Capítulo 4

Javier me obligó a subir al coche.

Conducía de forma temeraria, acelerando y frenando bruscamente.

Su ira se reflejaba en cada movimiento.

Las luces de la ciudad pasaban a toda velocidad, borrosas, como mis pensamientos.

Empecé a sentirme realmente mal. La fiebre subía, y el dolor de cabeza era insoportable.

"Javier, por favor, llévame a un hospital."

Él soltó una risa burlona.

"¿Ahora te haces la enferma? ¿Es tu nueva táctica para llamar la atención?"

"No estoy fingiendo. Me encuentro mal."

"Claro. Justo después de montar una escena en el club. Quieres evitar las consecuencias, ¿verdad? Eres patética, Sofía."

Sus palabras eran crueles, injustas.

Él era el infiel. Él me había humillado.

Pero en su mente, la culpa era mía.

No se arrepentía de nada.

A pesar de su rabia, giró el coche en dirección al hospital más cercano.

Quizás una pequeña parte de él, la parte que recibió las córneas de Mateo, aún sentía algo de decencia.

O quizás solo tenía miedo de que me pasara algo y le culparan a él.

Continuó insultándome durante todo el trayecto.

"Eres una carga. Siempre lo has sido."

"Valentina nunca me daría estos problemas."

Me sentía atrapada en una pesadilla.

Las luces de neón del hospital se acercaban, pero no sentía alivio.

Solo una tristeza profunda, una sensación de que no había escapatoria.