El Secreto del Vino de Oro
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Capítulo 1

La fiesta en la bodega estaba en su apogeo, el aire olía a vino caro y a éxito. Sostenía el premio "Vino de Oro" en mis manos, un trofeo pesado que representaba cinco años de mi vida. Cinco años desviviéndome por las Bodegas Mendoza, por la familia de mi esposa.

Los invitados, la élite del vino de España, me miraban con una mezcla de envidia y desprecio. Para ellos, yo solo era Mateo, el inmigrante boliviano que había tenido la suerte de casarse con Sofía Mendoza, la heredera. Un arribista. Un oportunista.

Nadie sabía que cada gota de vino premiado, cada euro de beneficio, había salido de mi cabeza y de mis manos. Yo había transformado esta bodega.

De repente, la música se detuvo, las conversaciones cesaron.

Sofía acababa de entrar.

No venía sola, del brazo de Álvaro de la Torre, su amor de juventud, y con una mano protectora sobre su vientre, visiblemente embarazada.

Cruzó el salón como si fuera la dueña del mundo, que en cierto modo lo era, y me arrebató el micrófono de la mano. Su voz, fría y clara, resonó en el silencio.

"Gracias a todos por venir a celebrar nuestro éxito".

Hizo una pausa, mirándome directamente a los ojos con una sonrisa cruel.

"Pero los ciclos terminan, y es hora de mirar hacia el futuro. Un futuro que necesita a alguien de nuestra clase, no a un simple inmigrante que ya ha cumplido su propósito".

El murmullo se extendió por la sala como un veneno.

"Por eso, quiero anunciar dos cosas esta noche: mi divorcio de Mateo y su despido inmediato de esta empresa".

Las risas ahogadas y las miradas de burla cayeron sobre mí. Sentí el peso de cientos de ojos juzgándome, disfrutando de mi caída.

Pero no me moví, no mostré ni un ápice de la rabia que sentía. La miré con una calma que desconcertó a todos, incluso a ella.

"Sofía", dije con voz firme, "no tienes la autoridad para despedirme".

Me acerqué un paso, mi voz bajó a un susurro que solo ella pudo oír.

"Piénsalo bien, es tu última oportunidad para que sigamos siendo una familia".

Ella soltó una carcajada.

"¿Familia? ¿Tú y yo? No me hagas reír, Mateo. Se acabó".

            
            

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