base de una relación siempre será la confianza, si no podemos confiar en la persona con la que estamos no podremos vivir tranquilos. Porque las inseguridades y miedos se convertirán en un enemigo peligroso.

Nunca cedí a ninguno de sus caprichos, se ponía furiosa, histérica, gritaba, lloraba. Trataba de chantajearme, me decía que yo no la amaba lo suficiente porque no era capaz de hacer sacrificios por ella. Me pregunté, ¿qué tipo de amor es ese? Que te pone condiciones y te exige que dejes lo que te gusta. ¿Cómo pretendía cambiarme? Si cuando me conoció sabía como era yo, aún así quiso empezar una relación conmigo. Le dije, si algo no nos gusta hablemos y tratemos de buscar una solución, pero eso de ponerle condiciones al amor no va conmigo.

Aunque la amaba no podía seguir en una relación así, llena de celos, dudas, enojos, donde ella quería manejar mi vida como se le antojara. No podía ir con mis amigos porque se molestaba, no podía saludar a nadie porque no le gustaba, eso me tenía cansado. Además tenía la amarga experiencia de mi hermana, terminó en un cementerio por acceder siempre a los caprichos de ese maldito cobarde. Por quedarse callada, por aguantar sus maltratos, no, yo no quería eso para mí.

Fue muy difícil terminar con ella, mucho más porque yo la amaba. Muchas veces acepté darnos una segunda, tercera y hasta cuarta oportunidad porque iba a cambiar, pero no, cada día era peor. Cuando algo se rompe no tiene arreglo, a veces es mejor soltar eso que tanto nos lastima. Se ponía como loca, lo primero que dijo fue que yo tenía otra. Luego me dijo que se iba matar porque no quería la vida sin mí.

¡Por Dios! En qué cabeza cabe eso. La vida no es un juego como para decir esas tonterías, no es el fin del mundo. Duele y mucho, pero todo en la vida son solo momentos, tarde o temprano pasará. Era demasiado duro escucharla hablar así, pero no podía acceder a sus chantajes, eso ya no era amor.

El amor es un sentimiento maravilloso y hermoso. Somos nosotros los seres humanos que lo volvemos desastroso, el amor no duele, no hace daño, somos nosotros que no sabemos amar.

Así como todos los días me levanté temprano para ir a entrenar. Revisé mi celular y como todos los días lo tenía lleno de mensajes y llamadas perdidas de Bárbara.

WhatsApp

Chat... Bárbara ...

¡Me estoy muriendo! No entiendes... mi vida sin ti no tiene sentido. ¡Hablemos! 😢

Te necesito. ¡Matías! Me quiero morir, prefiero eso a no tenerte.

Hundí la cabeza en las manos y me froté la cara, que difícil es esto. Quise arrancarme el corazón para no sentir. No le respondí nada, solo la ignoré. Creo que dejaré de creer en el amor así como no creo en tonterías de gatos negros que traen mala suerte, espejos rotos, brujas, fantasmas, espantos, los muertos muertos están y jamás regresaran.

¿Cuándo ha regresado alguien de la muerte a decirte dónde está? En el cielo o el infierno, nadie regresa de la muerte. Si eso fuese así, cuántas víctimas no regresarían a cobrarle a su asesino, que loco. La verdad no creo en esas cosas, sé que hay un Dios que todo lo puede, pero del resto solo creo en lo que veo. Hacía algún tiempo me había mudado a un apartamento, quería tener mi propio espacio, aunque a veces me quedaba en casa de mis padres para acompañarlos.

Ese fin de semana quedé de salir con mis amigos, Marcos, Carlos, Rafael y Orlando. Yo trabajaba con ellos hacía tres años y nos llevábamos muy bien.

Marcos: ingeniero químico.

Carlos: ingeniero civil.

Rafael: ingeniero agrícola.

Orlando: ingeniero de minas.

Todos salíamos juntos a trabajar a diferentes municipios o pueblos. Muchas veces yo me encargaba de supervisar su trabajo. Todos los fines de semana querían salir de parranda, eran unos locos. Estábamos planeado desde hace días irnos a acampar, aprovechando que teníamos que viajar por motivos de trabajo a ocho horas de Medellín.

Teníamos que supervisar algunas cosas, era el momento perfecto para conocer el lugar. Estaba muy lejos, por lo que me habían contado, son 8 horas en auto desde Medellín para poder llegar a Turbo Antioquia. Luego teníamos que alquilar un auto todo terreno ya que es por carretera destapada y el trayecto es de una hora. Luego debíamos subirnos a un planchón para cruzar el río, otra media hora.

Luego teníamos que alquilar otro auto tipo campero todo terreno ya que las vías estaban muy deterioradas. Ese trayecto es de dos horas y por último para acabar de internarse en la selva, debíamos caminar una hora, mejor dicho toda una excursión. Iríamos a vigilar unas minas de oro, estaba demasiado lejos de la civilización, pero era la oportunidad perfecta para estar al aire libre.

Marcos y Carlos no les gustó para nada la idea, ya que ellos dicen que estar solos en una selva y tan lejos debe ser escalofriante. Debe estar llena de fantasmas y cosas raras, dicen que hasta la llorona debe aparecer en ese lugar. Ellos creían en esas tonterías, eran unos miedosos. Rafael y Orlando eran relajados como yo. Solo sonreí de sus pensamientos, sabía que iba a disfrutar mucho ese viaje. Creo que estaría un mes fuera, debía empezar a empacar mis cosas y ese tiempo también serviría para estar lejos de Bárbara.

Me puse un conjunto deportivo negro, tenis blancos y salí al parque a cumplir con mi rutina diaria de ejercicios.

-¡Matías! -escuché detrás de mí.

Inhalé antes de girarme, era Bárbara. Tenía su cabello recogido en una cola alta, estaba pálida y llena de ojeras como si llevara días sin dormir.

-¿Qué haces aquí? -pregunté.

-Llevo horas esperándote, sé que siempre vienes aquí, ¡necesito hablar contigo!

Trató de acercarse, pero no la dejé, no quería seguir lastimándola y lastimándome.

-¡Bárbara, por favor! Creo que entre nosotros no hay nada más que hablar.

-¡Mírame! No ves en lo que me he convertido. Soy un guiñapo andante, desde que terminamos no he podido dormir, no entiendes que te amo.

Literal saltó rodeando mi cuello con sus brazos, traté de alejarme sin lastimarla.

-¡No más, basta ya! -retrocedí dos pasos-. Esto no es amor, estás encaprichada conmigo.

-¿Cómo puedes asegurarlo? -se frota el pelo con desesperación-. ¿Acaso puedes meterte en mi cabeza para saber lo que siento?

Empezó a llorar y a gritar llamando la atención de todos los curiosos del lugar. Empezaron a acercarse para presenciar dicho espectáculo. La tomé del brazo sin lastimarla tratando de calmarla, pero ella me empujó y siguió gritando.

-¡Claro, el señor está bien tranquilo como si nada! Tú aquí haciendo deporte, imagino para que otras te vean guapo y yo muriéndome, tú como si nada.

Cerré los ojos e hice varias respiraciones profundas. Traté de pensar con claridad, no entendía en qué momento el parque se llenó de tanta gente, que finge hacer ejercicios y solo estaban de mirones.

-Baja la voz, todos están mirándonos -mascullé entre dientes -. ¡Cálmate!

-¡A mí nadie me manda a callar! -levantó la voz con más fuerza-. ¿Qué miran manada de chismosos?

Se giró y empezó a gritarles a todos los que estaban ahí. Me acerqué y la tomé de los brazos, susurré tratando de calmarla.

-¡Bárbara, este no es el lugar! Vamos a un lugar más tranquilo y hablamos, ¿te parece?

Me miró, se limpió las lágrimas y una ligera sonrisa se escapó de sus labios. Una sonrisa de triunfo ya que una vez más ganó por sus berrinches. Odiaba los escándalos, no podía permitir uno más, menos a la vista de tantos mirones, donde creerán que el villano soy yo. Se aferró de mi brazo, todos se quedaron mirando y murmurando, qué vergüenza. No podía creer sus alcances y la manera en la que se humilla, ¡Por Dios! No entendía su manera de amarme.

Ella no merecía humillarse de tal manera, ninguna mujer lo merece. No entendía porqué le costaba tanto trabajo entender que lo nuestro se había acabado. No quería lastimarla, pero ella no se daba su lugar, ni se respetaba.

Continuará...

Bueno aquí empezamos nuevamente, espero les guste. Quiero advertirles, esta historia será muy diferente a todo lo que acostumbro a escribir, ustedes deciden si leen. Leo sus comentarios. ¿Qué les parece este primer capítulo?

Besos, los quiero ❤

            
            

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