No quería tenerla presente en sus noches, bastante era que la tenía que soportar todos los días, todo el bendito día en su trabajo, como para que también la tenga que ver en sus sueños y despertarse con la necesidad patente entre sus piernas. De un manotazo apaga el jodido despertador, vociferando, se levanta para correr hacia la ducha de agua bien fría y tratar de pensar en otra cosa que no sea la morena de ojos topacio dándole una mamada con esos libidinosos labios carnosos.
-Si te metes en mis sueños, que no te sorprenda lo que te hago en estos -murmura con tensión y rabia bajo la ducha helada.
Gaby, siente deseo y excitación hasta el punto que llega a ser doloroso... Y aún más doloroso, cuando no puede descargar toda la pasión, porque no hay nadie cerca que merezca la pena. Y muy lejos estaba en pensar que Alba era una opción. No ella.
Luego de un día bastante largo donde otra joven de 19 años fue desaparecida ante sus ojos de la faz de la tierra, haciendo quedar a toda la división de Esposito como estúpidos principiantes, Noe decide ir al gimnasio que le recomendó Martín hasta que arreglen el lugar donde concurre ella. No estaba muy convencida, pero necesitaba sacar toda la presión del mal día que tuvo y sin contar de las veces que se tuvo que cruzar con el idiota de Medina y su sonrisita petulante haciéndola sentir como una adolescente bajo el escrutinio de papá. A la media hora llega a la dirección que decía en la tarjeta, Martín le había indicado que preguntara por alguien que le decían Coach y le avisó que ya la había anotado para que no tuviera ningún pretexto en no ir a entrenar. La conocía ya que sabía que, si no la ponía en ese lugar prácticamente a la fuerza, ella no iba a ir. A Noe no le gustaban los cambios, no le gustaba conocer gente nueva y muchos menos cambiar su lugar de entrenamiento, lo cual era su manera de escape. Ya tenía suficiente con ser nueva en una división, por haberse mudado cuando se cansó de estar trabajando con el estúpido de su ex. No soportaba verle la cara de me-cojo-a-todo-el-escuadrón-femenino todos los días y ver cómo le refregaba en la cara cada pobre infeliz que caía en sus habladurías, para luego salir de la oficina a moco tendido cuando él se cansaba de ellas. Por lo que decidió dar un paso al costado y mudarse a otra ciudad y a otra división. Pero claro está que ella no contaba con encontrarse a un morocho de sonrisa torcida maliciosa y petulante que la volvía loca por solo ser mujer. No le iba a dar el gusto a Medina de verla intimidada por él. No señor, eso no pasaría ni en un millón de años.
Con una profunda respiración decide entrar a su nuevo templo de entrenamiento. El olor a sudor, a desodorante para piso y la música de King Of León con su canción Sex On Fire mezclado con exclamaciones y golpes, la recibieron atormentando un poco su estado. Con sus enormes ojos celestes examina el lugar. Observa que hay personas con las pesas, saltando en la soga, otros luchando en las colchonetas, otras personas golpeando la bolsa de arena, tanto hombres como mujeres tenían su pequeño aporte en el establecimiento. Pero lo que a ella le llamó la atención y la hizo crispar la mandíbula y los puños, fue el ver en el ring al idiota petulante de Medina luchando contra una mujer con una complexión demasiada pequeña para el tamaño de él. Eso la sacó de quicio, ver que se hacia el fuerte con una mujer la hizo querer subir y golpearlo con lo que fuera lo más pesado que ella pudiera levantar. Su estado de ánimo se había ido a la mierda y sabia que no se iba a quedar en ese lugar donde también estaba él. Por lo que decide pegar media vuelta y salir de ahí antes de ser vista.
-¿Escapando? -escucha la inconfundible voz masculina de unos de sus compañeros.
Con los ojos en llamas se gira para enfrentar a un Ian bastante divertido por la situación. Él la había visto llegar, la observaba desde que había cruzado la puerta y solo estaba contando el tiempo que le tomaría a ella encontrar a su compañero Medina arriba del cuadrilátero.
-No me escapaba -ladra.
-A mí me parece que si -Ian le sonríe y ella hace mas fuerte sus puños clavándose las uñas en sus palmas-. ¿Qué te trae por aquí? -curiosea.
-Definitivamente no tu amigo -le responde señalando con la cabeza a Gaby todavía peleando con Lina. I
an gira para ver a su amigo y luego clava su mirada en ella estudiándola en silencio.
-¿Cuál es el problema que tienes con él? -indaga sin apartar la vista de sus ojos-. ¿Qué es lo que te molesta tanto?
-No me interrogues -le advierte.
-No lo hago; solo curioseo -le indica regalándole una sonrisa que mostraba toda su blanca dentadura y ella rueda los ojos.
-Yo no tengo ningún problema con tu amigo, él es el que tiene problemas conmigo -le dice sin tapujo e Ian entrecierra los ojos y la considera por unos segundos.
-Creo que si tienes un problema con mi amigo -entona con suficiencia mientras se cruza los brazos sobre su pecho dejando ver como la camiseta sin mangas que llevaba se cernía sobre su musculoso pecho.
-Mi problema con tu amigo -dice señalándolo-, es que es un idiota petulante -Mira sobre el hombro de Ian hacia donde se encuentra Gaby-. De todas formas, ¿me quieres decir por qué mierda está luchando contra una mujer y no contra un hombre si tan machito dice que es?
Ian eleva una ceja, divertido ante todas las palabras que Noe escupió casi sin respirar.
-No es una mujer.
-¿No? ¿Qué es? ¿Un gnomo? -pregunta imitando la posición de Ian y se cruza de brazos.
-El sarcasmo no es un buen amigo -le indica-. Y no me refería a que no es mujer, sino que no es una mujer cualquiera. Ella, así como la vez puede luchar contra cualquier hombre sin importar el tamaño -Se acerca más a ella-. Además, es su mejor amiga, jamás le haría daño adrede.
-Eso no me dice que no es un idiota -refuta ella dando un paso atrás para irse de una vez del lugar.
-¿Por qué no te sacas la duda de si es un idiota o no? -habla haciéndole parar en su escapada.
-¿De qué estás hablando? Para mí es un idiota y eso no va a cambiar -entona girándose para verlo a los ojos.
-Desafíalo -le reta.
Ella entorna los ojos buscando la trampa.
-Sigo sin entender -habla aburrida.
-Vamos, eres inteligente y sabes de lo que hablo -Ian suspira y piensa en hablar claro. Noe, no era que no entendía, a ella le gustaba que las cosas se lo dijeran como sonaba, le gustaba a lo crudo y eso era algo que Ian se había dado cuenta hace un tiempo y podría jurar que su amigo también se había dado cuenta, por eso era tan cruel cuando intercambiaba insultos con ella-. Ve allá y desafíalo a luchar, si él acepta tienes razón, es un idiota, pero si no lo hace, no es un idiota, o al menos no tanto como piensas -le hace saber elevándose de hombros.
-¿Y por qué no aceptaría luchar conmigo si claramente está luchando con una mujer? -indaga, mirándolo como si fuera estúpido e Ian se carcajea.
-Ya te dije, ella es su amiga y ellos entrenan, él la entrena. Y tú -La señala con el dedo índice-, eres una mujer con la que él jamás lucharía. No porque fueras tú, sino por el simple hecho de que no lucha contra mujeres, salvo con Lina.
Noe lo estudia unos segundos alternando su mirada desde Ian hasta Gaby arriba del cuadrilátero. Deja sus ojos en Ian quien la estaba observando con una ceja levantada esperando a que se decidiera.
-Puedo ser muy perspicaz -entona torciendo la boca dejándole saber que, si al principio le dice que no, ella va a hacer que diga que sí.
-Si él te dice que no, desde el comienzo no caratula como idiota. Ahora si eres persistente y buscas a que él diga que si, lo hace un hombre al que tocan su ego.
Le guiña un ojo y se gira para ir cerca del cuadrilátero, sabe que Noe va a ir a desafiar a Gaby y hasta que él no le diga que si, ella no se va a ir. No necesita ser adivino para saber que ambos se gustan, pero se odian al mismo tiempo.
Noe comienza a caminar con lentitud hasta donde esta Gaby luchando con Lina. No estaba muy segura de lo que iba a hacer o como iba a reaccionar Gaby cuando la vea, pero le iba a demostrar a Ian, que su amigo era un idiota y que ella no se iba a dejar inhibir por ninguno de ellos, esa no era ella y además era muy buena luchando, había tenido un buen entrenador y no le quedaba de otra que ser la mejor para que los hombres en la academia no se la comieran cruda. No quería decir que les había ganado a todos, pero más de uno quedó bajo de ella y a los que no pudo hacer caer les dio pelea como una verdadera leona.
-Vamos, gatita, que tengo que llegar a casa para ver la novela -se guasa Gaby haciendo reír a los que observaban la pelea.
-Mujercitas ya no la dan mas -sigue con la broma Lina.
-Creo que se refiere a los Power Rangers.
Gaby al escuchar esa voz femenina se detiene bruscamente y Lina aprovecha su distracción para propinarle un derechazo en la boca del estómago haciéndole perder el aire y el equilibro.
-¡Y Lina te vuelve a noquear! -grita Ian sonriendo al ver como Gaby perdió la concentración por Noe.
-¡¡Que mierda!! -gruñe el morocho al notar como Lina aprovechó el momento para golpearlo.
-No hay distracción que valga, grandote. Eso en la calle puede matarte.
La joven le dedica una sonrisa y gira su mirada hacia donde había venido la voz femenina y se encuentra con unos grandes y hermosos ojos celestes que la miraban con curiosidad.
-¿Qué estás haciendo acá? -ladra Gaby mirándola con el ceño fruncido.
-Quieto, Black Rangers, que no vengo a verte.
-Ella es Alba, ¿verdad? -curiosea Lina al escuchar el apodo que le dedica a Gaby.
-Lina -le advierte él y ella sonríe.
-Sí; es ella -le contesta Ian sonriente, ya que conoce a Lina y sabe muy bien que va a dar un jodido espectáculo con estos dos.
Ella le dedica una mirada maliciosa a Ian y él se carcajea.
-Así que -comienza Lina y Gaby la fulmina con la mirada-. ¿En realidad qué haces en este gimnasio?
-El que yo iba va a estar cerrado por unas semanas, lo están remodelando y mi entrenador me dio esta dirección. En realidad, el muy metido me anotó antes de que yo pudiera decidir si quería venir aquí o no -explica, observando cómo Lina se quitaba los guantes.
-Eso es genial. Eres compañera de estos neandertales y encima vas a entrenar con ellos -le dedica una sonrisa que decía todo en ella.
-Todavía no lo decidí -gruñe Noe.
-Ya lo harás -Lina se eleva de hombros y observa a Ian que le hacía señas-. ¿Vas a luchar? -le pregunta señalando el ring con la cabeza.
-Sí.
-No.
Ambos hablaron a la vez provocando que Ian y Lina se carcajeen.
-¿Tienes miedo que en la estación se enteren que luchas contras mujeres para que tu ego no caiga bajo tierra? -socarronea Noe mirándolo con desafió.
Lina mira a Ian asombrada y el rubio entiende muy bien lo que pasa por la cabeza de ella y asiente sonriendo.
-Me importa una mierda lo que digas, chica vampiro, no voy a luchar contigo -afirma Gaby apretando los dientes.
-¿Por qué no? -quiere saber ella cruzando los brazos al pecho.
Esa acción no pasó desapercibida para Gaby como sus senos se contrajeron y vamos, es hombre, no podía hacer más que mirar.
-Porque no peleo con mujeres -sisea quitándose los guantes.
-¿Y ella qué es? -señala a Lina con frustración.
Hasta ahora tenía que darle la razón a Ian y eso no le gusta absolutamente nada.
-Ella no cuenta -se limita a decir sin siquiera mirarla.
-Oh, vamos, le temes a una simple mujer. Esto es increíble.
-Creo que te había dicho hace poco que no me provocaras -le recuerda en un gruñido.
-Sí y yo recuerdo como te quieres pasar de listo cuando estamos en algún caso en común.
-Me da igual lo que digas, no voy a pelear contigo -afirma Gaby tomándose de las cuerdas para baja del ring.
-Esto demuestra que es un idiota, Ian.
Ella estaba dando vueltas las cosas para que él aceptara y por supuesto que el rubio no iba a hacerla quedar como una mentirosa, por lo que se limita a levantarse de hombros con despreocupación.
-¿De qué carajo estás hablando? -inquiere Gaby perdiendo la poca paciencia que le quedaba.
-¿Qué apostamos? -suelta.
Lina le sonríe, aunque ella no la esté mirando. Si le gustaba cuando se enteró todo lo que le había hecho a Gaby, ahora la adoraba al ver como lo desafiaba. Sin duda esa chica tenía que ir a tomar café o cerveza, lo que fuera que tome, a su casa.
-¿Qué? -Gaby no comprende lo que ella dice y teme lo que pudiera llegar a ser.
Noe se acerca al cuadrilátero y se sube tomándose las cuerdas, se acerca a Gaby, dejando muy poco espacio entre los dos y levanta un poco la cabeza para poder verlo a los ojos.
-¿Quieres apostar a que en menos de cinco minutos te tengo bajo mi dominio? -entona con la voz un poco ronca y desafiante.
Gaby aprieta la mandíbula, odia que lo apuren de esa manera, que lo acorralen como si fuera un puto adolescente. Y más odia que fuera la mujer que ocupa sus noches de sueños con cosas verdaderamente sucias.
-Está mal hecha la pregunta -suelta las palabras a través de sus dientes apretados.
-¿Y cómo sería la pregunta correcta? -desafía.
El morocho se acerca mucho más a ella hasta que las puntas de sus pies están tocando las de ella y su rostro esta tan cerca que sus respiraciones estaban siendo compartidas por el otro.
-¿Qué quieres perder? -le susurra logrando con eso que ella trague en seco y todo su cuerpo se estremezca.
Gaby se da cuenta y le dedica su hermosa sonrisa torcida con supremacía.