Seducción irresistible: casada por engaño, amada de verdad
img img Seducción irresistible: casada por engaño, amada de verdad img Capítulo 5 No hay vuelta atrás
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Capítulo 7 Ajuste de cuentas img
Capítulo 8 Otra mujer img
Capítulo 9 Un golpe accidental img
Capítulo 10 La última celebración img
Capítulo 11 El rastro ajeno img
Capítulo 12 Un cambio de planes img
Capítulo 13 El descaro de aferrarse img
Capítulo 14 Heridas ignoradas img
Capítulo 15 Al borde del colapso img
Capítulo 16 ¿Dónde estabas tú img
Capítulo 17 La paciente de la cama treinta y dos es mi esposa img
Capítulo 18 Una foto inoportuna img
Capítulo 19 Mi esposa no necesita trabajar img
Capítulo 20 No disponible img
Capítulo 21 Fisuras irreparables img
Capítulo 22 Una trampa calculada a la perfección img
Capítulo 23 Él perdió la cabeza por mí img
Capítulo 24 En esta habitación, no img
Capítulo 25 Me entregas a otra mujer img
Capítulo 26 Quizá el problema sea tu hijo img
Capítulo 27 Has perdido la práctica img
Capítulo 28 No me toques img
Capítulo 29 La acusación img
Capítulo 30 Solo quería una disculpa img
Capítulo 31 Un gesto inútil img
Capítulo 32 La última palabra img
Capítulo 33 El hijo que nunca conoció img
Capítulo 34 El precio de la indiferencia img
Capítulo 35 Una súplica calculada img
Capítulo 36 Bienes conyugales img
Capítulo 37 Una noche de tregua img
Capítulo 38 Un maquillaje delicado para otro hombre img
Capítulo 39 Lágrimas de cocodrilo img
Capítulo 40 Acusaciones sin pruebas img
Capítulo 41 La condena img
Capítulo 42 La cazadora cazada img
Capítulo 43 La trampa se cierra img
Capítulo 44 El peso del silencio img
Capítulo 45 El precio de la impunidad img
Capítulo 46 ¿Crees que has ganado img
Capítulo 47 Alguien como ese img
Capítulo 48 El precio del silencio img
Capítulo 49 La fotografía del beso img
Capítulo 50 La mujer detrás de Victoria Hale img
Capítulo 51 Es nuestro yerno img
Capítulo 52 La hija que criamos img
Capítulo 53 Quiero escucharlo de él img
Capítulo 54 Quiero volver antes img
Capítulo 55 Una invitación forzada img
Capítulo 56 ¿Por qué no estás con Hannah img
Capítulo 57 ¿Qué tipo de vida había llevado realmente img
Capítulo 58 La furia de una madre img
Capítulo 59 El asiento vacío img
Capítulo 60 Vincent y Brinley en un restaurante para parejas img
Capítulo 61 Un regalo voluntario img
Capítulo 62 El valor de ser señora Jones img
Capítulo 63 Un encuentro inoportuno img
Capítulo 64 Una identidad robada img
Capítulo 65 El vestido de novia img
Capítulo 66 El vestido equivocado img
Capítulo 67 La impostora img
Capítulo 68 Campanas de boda img
Capítulo 69 La prueba de identidad img
Capítulo 70 No me interesa trabajar con alguien como usted img
Capítulo 71 Una jugada desesperada img
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Capítulo 5 No hay vuelta atrás

Al escuchar el gemido de una mujer proveniente de la habitación privada, Felix comprendió todo de inmediato y rápidamente apartó a Hannah de allí.

Ella, con la mirada perdida, avanzaba sin rumbo fijo. Él se quedó a su lado, y ambos guardaron silencio durante un largo rato.

"Deberías volver", dijo Hannah en voz baja. "Estoy bien sola".

Felix negó con la cabeza. "Deja que te lleve a casa".

Hubo una pausa antes de que ella cediera. "Está bien".

Era más de medianoche cuando llegaron a la casa de Hannah.

Un solo pensamiento dominaba la mente de la mujer: debía recoger sus cosas e irse. No iba a pasar ni una noche más bajo el mismo techo que Vincent.

Este ya estaba en casa, esperando el regreso de su esposa. Entrecerró los ojos en cuanto reconoció a Felix, el mismo hombre de la fotografía. Su mandíbula tensa delataba su disgusto.

"¿Por qué llegas tan tarde?", le preguntó, pero ella lo ignoró. Pasó a su lado y se dirigió directamente a su habitación.

Felix rio con sarcasmo. "Eres rápido. ¿Te divertiste?".

Vincent no respondió a la inexplicable provocación. Esbozó una sonrisa cortés, pero su voz sonaba gélida. "Gracias por traer a mi esposa a casa". Puso un énfasis especial en las palabras "mi esposa" antes de darse la vuelta.

Felix casi se rio ante aquella desubicada muestra de posesividad. Al final, no dijo nada y se marchó en silencio.

Vincent entró en la habitación y encontró a Hannah metiendo ropa en una maleta. Frunció el ceño, se acercó y le arrebató la maleta. "¿A dónde crees que vas a estas horas?", espetó con voz cortante.

Esa fotografía de Hannah cenando con otro hombre había atormentado a Vincent todo el día. Incluso después de terminar en la oficina, la imagen no se borraba de su mente. Se había apresurado a volver a casa, solo para encontrarla vacía. Y aunque le marcó a Hannah, no obtuvo respuesta. Así que esperó su regreso.

Durante horas, la casa permaneció vacía. Y ahora, cuando por fin volvía, no estaba sola: había regresado con el mismo hombre de la foto, con el que había cenado.

Sin mirarlo, Hannah siguió recogiendo sus cosas. Su tono era glacial. "Eso no es de tu incumbencia".

Con la ira encendiéndose en su mirada, él le sujetó la muñeca con brusquedad. Su agarre era rudo y demasiado fuerte. Ella intentó soltarse, pero no pudo. Pronto aparecieron marcas rojas en su piel y un dolor agudo se extendió por su brazo.

Al darse cuenta de lo que había hecho, él se contuvo y murmuró: "No fue mi intención".

Hannah temblaba, con la mente inundada por las escenas evocadas por los gemidos de Brinley: imágenes de Vincent haciendo el amor con su amante. La repulsión y la rabia la invadieron. Lo apartó con un fuerte empujón. "Quítate de en medio. Me mudo".

Él frunció el ceño, confundido. "Este es tu hogar. ¿A dónde piensas ir?".

Una risa hueca escapó de sus labios mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Se las secó rápidamente y su voz bajó a un susurro. "Este lugar dejó de sentirse como un hogar en el momento en que dejaste entrar a Brinley".

Vincent se puso rígido, comprendiendo de inmediato a qué se refería. La frustración hervía en su interior mientras fruncía el ceño. "Le estás dando demasiadas vueltas. Ya te dije que no hay nada entre nosotros. Si de verdad la odias tanto, la mantendré alejada. Se acabó. No volverá a poner un pie en esta casa".

Vincent la rodeó con sus brazos por la espalda, atrayéndola hasta que la espalda de ella quedó contra su pecho. Su abrazo era firme, casi desesperado.

La mirada de Hannah se volvió gélida. Lo había sorprendido con Brinley tres veces. ¿Y todavía esperaba que le creyera? Ridículo.

Ella intentó liberarse, pero él la sujetó con más fuerza. "Suéltame", dijo con una voz glacial y cortante.

Su agarre solo se hizo más fuerte. "No. No vas a dejarme. Nunca".

Enfrentarse a Vincent nunca la llevaba a ninguna parte. Ella lo sabía muy bien. No había forma de ganar en una confrontación directa. Así que dejó de resistirse. Relajó los hombros y suavizó la voz hasta convertirla en un susurro. "Está bien, tú ganas. Me quedo. Solo suéltame".

Vincent se movió para mirarla de frente, aflojando su agarre lo justo, pero aún mantenía los brazos alrededor de su cintura, con el rostro hundido en el hueco de su cuello. Le encantaba abrazarla así.

Pero entonces, un pensamiento indeseado lo carcomía. La imagen del hombre que había traído a Hannah a casa no se le iba de la cabeza. Su tono se volvió frío. "¿Quién era exactamente el tipo que te trajo?".

Sin dudar, Hannah respondió con un tono indiferente. "Solo un amigo", dijo mientras se apartaba lentamente de su abrazo.

El agarre del hombre solo se hizo más fuerte mientras la sospecha se apoderaba de él. Su voz se hizo más grave. "Qué curioso, no recuerdo que me lo presentaras".

Ella no respondió. Vincent rara vez se interesaba por los detalles del mundo de ella. Durante tantos años, él había sido el centro de su vida, y nunca al revés.

Al percibir su cambio de humor, Vincent intentó desviar la conversación. "Cuando las cosas se calmen, vayámonos de viaje. Para despejarnos... y tal vez intentar tener un bebé".

En el pasado, escuchar esas palabras habría hecho inmensamente feliz a Hannah. Sin embargo, ahora esas palabras no le decían nada. Lo había engañado para que firmara el acuerdo de divorcio sin que él se diera cuenta. Solo quedaban veintitrés días para el septuagésimo cumpleaños de la abuela de él. Una vez que terminara la celebración, ella se iría de su mundo para siempre.

Hannah solo dio una respuesta suave y evasiva.

Los dedos de Vincent recorrieron el contorno de su dedo anular, ahora desnudo. Una leve marca se distinguía donde antes había estado su anillo de bodas. "¿Te quitaste el anillo?".

Hannah zafó la mano. "Lo perdí por accidente", contestó con una voz que era apenas un susurro.

Sin desanimarse, Vincent volvió a tomarle la mano y pasó el pulgar por la ligera marca en su dedo anular. "Han pasado años. Quizá sea hora de rediseñar los anillos. Dime qué estilo te gusta y encargaré que preparen algunos bocetos".

Nada en la conversación le interesaba a ella. "Mejor hablamos de eso después", dijo para evitar el asunto. Lo empujó suavemente y endureció el tono al recordar que él se había acostado con Brinley. "Deberías darte un baño".

Una sonrisa cruzó el rostro de él mientras la acercaba de nuevo. "¿Por qué no vienes conmigo? Ha pasado una eternidad desde la última vez que nos bañamos juntos".

Ella dio un paso atrás y negó con la cabeza, con palabras deliberadamente engañosas. "Ve tú. ¿No dijiste que deberíamos intentar tener un bebé?".

"Está bien", respondió Vincent, y comenzó a aflojarse la corbata mientras desaparecía en el baño.

En cuanto la puerta se cerró, Hannah agarró su teléfono. Marcó el número de su mejor amiga, Rena Brown. "¿Puedes venir a buscarme?".

En menos de diez minutos, las luces de un auto destellaron en la entrada. Rena había llegado. Hannah ya no se molestó en seguir empacando. Solo agarró la carpeta con documentos de la empresa antes de salir por la puerta.

Cuando Vincent salió finalmente del baño, con el cabello aún goteando, solo encontró una habitación vacía. Su esposa se había marchado.

            
            

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