Capítulo 3

La noche de la subasta llegó, idéntica a la de mi memoria.

El tablao "Corral de la Morería" estaba lleno de humo de puros y susurros de la alta sociedad madrileña. El aire era denso, cargado de dinero y poder.

Esta vez, no llegué como una víctima asustada.

Llegué como una reina reclamando su trono.

Llevaba un vestido rojo sangre, un homenaje silencioso a la sangre que había derramado.

Mateo y Valentina ya estaban allí, en el centro de la atención. Valentina, envuelta en un vestido dorado y llamativo, se aferraba al brazo de Mateo como una lapa.

"Mira quién está aquí", dijo Valentina en voz alta, asegurándose de que todos la oyeran. "La pequeña Sofía. ¿Has venido a ver un poco de cultura real, cariño?"

Mateo sonrió, una sonrisa condescendiente que había practicado durante años.

"Valentina, sé amable. Sofía está bajo mucha presión. La EBAU es difícil, incluso para los genios".

Me acerqué a ellos, mi rostro una máscara de fría indiferencia.

"Mateo. Valentina. Qué sorpresa veros aquí".

La subasta comenzó. El subastador, un hombre con una voz untuosa, presentó varios artículos de lujo.

Entonces, llegó el momento.

"Y ahora", anunció el subastador, "un artículo verdaderamente único. El diario personal de la señorita Sofía de la Fuente".

Un murmullo recorrió la sala. Todas las miradas se clavaron en mí.

Mateo subió al escenario, tomando el pequeño cuaderno de cuero de manos del subastador.

"Este diario contiene los secretos más profundos de la joya de Madrid", dijo, su voz resonando en el silencio. "La puja inicial es de cincuenta mil euros".

Valentina levantó la mano de inmediato.

"Cincuenta mil y un euro".

Su estupidez era casi cómica.

Todos se giraron para mirarme, esperando mi desesperada contraoferta. Esperando que me humillara para proteger mi intimidad.

Pero yo no seguí su guion.