"Calavera", dijo Héctor, con un tono extrañamente formal. "Como sabes, Isabella ha vuelto. Ella fue la co-fundadora de este gremio. Por lo tanto, he decidido que ella retomará su puesto como segunda al mando."
Mi puesto. El puesto que me había ganado con sudor y sangre, liderando incursiones, organizando defensas, dedicando noches enteras a fortalecer al gremio mientras él estaba "ocupado".
"Pero... yo soy la segunda al mando. Me lo gané", protesté, mi voz temblaba.
Recordé todas las veces que me quedé hasta la madrugada recolectando materiales para las pociones del gremio, las estrategias que diseñé para vencer a jefes que parecían imposibles, las misiones que completé sola para que otros pudieran subir de nivel. Todo para nada.
Isabella sonrió, una sonrisa venenosa. "Querida, las cosas simplemente vuelven a su orden natural. No te lo tomes personal."
"Héctor, ¿qué significa esto?", le pregunté, ignorando a Isabella y mirándolo directamente a los ojos.
"Significa que las cosas han cambiado", respondió él, sin una pizca de remordimiento. "Isabella es... Isabella. No hay comparación."
Sentí como si me hubieran abofeteado. "No hay comparación", repitió mi mente. Entonces, ¿qué había sido yo? ¿Una simple sustituta?
Sin previo aviso, una notificación del sistema apareció frente a mí.
[El líder del gremio "El Charro de Oro" ha revocado tu título de "Segunda al Mando".]
Y luego, otra.
[El líder del gremio "El Charro de Oro" ha iniciado una votación para expulsarte del gremio "Los Dorados".]
Miré a mi alrededor. Nadie me defendió. Nadie dijo una palabra. Eran los mismos jugadores a los que había ayudado tantas veces.
"Héctor, por favor... no hagas esto", supliqué, mi orgullo hecho pedazos. Era patética, lo sabía, pero el dolor era tan grande que no me importaba. "Después de todo lo que pasamos..."
Él ni siquiera me miró. "Lo nuestro fue divertido mientras duró, Calavera. Pero hay que ser realistas. Mira a Isabella, y luego mírate a ti. El juego se acabó."
Sus palabras fueron el golpe de gracia. "Mira a Isabella, y luego mírate a ti." Se refería a nuestros avatares. A mi avatar "feo". A la belleza de ella. Todo se reducía a eso.
Una notificación final, brutal y definitiva, brilló ante mis ojos.
[Has sido expulsada del gremio "Los Dorados".]
Y para rematar la humillación, un anuncio recorrió todo el servidor, visible para cada uno de los millones de jugadores conectados.
[Anuncio del Servidor: La jugadora "La Calavera Alegre" ha sido expulsada del gremio "Los Dorados".]
Apenas tuve tiempo de procesarlo cuando Héctor levantó la voz, dirigiéndose a todos los presentes en la plaza. "¡Para celebrar el regreso de mi amada Dama de Rojo, he ordenado una lluvia de fuegos artificiales sobre la capital! ¡Que todo el mundo sepa que ha vuelto!"
El cielo nocturno del juego se iluminó con explosiones de colores, una celebración fastuosa de mi desgracia. Me quedé allí, sola en medio de la plaza, mientras todos vitoreaban a la nueva pareja, sintiéndome la persona más estúpida y humillada del mundo.