El Pacto Ancestral Trae Desdicha
img img El Pacto Ancestral Trae Desdicha img Capítulo 3
4
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
img
  /  1
img

Capítulo 3

Carlos Torres soltó una risa incrédula y soberbia.

"¿Y ahora también me amenazas a mí? ¿Quién te crees que eres, su ángel guardián?"

Desafió, apretando más a Sofía contra él.

"No soy su ángel guardián," respondió Sebastián, su mirada penetrante. "Solo veo las cosas. Veo que tu nuevo proyecto hotelero en Cancún, el que financiaste con préstamos de alto riesgo, se va a inundar. No de agua, sino de deudas. Los permisos de construcción son falsos. El socio que tienes te está robando a manos llenas. Pronto te quedarás sin nada."

La sonrisa de Carlos se congeló en su rostro. Su color se fue, dejándolo pálido.

"¿Cómo... cómo sabes tú de mi proyecto?" tartamudeó. "¿Me has estado investigando? ¡Eso es ilegal!"

"No necesito investigar," dijo Sebastián con simpleza. "La información flota en el aire para quien sabe escuchar. Tu arrogancia te hace ruidoso. Tu destino grita. Cada mala decisión que tomas debilita tu propia suerte. Y al acercarte a Sofía, estás acelerando tu caída y la de ella."

Sebastián pensó para sí mismo. El poder protector del amuleto ya estaba debilitado por la actitud de Sofía, por eso el juicio de ella estaba tan nublado. Por eso se había rodeado de parásitos como Carlos, que solo veían en ella un signo de pesos.

La humillación de ser expuesto de esa manera fue demasiado para Carlos. Pero fue Sofía quien reaccionó primero. Cegada por la furia y la vergüenza, se abalanzó sobre Sebastián, con las manos hechas garras, intentando arañarle la cara.

"¡Te voy a matar, maldito brujo!" gritó, completamente fuera de sí.

Sebastián se hizo a un lado con una facilidad sorprendente, esquivando su ataque sin esfuerzo. Mientras ella perdía el equilibrio y casi caía, la mirada de Sebastián se desvió de nuevo hacia el amuleto en su cuello. La grieta se había hecho más grande, más profunda. Ahora era visible a simple vista.

Justo en ese momento, como si hubieran sido convocados, un grupo de hombres corpulentos con trajes negros y aspecto de matones entraron al patio. Eran los guardaespaldas de Carlos. Rápidamente, rodearon a Sebastián, bloqueando cualquier salida. La atmósfera se volvió pesada, peligrosa.

Carlos, recuperando su compostura al ver a sus hombres, sonrió con malicia.

"Parece que hablaste de más, vidente."

Sebastián ni siquiera los miró. Sus ojos estaban fijos en Sofía, que se levantaba del suelo, despeinada y con el odio brillando en su mirada.

Levantó la voz, no para gritar, sino para que cada persona en ese patio, cada invitado, cada guardaespaldas, escuchara su advertencia final. Era un juramento.

"Tóquenme," dijo, y el aire pareció helarse. "Pónganme una sola mano encima. Y les juro por el espíritu de la sierra y por el alma de mis ancestros que no solo el imperio Mendoza caerá. Cada miembro de la familia Mendoza, desde el más viejo hasta el más joven, sufrirá. Cada amigo, cada socio, cada persona que se benefició de su fortuna robada, será arrastrado a la miseria. No habrá dónde esconderse. La ruina los encontrará a todos. Y todo comenzará con un solo toque."

            
            

COPYRIGHT(©) 2022