Inteligencia imparable: tiene al mundo bajo su control
img img Inteligencia imparable: tiene al mundo bajo su control img Capítulo 6 Primer encuentro
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Capítulo 8 Sus dos hermanos img
Capítulo 9 Las cosas son de quien pague más img
Capítulo 10 Ansiosa por una buena pelea img
Capítulo 11 Doble moral flagrante img
Capítulo 12 Prueba de nivel img
Capítulo 13 Su nuevo grupo img
Capítulo 14 : Eclipsar a Gianna img
Capítulo 15 Difundir rumores img
Capítulo 16 La citación urgente de Ethel img
Capítulo 17 Encuentro inesperado img
Capítulo 18 Ni de lejos img
Capítulo 19 Doscientos mil por la limpieza en seco img
Capítulo 20 Una invitada especial img
Capítulo 21 Jugar al doctor img
Capítulo 22 En busca de ella img
Capítulo 23 Una pastilla milagrosa img
Capítulo 24 Ella es tu amuleto de la suerte img
Capítulo 25 Vestidos nuevos img
Capítulo 26 Hazle modificaciones a su vestido img
Capítulo 27 Las habilidades creativas de Grace img
Capítulo 28 Ser acusada de robo img
Capítulo 29 Una trampa perfectamente planeada img
Capítulo 30 Demostrar su inocencia img
Capítulo 31 Volver a encontrarse img
Capítulo 32 Vívida imaginación img
Capítulo 33 Una damisela en apuros img
Capítulo 34 Tensión en el aire img
Capítulo 35 Exámenes img
Capítulo 36 ¿Qué nombre encabezaría la lista img
Capítulo 37 Calificaciones perfectas img
Capítulo 38 Regalos de cumpleaños img
Capítulo 39 El regalo de Grace img
Capítulo 40 Cáncer de estómago img
Capítulo 41 La doctora Q era Grace Miller img
Capítulo 42 La desintoxicación img
Capítulo 43 Comprobar si los chanchos vuelan img
Capítulo 44 Difamar a Grace por hacer trampa img
Capítulo 45 La admiración por Grace img
Capítulo 46 Darle lo mejor img
Capítulo 47 Un descuento img
Capítulo 48 Hacer el ridículo img
Capítulo 49 Pronto estaré completamente curado img
Capítulo 50 ¿Tiene una imitación img
Capítulo 51 Dominar el juego img
Capítulo 52 Una apuesta img
Capítulo 53 Cortar piedras img
Capítulo 54 Cumplir con la apuesta img
Capítulo 55 La forma en que la miraba img
Capítulo 56 Fiesta de café img
Capítulo 57 Eclipsar a Grace img
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Capítulo 6 Primer encuentro

Una vez que la cena terminó, Rodger y Julia comenzaron a recoger sus cosas, listos para llevar a Grace a su villa; quedarse en la finca familiar era raro incluso para ellos, ya que el lugar estaba reservado únicamente para eventos familiares y grandes celebraciones.

Justo cuando estaban a punto de irse, Ethel los llamó y los guio hacia el interior de una habitación privada.

Sentada en su silla con un porte majestuoso, la anciana golpeó suavemente el suelo con su bastón. "No me opondré a su decisión de adoptar a esta chica, pero hay algo que deberían saber", les dijo, con su voz bajando a un susurro conspirativo. "Los chicos que provienen de orfanatos tienen mala fama porque adoptan la costumbre de robar cosas. Vigilen de cerca sus objetos de valor".

Sin importar cuánto discutiera con ellos, sabía que no podría disuadir a la pareja. Durante años, los había observado colmar de afecto a Gianna, complaciendo todos sus caprichos; en consecuencia, su repentina decisión de adoptar a una huérfana con un pasado oscuro fue demasiado impactante y difícil de asimilar.

Una mueca apareció en el rostro de Rodger antes de responder con un tono firme: "Mamá, Grace ahora es mi hija, así que no toleraré que tú ni nadie vuelvan a hacer esa clase de comentarios".

Julia, quien usualmente hablaba con una voz suave, se sorprendió incluso a sí misma cuando respondió de manera tajante. Sus ojos brillaron intensamente mientras decía: "Suegra, no deberías decir cosas que puedan herir los sentimientos de Grace. Ella no ha hecho nada malo".

Ver a su nuera tan dispuesta a defender a Grace hizo que las sienes de Ethel palpitaran con indignación. Presionando su frente con una mano, los despidió con un gesto: "Es suficiente. Ya váyanse. Me duele la cabeza y necesito un poco de paz".

Al salir de la habitación, Julia soltó un suspiro y preguntó con evidente desconcierto: "¿No has notado que tu madre siempre parece tener dolor de cabeza cada vez que nos ve juntos? Tal vez deberíamos llamar a un médico para que la revise".

Rodger no pudo evitar echarse a reír, apretando suavemente la mano de su esposa; conociendo la naturaleza bondadosa de Julia, sabía que su pregunta no estaba destinada a ser escuchada por Ethel.

"Los dolores de cabeza son comunes a su edad", respondió con una sonrisa cálida mientras guiaba a su esposa hacia afuera.

Grace los estaba esperando parada a un lado del camino; la lluvia que cayó más temprano dejó charcos esparcidos a lo largo de la acera, pero la chica los esquivó todos para evitar que sus zapatos se mojaran.

De repente, el rugido de un motor llenó el aire.

Un Rolls-Royce Phantom de color negro pasó velozmente por la calle, arrojando agua fangosa; las gotas heladas casi empapan a Grace, pero se apartó justo a tiempo, dejando que cayeran inofensivamente a sus pies.

Un chirrido repentino rompió la tranquilidad de la noche cuando el auto lujoso se detuvo bruscamente, quedando a unos cuantos pasos de distancia.

El conductor salió del auto y corrió hacia la chica, luciendo bastante nervioso y con el sudor brillando en sus sienes. "¡Señorita, lo siento mucho! Estaba distraído y no la vi. No fue mi intención...".

Con gentileza Grace respondió: "No pasó nada grave. Solo asegúrese de prestar más atención en el futuro".

Aunque sus palabras fueron mesuradas, su tono contenía una firmeza que no podía pasar desapercibida.

La sorpresa cruzó por el rostro del conductor, ya que no esperaba tanta confianza de alguien con un aspecto tan modesto.

Sin previo aviso, la ventana trasera bajó con un suave zumbido. Luego, una profunda voz masculina cortó el silencio: "¿Le importaría explicar qué fue lo que pasó?".

Al alzar la vista, Grace se encontró con un hombre cuya apariencia atraía cualquier mirada.

Las sombras dentro del vehículo ocultaban la mayoría de sus rasgos angulares, aunque su nariz afilada y sus labios delgados eran imposibles de ignorar.

Sus ojos tenían un brillo tan gélido que se sentía como acero frío presionándose contra la piel de la chica.

Tras lanzarle otro vistazo, las pupilas de Grace se contrajeron levemente al darse cuenta de que él estaba infectado con un veneno raro.

"Señor Pearson, yo tuve la culpa. No la vi cuando pasé por aquí", explicó el conductor, cuyo nerviosismo hizo que su voz se volviera temblorosa.

Sin inmutarse, la elegante mano del hombre se movió ligeramente, y en ese momento el frío brillo de su reloj Patek Philippe captó los últimos rayos de luz.

Fijando su atención en Grace, habló con una sonrisa perspicaz: "Perdón por las molestias, señorita. Dígame cuánto quiere como compensación. Tengo prisa".

Estaba desesperado por encontrar a la doctora Q, una sanadora renombrada, antes de que fuera demasiado tarde.

La irritación hizo que Grace soltara una risa amarga; levantó una ceja y escudriñó al hombre de arriba abajo, con su boca curvándose en una sonrisa burlona. "¿Cuál es la prisa? ¿Acaso tiene miedo de que se le acabe el tiempo que tiene en esta tierra?", respondió con un tono perezoso y provocador.

"No se preocupe. El veneno se mantendrá a raya durante otros seis meses. Si no logra curarlo para entonces...". Dejó que sus palabras flotaran en el aire antes de añadir: "Ningún médico en el mundo podrá curarlo".

Colton Pearson, aún dentro del auto, se tensó en cuanto la escuchó; su agarre en el talonario de cheques se tensó tanto que sus nudillos se pusieron blancos. "¿Qué? Repita eso último que dijo".

¿Ella sabía algo sobre su condición?

"Oh, casi lo olvido". Los ojos de Grace se deslizaron hacia las piernas del hombre, como si algo acabara de hacer clic en su mente. "Usted está lidiando con problemas en las piernas y noches de insomnio".

Se dio la vuelta para marcharse, pero se detuvo el tiempo suficiente para concluir: "Sería prudente que ahorre su dinero. Lo necesitará para su recuperación".

Grace no tenía la intención de alimentar el ego inflado de este sujeto.

"¡Grace, ya vámonos!". La voz de Rodger, tan gentil como siempre, la llamó desde la distancia.

En ese instante, la expresión burlona de la chica se esfumó, siendo reemplazada por una sonrisa brillante y genuina; sin dudarlo, corrió para volver con sus padres adoptivos.

De pie al lado del camino, el conductor se limitó a mirarla, todavía conmocionado por lo que acababa de presenciar

¡Esa chica tenía unos ojos agudos! Todo lo que dijo al parecer tocó una fibra sensible en Colton: su envenenamiento, su parálisis, las noches sin dormir, detalles de su vida de los que casi no se hablaba, incluso entre su propia familia.

Cualquiera lo suficientemente audaz para hablarle de esa manera ya había desaparecido de este mundo.

Colton no apartó la mirada de la chica, observando cómo su figura desaparecía en medio de la noche. Solo después de un prolongado silencio se dio la vuelta y ordenó con una voz tan fría como el viento invernal: "Vámonos".

El Rolls-Royce avanzó, con sus neumáticos zumbando sobre la carretera.

Sentado dentro, Colton contemplaba sus piernas inertes, con sus dedos tamborileando distraídamente sobre la superficie del asiento impecable a su lado. "Quiero saber quién era esa mujer", indicó con un tono inquebrantable y mordaz.

¿Quién era exactamente esta chica? ¿Cómo pudo una desconocida desmenuzar todos sus males con tanta facilidad? ¿Acaso alguien había filtrado información sobre su condición médica? ¿O poseía una habilidad real como sanadora?

Las preguntas nublaron sus ojos, haciendo que su expresión fuera difícil de descifrar.

Hoy pasó por esta parte de la ciudad solo porque escuchó que habían visto por aquí a la doctora Q, emprendiendo de inmediato una búsqueda desesperada. Al final, terminó encontrándose con una chica que era cualquier cosa menos ordinaria.

"Enseguida, señor Pearson", respondió su asistente desde el asiento delantero, empleando un tono respetuoso.

            
            

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