La Esposa Despreciada
img img La Esposa Despreciada img Capítulo 3 La firma
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Capítulo 6 Los orígenes del contrato img
Capítulo 7 Después de la tormenta img
Capítulo 8 La primera aliada img
Capítulo 9 La vida inesperada img
Capítulo 10 El pacto de silencio img
Capítulo 11 Las primeras batallas img
Capítulo 12 La transformación de Catalina img
Capítulo 13 La metamorfosis img
Capítulo 14 El plan de regreso img
Capítulo 15 Encuentro en la cima img
Capítulo 16 Detrás de la máscara img
Capítulo 17 Encuentro en tierras lejanas img
Capítulo 18 La sombra de un nuevo enemigo img
Capítulo 19 El primer beso robado img
Capítulo 20 El primer intento fallido img
Capítulo 21 El informe incompleto img
Capítulo 22 La grieta en el imperio img
Capítulo 23 El nacimiento de una rival imparable img
Capítulo 24 Negación absoluta img
Capítulo 25 El Despertar de la Admiración img
Capítulo 26 Un Desliz Inocente img
Capítulo 27 La traición inesperada img
Capítulo 28 La toma de la filial img
Capítulo 29 El borde de la rendición img
Capítulo 30 El movimiento inesperado de Leonard img
Capítulo 31 La investigación silenciosa img
Capítulo 32 El movimiento de Alexander img
Capítulo 33 El primer lazo img
Capítulo 34 La exigencia de la verdad img
Capítulo 35 La furia contenida de Leonard img
Capítulo 36 Un lazo inesperado img
Capítulo 37 Las grietas en el muro img
Capítulo 38 Catalina teme caer nuevamente img
Capítulo 39 Escándalo financiero sacude Halsten Corp. img
Capítulo 40 Catalina decide ayudarlo en secreto img
Capítulo 41 Primer acercamiento íntimo sincero img
Capítulo 42 El anhelo inocente img
Capítulo 43 La mirada de un enemigo despierto img
Capítulo 44 Bajo el mismo techo img
Capítulo 45 El rescate de la mujer que lo cambió todo img
Capítulo 46 El peso de la distancia img
Capítulo 47 Las Condiciones de Catalina img
Capítulo 48 La Fuga Masiva de Capital img
Capítulo 49 Catalina Arriesga Todo para Salvar a Leonard img
Capítulo 50 El Golpe Total: Halsten Corp y la Familia Bajo Ataque img
Capítulo 51 Unión Estratégica: Leonard y Catalina Contraatacan img
Capítulo 52 Operación Centinela: La Protección Silenciosa img
Capítulo 53 Sombras del Ayer: Leonard y su Pasado Oscuro img
Capítulo 54 El Rompimiento Definitivo img
Capítulo 55 La Caída del Enemigo img
Capítulo 56 El Nacimiento del Conglomerado img
Capítulo 57 La Nueva Vida en Camino img
Capítulo 58 Las Nuevas Sombras del Mercado img
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Capítulo 3 La firma

El despacho de los abogados de Halsten Corp era frío y aséptico, como si la calidez estuviera prohibida en aquellas paredes de mármol blanco y cristal impecable. Catalina observaba su reflejo en el ventanal mientras las agujas del reloj avanzaban con un ritmo irritante.

Había llegado puntual, como siempre. Leonard, como de costumbre, la hacía esperar.

Cada minuto que pasaba no era solo una falta de respeto; era un mensaje claro: "Yo marco los tiempos. Tú esperas."

Catalina entrelazó los dedos sobre su regazo, esforzándose por mantener la compostura. Ya había llorado demasiado. Ya se había permitido demasiada debilidad. Hoy no. Hoy sería el final.

La puerta de madera se abrió con suavidad. Leonard entró, impecable como siempre, acompañado de su abogado personal, el señor Whitaker, un hombre de rostro inexpresivo y traje oscuro. Detrás de Catalina estaba su propia representante legal, la joven abogada Laura Montenegro, quien, aunque eficiente, no podía ocultar su incomodidad frente al peso de los Halsten.

-Señor Halsten, señora Rivas -saludó Whitaker, acomodándose en su asiento-. Creo que podemos proceder.

Leonard no dijo nada. Apenas le dirigió una mirada fugaz a Catalina antes de sentarse con su habitual elegancia. Sacó su pluma estilográfica del bolsillo interior de su chaqueta, la hizo girar entre los dedos y la dejó reposar sobre el contrato.

El documento del divorcio ocupaba gran parte de la mesa de roble. Varias páginas de cláusulas, acuerdos y condiciones, la mayoría de las cuales ya estaban previamente discutidas. Catalina había sido clara desde el inicio: no quería dinero, no quería propiedades, no quería pensiones. Solo quería libertad.

Laura aclaró la garganta con sutileza.

-Todas las condiciones están tal como se acordaron. La señora Rivas ha renunciado a cualquier compensación económica o participación en los activos de Halsten Corp. Solo resta la firma de ambas partes.

Leonard sonrió levemente, sin mirar a Catalina.

-Qué generosa decisión -comentó con ironía-. Muy pocas mujeres renunciarían a la oportunidad de quedarse con una parte del imperio Halsten. Me sorprendes, Catalina.

Ella levantó la vista, clavando sus ojos oscuros en los de él.

-No vine a esta firma a sorprenderte, Leonard. Vine a cerrarla. Quiero terminar con esto de una vez.

Leonard tomó la pluma con una lentitud casi teatral, hojeó rápidamente los documentos, como si realmente necesitara revisarlos otra vez, y firmó en los espacios indicados. Sus movimientos eran precisos, calculados. Un simple trámite más.

Cuando terminó, empujó los papeles hacia Catalina.

-Tu turno -le dijo con ese tono neutro que tanto la irritaba, como si ella fuera apenas un trámite más en su vida.

Catalina respiró hondo. Sus dedos se deslizaron firmes sobre la pluma. Su firma, ahora solo "Catalina Rivas", ocupó cada línea como un acto de liberación. Cuando firmó el último documento, soltó lentamente el bolígrafo y se recostó hacia atrás.

El silencio se volvió espeso.

Leonard la observó por unos segundos. Catalina notó cómo sus ojos la recorrían una vez más, como si intentara leer algo detrás de su rostro inmutable. Pero no dijo nada.

Fue Whitaker quien rompió la tensión.

-Perfecto. Los documentos quedarán registrados de inmediato. El divorcio será efectivo en las próximas horas.

Catalina asintió.

Laura comenzó a recoger sus papeles, pero antes de levantarse, Catalina volvió a mirar a Leonard, esta vez con una extraña calma.

-Espero que, al menos, encuentres la paz que crees que te mereces -le dijo en voz baja, pero firme.

Leonard ladeó la cabeza, como si no pudiera evitar provocarla una vez más.

-La paz siempre ha estado de mi lado, Catalina. Tú eras el caos en mi vida. Esto es... restablecer el equilibrio.

El caos.

Catalina apretó los labios un segundo, pero no cayó en el juego. Se levantó, recogió su bolso, y antes de salir, añadió:

-A veces el caos es lo único que te hace sentir vivo, Leonard. Tal vez algún día lo descubras... cuando ya sea demasiado tarde.

Cerró la puerta tras de sí sin esperar respuesta.

El eco de sus tacones resonó por el pasillo del bufete mientras caminaba hacia la salida. A medida que avanzaba, sentía una mezcla extraña de vacío y alivio. Como si hubiera arrancado finalmente una espina que llevaba clavada durante años.

Cuando llegó a la calle, respiró hondo. El aire fresco de la ciudad la envolvió. Su teléfono vibró dentro del bolso. Era un mensaje de Sofía:

"¿Todo bien? ¿Firmaste?"

Catalina escribió rápidamente:

"Sí. Se acabó."

Pero mientras guardaba el móvil, sus pensamientos eran otros.

No. Esto apenas comienza.

Leonard pensaba que ella era débil. Que su salida de ese matrimonio la dejaría reducida a la nada.

Lo que él no sabía era que Catalina Rivas había muerto en esa oficina.

Y quien había salido de allí... sería su peor pesadilla.

            
            

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