La Hija Perdida Y Falsa
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Capítulo 3

Mi siguiente exigencia fue una fiesta de cumpleaños.

"Nunca he tenido una fiesta de verdad", le dije a Estela con un puchero. "Mi cumpleaños fue el mes pasado, pero podríamos celebrarlo ahora, ¿verdad?"

Ella y Valeria intercambiaron una mirada de satisfacción.

[Comentario: ¡Sí! Fiestas, ropa, chicos... ¡Adiós, UNAM!]

Organizaron una fiesta extravagante en el jardín de la mansión. Invitaron a todos los chicos populares de la escuela, incluyendo a Mateo.

Mateo. El hijo de un político, el chico más guapo, mi amor platónico secreto. Y, según los comentarios flotantes, mi supuesto "prometido" en esta farsa. Él era una pieza clave en su plan.

Esa noche, me puse el vestido más caro que me compraron y me acerqué a él.

"Hola, Mateo."

Él me sonrió, una sonrisa ensayada.

"Sofía. Te ves... diferente."

"Me siento diferente", respondí, jugando mi papel de chica deslumbrada. "Oye, si de verdad te gusto, como dice mi nueva familia... deberías demostrármelo."

Él arqueó una ceja.

"¿Y cómo quieres que lo demuestre?"

Sonreí.

"Quiero una serenata. Con mariachis. Mañana, en la escuela. Frente a todos."

Mateo se quedó sin palabras. Valeria, que estaba cerca, casi se ahoga con su bebida.

[Comentario: ¿¡QUÉ!? ¿¡Una serenata!? ¡Esta chica de barrio es más exigente de lo que pensábamos!]

Yo no era exigente. Era estratégica. Quería que su peón más importante se humillara públicamente por mí. Quería ver hasta dónde estaban dispuestos a llegar para mantenerme "distraída".

Al día siguiente, durante el almuerzo, un grupo de mariachis entró en el patio de la escuela. Mateo, rojo de vergüenza, se paró frente a ellos.

Toda la escuela se detuvo a mirar.

Empezó a cantar "Si nos dejan". Su voz era buena, pero sus ojos me decían que me odiaba.

Valeria miraba la escena desde lejos, con el rostro deformado por la rabia.

Yo sonreí y le lancé un beso.

[Comentario: Esta perra se está divirtiendo demasiado. Pero no importa. Sus calificaciones lo dirán todo.]

Tenían razón. En el siguiente examen de simulación, mis notas se desplomaron. Pasé del primer lugar al número 50.

Valeria, por primera vez en su vida, obtuvo el primer lugar.

Esa noche, los De la Vega celebraron. Me regalaron un auto nuevo y un viaje a Cancún con todo pagado.

"Te lo mereces, querida", dijo Estela, abrazándome. "Para que te relajes y te olvides de la presión."

Acepté las llaves del auto y el boleto de avión.

"Gracias, mamá. Eres la mejor."

En Cancún, llevé mi plan al siguiente nivel. Dejé que Mateo se acercara. Dejé que me tomara de la mano en la playa, que me besara bajo las palmeras.

Permití que nuestra "relación" se volviera física.

Sabía que esto enfurecería a Valeria hasta la locura. Y también la convencería, de una vez por todas, de que yo estaba completamente perdida. Hundida en el romance y la vida fácil.

Mientras Mateo dormía a mi lado, yo me levantaba en silencio y me sentaba en el balcón con mi tablet, viendo las grabaciones de mis sesiones de estudio y leyendo libros de texto en PDF hasta el amanecer.

El mar Caribe era un testigo silencioso de mi disciplina.

[Comentario: Misión cumplida. La amenaza ha sido neutralizada.]

Pobres ilusos. La amenaza apenas estaba calentando.

                         

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