Capítulo 5 Conociendo a un hermoso Ángel

-Ethan Scott -

Estoy en el piso que tiene David en Madrid, amablemente mi amigo me lo cedió para quedarme unos días, mientras decido qué mierda hacer con mi vida.

-Oye Scott, ¿hasta cuándo te seguirás escondiendo? -Preguntó mi amigo mientras me entregaba una cerveza.

-Yo no me escondo Galeano, ya te lo dije, estoy disfrutando de los placeres de la vida. -respondí tranquilo y si él no me cree ese es su problema.

-Repítelo las veces que quieras para convencerte hermano, pero ni tú te lo crees, todo esto lo haces por llevarle la contra a tu padre y sabes... te entiendo. -Lo dijo cabizbajo, algo me había contado de sus problemas con su papá y cómo se ha distanciado de él desde hace un tiempo. Pero su relación con su papá es muy distinta a la mía con don Adam Scott, pues mi padre era cero afecto, si no tienes algún valor monetario o eres interesante para él no existes y podía asegurar de que ni siquiera se ha dado cuenta de que no estoy en el país.

-Mira Galeano, sea lo que sea. Yo vivo la vida que quiero, como quiero y te agradezco tu preocupación, pero déjalo ahí sé mi amigo por lo que soy, no le busques la quinta pata al gato, porque ya este pechito no va a cambiar.

-Vale, vale no voy a discutir contigo, sólo espero que no te arrepientas...

-Lo mismo digo hermano, lo mismo digo...

Nos quedamos mirando el atardecer bebiendo tranquilamente nuestra cerveza y en mi mente daban vuelta muchas cosas, en cierta forma Galeano tenía razón. Cada vez que me siento acorralado o que voy a decepcionar a mi padre, huyo o me escondo y justo ahora que estoy a punto de terminar la carrera pienso que eso me va a pasar, que voy a fallar y me convertiría en la deshonra de mi padre.

Después de mucho pensarlo y discutirlo con mi almohada, he decidido volver a casa, ya no hay nada que me detenga o me obligue a escapar. Tener esta conversación con David me sirvió mucho y me ha hecho reflexionar, sé que debo dejar de escapar de mi destino, me di cuenta que me encanta la medicina y la cardiología es lo mío. Además, no me falta nada por terminar, así que vamos, es el momento justo para volver.

Tomé mi teléfono y llamé a mi tutor el profesor George para avisarle que estaré de vuelta lo más pronto posible, luego abrí mi laptop y busqué el mejor vuelo.

-Perfecto 35b -anoté mis datos e hice de inmediato el check in, recibí el correo de confirmación y llamé a mi padre para confirmarle que volaría de vuelta a casa.

-Hola, padre. Te aviso que voy en el vuelo de las 23 procedente de Madrid.

-Perfecto, le pediré a Jack que te vaya a buscar.

-No hay necesidad padre, llegaré directamente al hospital para reunirme con el doctor George, luego iré a casa.

-Ok, te espero, tenemos mucho que conversar y dale mis saludos a George.

-Ok.

Terminó mi comunicativa conversación con mi padre, me di una ducha para luego descansar, mañana será un gran día...

A la mañana siguiente...

-Narrador Omnisciente -

En el aeropuerto de Barajas, dos jóvenes con sus maletas, un bolso de mano y muchos sueños se aprestan para su viaje, uno volviendo a su ciudad natal a terminar su pasantía y la otra a conocer la gran manzana y realizar su mayor sueño, reencontrarse con su familia.

Una vez dentro del avión ambos jóvenes se instalan en sus asientos o... en los que creen que son de ellos.

-Disculpa -la chica ve a un muchacho guapísimo sentado en el asiento que le corresponde.

-Mmm -levantó el chico su mirada del libro que estaba leyendo y guau, una preciosura remueve sus pensamientos y otras cosas más, para sus adentros pensaba.

«Que rica está, me la comería completita.»

-Oye, despierta... estás en mi asiento -la chica mueve su mano frente a su cara para que la deje de mirar como un trozo de carne.

-Creo que no, el mío es el 35b

-En efecto, pero estás sentado en el 35c, que es el mío -le replicó molesta.

-Oh -¡Mierda! dijo para sus adentros-. Perdón, perdón no me fije -exclamó con la mejor cara que tiene, mientras se mueve al asiento que le corresponde, la chica revira sus ojos y después de darle una mirada de suficiencia vuelve a lo suyo-Hola, soy Ethan. -El chico le extendió la mano para saludar, y ella sólo lo miró con cara de nada.

-Ajá ¿y?

-Como regla de cortesía, deberías contestar con tu nombre ¿no?

-¿Eh? Ah sí, perdón... Valentina -nuevamente lo deja con la mano estirada mientras ordena su bolso de mano en la maletera.

«Bella hasta su nombre piensa aunque un poco arisca» pensó el chico.

-¿Vas a Nueva York?

-Ajá.

-¿Negocios o placer?

«Tanta preguntadera, parece abogado.» pensó la chica.

-Estudios mejor dicho.

-Yo también.

-Ah, ok.

-Eres muy comunicativa.

-Con quien me interesa.

-Auch, eso dolió -hizo un amague de tocarse el pecho como si le hubiera dolido.

Mientras la chica se preparaba para su viaje e ignorando al bombón que estaba a su lado, el chico no se quedó tranquilo y se cuestionó internamente.

«¿Cómo es posible que no caiga en mis encantos? ¿Qué le pasa?»

-Veo que no te intereso.

-¡Bingo! -la chica le dio su mejor sonrisa, se colocó los audífonos y lo dejó con la palabra en la boca, mientras seguía pensando en cuándo la dejaría de molestar.

-Eres todo un caso, Valentina. -Reconociendo que la chica es muy extraña, pero eso a él le encantaba y le llamaba poderosamente la atención.

«No dejaré pasar la oportunidad de pedirle su número, esta preciosura no se me resistirá»

Si fui capaz de venir a Europa y toparme con la loca de la ex novia de papá y la pude engatusar para saber todo cayendo redondita en mis encantos, ¿cómo esta preciosura no va a caer?»

-Algo más -Parecía más una afirmación que una pregunta, pero la chica se sintió incómoda con el muchacho a su lado.

-Bueno, el viaje es largo podríamos conversar, puede ser que te termine interesando.

-Lo veo difícil. -«Se cree un don Juan ¿dónde habrá aprendido?» pensó molesta-. Ahora podrías dejarme concentrar, debo preparar algunas cosas antes de llegar -Saco sus libros y apuntes para comenzar a trabajar en los documentos que debe entregar a su llegada.

-¿Cardiología eh? Qué coincidencia, estoy en mi último año de internado.

-No me digas -«¿De verdad piensa que le voy a creer? Lo voy a probar.» Se dijo la chica -¿Entonces estás al tanto de las nuevas técnicas de microcirugía cardiaca?

La chica pudo observar cómo el muchacho sacó su laptop, sus apuntes, se colocó sus gafas y se instaló para luego darle una cátedra de padre y señor mío del tema, con eso la mató. Comenzó a explicarle de los avances que se han implementado en el hospital general de Nueva York y de todas las nuevas técnicas que él conocía respecto al tema.

Ambos se enfrascaron en una conversación amena que no querían terminar, pasaron todo el vuelo conversando, compartiendo archivos y puntos de vista, ni siquiera se dieron cuenta del tiempo hasta que se escuchó por los parlantes que estaban a nada de aterrizar.

-¿Es muy riesgoso trabajar a corazón abierto? Yo solo he podido estar de oyente y ahora que me estoy cambiando de universidad espero empezar mi internado y por fin participar de alguna que otra cirugía, sé que será mi primer año, pero en pedir no hay engaño ¿no?

-Te encantará. El poder ayudar a alguien y saber que además de salvarle la vida le estas dando una nueva oportunidad junto a los suyos eso es impagable.

Por los parlantes se escucha a la aeromoza dando las últimas indicaciones antes de aterrizar.

-¡Ah, por fin! -exclamó la chica, mientras se estiraba en su asiento y se abrochaba el cinturón.

-¿Tan malo fue?

-No, disculpa. Lo decía porque por fin podré ver a mi familia.

-Que bien... Oye Val.

-Dime...

-¿Me darías tu número? O sea, sería genial poder reunirnos para seguir la conversación -«y obvio otras cosas más» ...

-Mejor dame el tuyo, aún no tengo un número en Estados Unidos, pero prometo llamarte cuando lo tenga -Le pasó su teléfono para que él apunte el suyo.

-Okey, te creeré -El muchacho anota su nombre y coloca un corazón al final -ella se rio al ver el detalle en el teléfono.

-Ethan, eres todo un don Juan, demasiado cliché.

-Siempre muñeca, siempre...

Salieron con sus maletas desde la puerta de arribó internacional y cuando estaba por despedirse se acercó una bella mujer que dejó embelesado a Ethan, es la visión de un ángel hecho realidad.

-¡Preciosa!

-¡Mamá!

«¿Mamá? ¿Pero si se ve tan joven?» se dijo para sí mismo el muchacho, ambas mujeres se abrazaron y en ese momento logró ver ciertos rasgos parecidos entre ambas.

«Parecían hermanas y se miraban muy dulces las dos», pensó y esbozó una linda sonrisa.

-Te extrañé preciosa.

-Yo más.

-¿Y quién es este guapo joven?

-Ah, es Ethan, fuimos compañeros de asiento en el avión.

-Mucho gusto -le extendió la mano y el muchacho sintió como si cientos de mariposas se reunieron en su estómago y quisieran salir.

-Hola, espero que mi hija no te haya molestado mucho -le sonrió con una dulzura que lo dejó suspirando.

«¡Guau, que mujer.!»

-¡Mamá!

«Me he sonrojado, ¿qué me pasa? No quiero soltar su mano», la mujer se dio cuenta y aunque le incomodó la situación soltó su mano en forma despreocupada.

-Para nada, fue muy grato viajar con Val.

-Igualmente. -le respondió la chica que ahora se aferraba al brazo de su madre.

-Bueno, las dejo -poniendo carita triste, por él se habría quedado encantado charlando todo el día, pero el deber le llamaba y ya se había comprometido con el Doctor George-. Debo tomar mi camino, espero tu llamada Val.

-Si, ya sabes, lo haré una vez tenga mi nuevo número. Cuídate, que te vaya bien en tu internado.

-Lo mismo digo. Suerte en tu nueva universidad. -Sin más se despidieron Ethan se quedó como un bobo mirando a esas dos mujeres-. Se parecen mucho, ya sé de quien sacó Val su belleza...

«Ahhh espero que me llames princesa...»

                         

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