Capítulo 2 Acusaciones

Cuando Vivian entró en la habitación de Estefanía, puso una mueca de burla. "Estefanía, si yo fuera tú, me divorciaría de Erik de inmediato. No es ningún secreto que no te ama".

Estefanía frunció el ceño. "¿Y qué si no me ama? Mientras estoy casada con él, sigo casada con él".

"No seas tan arrogante", dijo, recorriendo la habitación con la mirada. "¿Qué pasaría si me lastimara aquí? ¿Cómo crees que reaccionaría Erik?".

Estefanía sabía que, en ese caso, Erik no la apoyaría. "¡Vete!", exigió.

"Tres años es demasiado tiempo para esperar, y vine a decirte que ya no esperaré más". Vivian sonrió, satisfecha.

"¿A qué te refieres?", preguntó Estefanía con creciente inquietud.

De repente, Vivian se dio la vuelta, agarró una cuchilla para cejas y se la clavó en el abdomen.

"¡Estefanía, quiero tu vida!", declaró.

Estefanía sintió que la sangre se le helaba en las venas. "¡Vivian!", exclamó. "¡¿Qué diablos estás haciendo?!".

La sangre corría de los labios de Vivian mientras su mirada se posaba detrás de Estefanía. "Lacey, ayúdame...", susurró con un hilo de voz.

Un rato después, en el hospital.

Cuando Erik llegó, el médico acababa de salir de la sala de urgencias.

"El riñón de la paciente está roto. ¡Necesita un trasplante de inmediato!".

Erik se volvió hacia su esposa y la confrontó con furia. "¿Cómo pudiste ser tan cruel?".

Luego la empujó con fuerza, haciéndola tambalearse hacia atrás. "No fui yo. Ella se lo hizo a sí misma...", murmuró Estefanía.

Erik la presionó aún más. "¿Estás insinuando que Vivian se apuñalara a sí misma?".

"¡Estefanía! Yo lo vi todo", sollozó Lacey. "Vivian, al verte molesta, fue a tu habitación a disculparse, ¡y tú la atacaste! Si no hubiera intervenido, Vivian ya estaría muerta".

El médico se impacientó. "¡Su condición es crítica!".

Lacey señaló a Estefanía, recordando algo. "¡Tú le debes un riñón a Vivian!". "Tiene un tipo de sangre universal. Seguro que es compatible".

Erik se le acercó, con una mirada penetrante.

Estefanía sacudió la cabeza con vehemencia. "Tú... mantente alejado de mí".

"Doctor, realice la prueba de compatibilidad en ella", ordenó Erik.

"No... Soy inocente... Yo no la apuñalé...", Estefanía luchaba por alejarse.

Pero Erik no estaba solo. Con un gesto de su cabeza, sus guardaespaldas avanzaron.

"¡Erik!", gritó. Estefanía reunió un resto de fuerza, empujando al guardaespaldas que tenía delante. "¿De verdad vas a quitarme el riñón para compensar a Vivian?".

"Tú la heriste, así que es justo que lo enmiendes", respondió él con frialdad.

"¿Me estás condenando sin ninguna prueba?", preguntó ella, con el corazón destrozado por la angustia.

Erik frunció el ceño. "¿Crees que mi hermana me mentiría? ¿Y el médico también miente?".

Estefanía se burló con frustración. En tres años, no era la primera vez que Vivian había conspirado, ni la primera que Lacey la intimidaba. Y, como siempre, Erik siempre elegía creer a todos menos a ella.

"Erik, vamos a terminar esto con un divorcio".

"¿Ahora te arrepientes?". El tono de Erik destilaba desprecio.

Estefanía endureció su expresión. "A partir de este momento, ¡hemos terminado! Si quieres casarte con Vivian o con cualquier otra, ya no es mi problema".

Erik sonrió con desdén. "Quieres el divorcio, está bien. Pero primero, pagarás por tus acciones".

Estefanía mantuvo la mirada firme. "He soportado tanto porque te amaba, Erik. Pero ahora veo lo tonta que fui al enamorarme de ti. ¿De verdad crees que puedes reclamar mis órganos? ¡Vete al diablo!".

No podía creer. ¿Que la mujer que había perseguido a Erik incesantemente realmente recurriera a hacerse daño a sí misma solo para incriminarla?

"¡Apártense!".

Apartando al médico de un empujón, irrumpió en la sala de operaciones.

Dentro, Vivian estaba acostada en la mesa de operaciones, charlando con una enfermera.

"Así que de verdad deseas mi muerte", dijo Estefanía con frialdad.

"Estefanía...", balbuceó la otra, palideciendo.

¡Bofetada!

Estefanía golpeó a Vivian con todas sus fuerzas.