Miro el andamio metálico que se tambalea.
Debajo, el suelo de cemento del taller de la facultad parece un abismo.
El rostro de Valeria, mi compañera de piso, se asoma desde abajo. Sus ojos brillan con una mezcla de envidia y triunfo.
«Sofía, ¿no vas a bajar? El profesor Morales quiere ver tu proyecto final. Dice que tienes muchas posibilidades de ganar la beca para Florencia».
Su voz es dulce, pero sus palabras son veneno.
La beca para Florencia. Mi sueño. El mismo sueño que ella codicia.
Intento moverme, pero el andamio cruje de forma alarmante. Uno de los soportes, el que ella "amablemente" me ayudó a ajustar, está suelto. Lo veo ahora. Demasiado tarde.
«Valeria, ¿qué has hecho?».
Ella sonríe. Una sonrisa que nunca había visto en su rostro, llena de una maldad pura.
«Solo te ayudo a alcanzar el cielo, Sofía. Ya que te gusta tanto mirar a todos por encima del hombro».
Con un último empujón, el andamio cede.
Mi cuerpo cae. El impacto es brutal.
Mientras la oscuridad me envuelve, solo puedo pensar en la injusticia. En cómo ella me robó todo: mi estilo, mis ideas, mis amistades, e incluso a Javier, el chico que me gustaba. Y ahora, mi vida.
Abro los ojos de golpe.
La luz del sol de Madrid entra por la ventana de mi habitación en el piso compartido. Estoy viva. Confundida, me toco el cuerpo. No hay dolor. No hay sangre.
Miro el calendario de mi móvil. Es el día. El día en que todo empezó a desmoronarse en mi vida anterior. El día en que Valeria apareció por primera vez con una imitación de mi vestido.
La puerta de su habitación se abre.
Valeria sale, radiante, con una copia barata de mi vestido de Adolfo Domínguez. El mismo que yo pensaba ponerme hoy.
En mi vida pasada, me quedé callada. No quise crear un conflicto. Fui sutil.
Ese error me costó la vida.
Esta vez, no habrá sutileza. No habrá piedad.
Me levanto de la cama, camino hacia ella y la miro de arriba abajo con una sonrisa fría.
«Vaya, Valeria. Qué sorpresa».
Ella se ruboriza, esperando un cumplido.
«¿Ese vestido no es una falsificación barata del mío de Adolfo Domínguez?».
Su sonrisa se congela.
«El original cuesta más de 500 euros. Si quieres copiarme, al menos gasta dinero en una buena imitación, ¿no crees?».